Discurso del Dr. José Angel Portal Miranda, Ministro de Salud Pública, en el Acto de Graduación de la Escuela Latinoamericana de Medicina, 23 de julio de 2019.
Estimados miembros de la Presidencia.
Profesores, trabajadores, familiares y amigos.
Distinguidos invitados que nos honran con su presencia en esta graduación.
Queridos Graduados:
Cuando el 15 de noviembre de 1999, se inauguraba la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), surgía una de las instituciones más emblemáticas a nivel mundial, en materia de solidaridad y hermandad entre los pueblos.
La idea de un programa integral de salud y de una escuela sin fronteras, nació de dos potentes huracanes que castigaron al Caribe y Centroamérica, causando un extraordinario número de víctimas y daños materiales incalculables, a los países y las personas. Desde entonces, la ELAM ha sido un símbolo de lo que juntos se puede alcanzar.
En esa histórica ocasión, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, denunció la escasez de médicos y de otros profesionales de la salud que enfrentaba el mundo, tema aún no resuelto después de dos décadas. En ese momento, sentenció: “los que van a morir no pueden esperar”.
Hoy, la mitad del mundo carece de acceso a servicios de salud esenciales. La escasez de personal sanitario y su distribución geográfica desigual, constituyen importantes obstáculos para el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la salud.
Solo cinco de los 49 países de ingresos bajos, superan el umbral de los 23 médicos, enfermeras y parteras por 10 mil habitantes. Por otra parte, en las 47 naciones de África subsahariana, sólo existen 168 escuelas de medicina, 24 países tienen sólo una escuela.
En ese contexto, Cuba se destaca por su indicador de médicos por habitantes, (9,0 por 1000) con más de 100 mil médicos activos, que garantizan la cobertura total de salud en el país y a su vez, contribuyen a mejorar la de otros muchos países del mundo.
Estimadas compañeras y compañeros:
La formación de recursos humanos no solo competentes, sino también preparados científicamente, que tengan como esencia al hombre y que respondan a los intereses de las grandes poblaciones, es indispensable para lograr una cobertura universal en salud. Las universidades médicas cubanas aseguran tales requisitos y garantizan el encargo social para lo cual se formaron.
Gracias al principio martiano de ver y sentir a la Patria como la humanidad toda, ese mismo principio solidario que nos inculcara Fidel, estos centros acogieron desde los primeros años de la década del 60 del pasado siglo, a cientos de estudiantes de otras nacionalidades, principalmente de África, América Latina y el Caribe. Más tarde, la ELAM se convertiría en la casa que abrió los brazos a miles de jóvenes pobres y sin recursos, que pudieron hacer realidad su sueño, el de sus familias, amigos y comunidades, convirtiéndose en excelentes profesionales de la salud, dispuestos a ir siempre donde más se necesite.
Lo que hace décadas parecía increíble, se convirtió en realidad en esta pequeña y bloqueada Isla del Caribe, donde se hace posible la formación de profesionales de alta calidad para el Tercer Mundo.
Fidel, en el discurso de inauguración de la ELAM, en ocasión de la IX Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en La Habana, el 15 de noviembre de 1999, explicó que esta era apenas, “una modesta contribución de Cuba a la unidad e integración de los pueblos”.
Por eso, la misión de la ELAM, ha sido siempre contribuir a la satisfacción de las demandas crecientes de médicos, con alto nivel académico y científico, que contribuyan al cuidado de la salud de sus pueblos.
Estimadas compañeras y compañeros:
La cifra histórica de graduados de otras nacionalidades en Cuba, en las carreras de Ciencias Médicas, asciende en este año a 37 mil 333 jóvenes de 141 nacionalidades, de los cuales más del 96% son médicos. (36 196)
Hoy realizamos la Graduación Número 15 de la ELAM, en la que se gradúan 500 nuevos médicos de 84 países, con la cual este centro arriba a 29 mil 639 graduados de 115 naciones, guardianes de la salud de poblaciones necesitadas.
Los jóvenes egresados de esta institución, dedican su mayor esfuerzo a la organización de los servicios de salud de sus países, brindan atención médica en consultorios, postas médicas, hospitales, centros de higiene y también dirigen diferentes instituciones en municipios y provincias. Otros han llegado a ser Ministros de Salud en sus naciones, asumen diversas responsabilidades de gobierno o se han inclinado al área de la investigación, contribuyendo decisivamente en el avance de la salud de sus países. La mayoría ha concluido sus estudios de postgrado, tanto de especialidades, como maestrías y doctorados, con excelentes resultados.
Todos muestran un elevado desempeño en el cumplimiento de su labor, de lo cual nos sentimos muy orgullosos. Cuba ha visto el crecimiento personal y profesional de sus hijos – sin importar de donde son o a donde vayan – los que ha ayudado a formar, a hacerse mejores mujeres y hombres, seres humanos que saben bien que “el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”.
A ello se le adiciona, como complemento de una única estrategia de cooperación internacional de Cuba en el campo de la salud, nuestra labor incansable en el exterior. En especial, las misiones del Programa Integral de Salud, surgidas al calor de aquellos días del paso de los Huracanes George y Mitch, que han permitido nuestra presencia en muchos lugares alejados de este mundo, donde nuestros colaboradores han dejado una huella imborrable en el tiempo.
Más de 400 mil trabajadores han cumplido misiones en 164 países, llevando los mejores saberes, las mejores prácticas y el más elevado desempeño integral, técnico-profesional-ético y de competencias generales, a los más disímiles lugares de los cinco continentes.
Destaca la labor de nuestro Contingente Henry Reeve, con el desarrollo de 28 misiones y una ejemplar conducta de las mujeres y hombres que lo integran, especialmente, la labor de las brigadas cubanas que combatieron el Ébola en el África occidental, a riesgo de sus propias vidas.
A todos ellos solo los motivó el amor y el compromiso con personas humildes y necesitadas que requerían de ayuda especializada.
Queridos Graduados:
Con este acto concluyen sus estudios y recibirán sus títulos de Doctores en Medicina.
Les convoco a ser siempre fieles a los principios con que se formaron en esta noble y sacrificada profesión. Que el espíritu de solidaridad sea tan profundo en ustedes, que no se borre nunca. Que los distinga su nobleza en el actuar, el sentido del bien y la utilidad de la virtud.
Una de sus colegas, una joven guatemalteca graduada en esta maravillosa escuela, el día del cumpleaños 91 de nuestro querido Fidel, escribió y cito: “Porto con orgullo esta bata blanca, que me identifica como egresada de la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba, integrante del ejército de batas blancas, la mejor idea emanada de sus pensamientos. Y quise hoy, vestirme de verde olivo, porque ahora yo también SOY FIDEL”. Fin del mensaje.
“¡Gloria a esa juventud, a los nuevos salvadores de vidas, que elevan la noble profesión de médicos a los más altos niveles de consagración y ética que ha conocido el mundo! Ellos encarnan el tipo de médicos que miles de millones de personas pobres requieren con desesperada urgencia”, diría el propio Fidel.
Que sirvan entonces, estas palabras, de guía en su actuar, dondequiera que les toque servir como profesionales formados en el más alto concepto del humanismo, altruismo y entrega sin límites al que sufre, al que padece, al más débil, al más necesitado. Estén siempre orgullosos de la escuela que los formó.
Con su desempeño cotidiano dejen impreso el sello de la ELAM, como sinónimo de excelencia profesional y solidaridad humana. Siéntanse orgullosos del resultado del sacrificio y la entrega con que llegaron a este día, con el que apenas comienza un nuevo camino. Felicidades también a sus familiares, a sus amigos, a sus vecinos y no los defrauden nunca.
Dondequiera que estén, ustedes también son Cuba y siempre irán por más, seguros de que nos veremos por esos remotos parajes de este mundo, teniendo como guía aquella alerta de Fidel y cito: “Lo más importante habrá de ser su consagración total al más noble y humano de los oficios: salvar vidas y preservar salud. Más que médicos, serán celosos guardianes de lo más preciado del ser humano; apóstoles y creadores de un mundo más humano”.
Muchas Felicidades y ¡Hasta pronto!
Muchas Gracias.
Edición: MSc. Dra. Patricia Alonso Galbán