—Fidel, ¿ha llegado la hora cero?
—Sí, doctor —dijo Fidel—; es la hora cero.
—Te felicito, exclamó Mario Muñoz más entusiasmado.
—¡Qué fecha has escogido! ¡Hoy cumplo 41 años, y los pongo en tus manos, que tienes 26! Y abrazó al líder del asalto de los sucesos del 26 de julio de 1953.
Ese mismo día en que cumplía 41 años entregó su generosa vida por la libertad de Cuba Mario Muñoz Monroy. Fue tomado prisionero y alevosamente asesinado por la espalda cuando era conducido del Hospital Civil al Cuartel Moncada.
En su alegato La historia me absolverá, al denunciar los crímenes cometidos por la soldadesca el 26 de julio de 1953 y los días siguientes, Fidel expresó: «El primer prisionero asesinado fue nuestro médico, el doctor Mario Muñoz, que no llevaba armas ni uniforme y vestía su bata de galeno, un hombre generoso y competente que hubiera atendido con la misma devoción tanto al adversario como a su amigo herido. En el camino del Hospital Civil al Cuartel le dieron un tiro por la espalda y allí lo dejaron tendido boca abajo en un charco de sangre».
Mario partió hacia Santiago de Cuba en su automóvil. En algún lugar antes de llegar a Placetas recogió a Julio Reyes Cairo. Eran las 12 de la noche cuando Fidel y Abel pasaron revista a los hombres en la Granjita Siboney. Faltaban los carros de Gildo Fleitas y Mario Muñoz. Este último no preocupaba al dirigente, solo había que irlo a recoger. Se dirigió con Abel y Pedro Trigo hasta la Plaza de Marte, en Santiago.
Abel continuó en busca del médico. Regresó al mismo sitio seguido por el auto de Mario. Ya Fidel estaba de nuevo allí, luego de realizar algunas diligencias. Cuando el revolucionario vio al líder del movimiento se fundió con él en un abrazo. Y a continuación sostuvieron el diálogo que inicia este trabajo que, aunque muy repetido en la literatura histórica, no puede estar ausente en ningún instante cuando se recuerde el momento.
Un adelantado
El doctor Mario Muñoz Monroy nació en la ciudad de Colón, provincia de Matanzas, en la calle San José No. 64, en 1912, por lo que ahora se recuerda su centenario.
Fue uno de los más grandes hombres que ha dado a la historia esa población matancera. Cursó los primeros estudios en la escuela Luz y Caballero, de Colón, y a finales de 1930 había matriculado ya en el Instituto No.1 de Segunda Enseñanza, de La Habana, cuando el tirano Gerardo Machado ordenó suspender las clases en esos centros y en la Universidad. Heriberta Martínez, quien fuera su maestra, lo recordaba como un estudiante excelente, muy aplicado y cumplidor de sus responsabilidades escolares.
Regresó a Colón y se convirtió en un ferviente ayudante de su padre en el estudio fotográfico; se vinculó estrechamente a la lucha revolucionaria contra el Asno con garras y participó en actos de repudio y en sabotajes, a la par que colaboró con la primera emisora de radio que existió en Colón, en 1931, la CMGI «La voz de la Casa Grande». Lo hace como locutor, pero también interpreta algunas canciones de la época como solista.
El periódico La defesa, publicado en Colón con fecha 4 de febrero de 1933, en la sección Notas de sociedad refiere: «En la trasmisión efectuada en la noche del día 30 en la Estación CMGI de la Casa Grande, escuchamos el tango argentino Blancas Margaritas cantado por Mario Muñoz, popular anunciador de la mencionada estación y, acompañado al piano, con el acierto acostumbrado, por Oscar Valdés».
El 12 de agosto de 1933 se desploma la dictadura de Gerardo Machado ante el empuje popular. El cuarto y último año de bachillerato lo finaliza Mario en el curso 1933-1934. Aquella colaboración con la naciente radio comercial en su pueblo natal le abre una fuerte inspiración por el medio.
Graduado de médico en 1942 y establecido en Colón, interioriza sus conocimientos en radiodifusión, y aunque la CMGI ya no existía estudia profundamente la electrónica y construye una planta de onda corta que sale al aire en 1949 con el indicativo de CM5MM, con certificado Clase B y ostentando posteriormente, en 1950, el de clase A.
En 1950, cuando se realizaban las pruebas para instaurar la televisión en Cuba, el primer reporte de la señal de CMQ-TV recibido en sus estudios, en La Habana, fue enviado desde Colón por el doctor Mario Muñoz, gracias a sus conocimientos de fotografía y con la colaboración de los choferes de los ómnibus nacionales de la época.
Su planta de radioaficionado contaba con licencia No. 510, expedida por el Ministerio de Comunicaciones el 6 de octubre de 1952 y prorrogada hasta el 30 de junio de 1955. La planta original se encuentra hoy en el Museo de la Revolución y existe también una réplica en la Casa de los Mártires del Moncada, en la que fue su vivienda y consultorio en la calle que hoy lleva su nombre.
Esa inclinación por los aspectos de la radiodifusión le permitieron también a Mario construir dos plantas transmisoras de radio, dedicadas a la lucha revolucionaria, a raíz de sus contactos con Fidel.
Héroe de alturas
A finales del año 1944 un grupo con desahogada posición económica, entre ellos Mario y su padre, crearon el nombrado Patronato del Aeropuerto de Colón, para la construcción, regulación y mantenimiento de una terminal aérea en las cercanías de la ciudad.
El aeropuerto fue inaugurado el domingo 29 de abril de 1945 con la presencia del precursor de la aviación en Cuba, Domingo Rosillo, que fue condecorado con una medalla conmemorativa acuñada para la ocasión por el entonces alcalde José Manuel Gutiérrez Planes.
Dicho aeropuerto permitió que a fines de 1945 la Compañía Cubana de Aviación realizara vuelos diarios Colón-Habana, Colón-Varadero, Colón-Cienfuegos. Al triunfo de la Revolución —ya con el nombre de Mario Muñoz— prestó servicios hasta 1989, cuando se construyó una mejor instalación aeroportuaria muy cerca de la primera, pero ya dedicada a labores de la aviación agrícola.
En el mismo año 1945 el doctor Muñoz había sido electo presidente del Aéreo Club de Colón, entidad creada por su iniciativa. En sociedad adquirió a finales ese año un avión marca Aeronca. Se iniciaron entonces labores de construcción de un hangar para el estacionamiento de la nave.
Sus deseos de pilotear lo condujeron a La Habana, donde contrató los servicios del instructor César Leonard, quien fue a Colón para impartirles clases a él y a otros alumnos interesados. El día 4 de enero de 1946 obtuvo la licencia de piloto aviador civil clase 1-C (privado), identificada con el número 274. Contaba entonces con 33 años de edad.
Meses después Mario y Marceliano, su padre, compraron una avioneta Air Coupe, a la que se expidió la matrícula CUN 16. Marceliano, que ya contaba con 62 años, había obtenido también su licencia y volaba con él a menudo, aunque Mario nunca le permitió despegar ni aterrizar.
En el pasaporte de Mario consta que entre 1947 y 1950 realizó cuatro viajes a la Florida, Estados Unidos, donde, según su hermano Roberto, que lo acompañó en uno de ellos, iba a visitar al amigo de la familia José Antonio Silva, el pastor bautista que había sido director del Colegio Martí y entonces residía en Tampa en funciones eclesiásticas.
De nuevo al combate
Eduardo Chibás fue el inolvidable líder del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) que fundó en 1947 con el lema central de: ¡Vergüenza contra dinero! La honestidad del jefe de ese Partido atrajo la atención de Mario, quien no vaciló en afiliarse al mismo, luego de leer su análisis sobre el saldo del Gobierno auténtico que publicó la revista Bohemia el día 10 de octubre de 1948.
Al tener lugar el golpe de Estado de Fulgencio Batista Zaldívar, el 10 de marzo de 1952, Mario es de los primeros en oponerse al régimen de facto. Ese día le comentó a su compañero Gustavo Hernández: «¿Qué te parece?, otra vez el jinete metido en Columbia; tenemos que hacerle la vida imposible».
El preámbulo del Moncada
Según su hermano Roberto Muñoz y otros amigos cercanos, en los días anteriores a la partida se le veía alterado y manifestaba constantemente en el seno familiar: «A Batista no se tumba con elecciones, sino con las armas». Desde el 23 de julio comenzó a dejarlo todo en orden.
Su tarjeta de crédito correspondiente a la cuenta No. 332 del Banco Areces, de Colón, tiene tres deudas saldadas a particulares en ese día. El siguiente día fue muy agitado. Visitó dos veces a Bartolomé Soler y le explicó que iba a una misión peligrosa, y le pidió que si algo le pasaba velara por Dinorah (su esposa) y por las niñas.
A la hora del almuerzo fue al estudio fotográfico del padre, pues lo hacía diariamente para conversar de política y de otros temas de actualidad que suscitaban el interés de ambos, al tiempo que ayudaba en el negocio. En esa ocasión le expresó al padre que iba a La Habana para participar en un acto público contra Batista.
El sábado 25 de julio de 1953, aproximadamente a las seis de la mañana, el auto donde viajaba Fidel hacia Santiago de Cuba se detuvo en la gasolinera de Colón, situada en Máximo Gómez esquina a Calixto García, donde lo esperaba Mario. Los compañeros del líder de la Revolución permanecieron allí mientras él se alejaba con el médico, presumiblemente hasta la casa de este.
Encuentro con la historia
Al triunfo de la Revolución, en su avance hacia La Habana, cumpliendo órdenes de Fidel, Camilo Cienfuegos hizo un alto en Colón para visitar al padre y hermano del inolvidable Mario.
Hoy Colón se prepara para rendirle homenaje, al cumplirse este 26 de julio el centenario de su nacimiento en esa ciudad, donde su ejemplo vive eternamente en cada obra de la Revolución, y donde se levantó al servicio del pueblo el primer hospital construido completamente por el poder revolucionario a raíz del triunfo y que lleva su glorioso nombre.
Fuentes: Eduardo Marrero Cruz y Miriam Hernández González. El médico del Moncada. Ediciones Verde Olivo. Año 2000, Cuba, y Caballero Vidal, Heriberto Antonio. La Radio en Colón (1933–1987). Trabajo de Diploma. Universidad de La Habana. Cuba. Año 1987.