Se impone que la cooperación internacional refleje esa necesaria hermandad entre las naciones y entre los profesionales de la salud y las personas para que sean atendidas con espíritu generoso, ya sean unas o millones.
La III Convención Cuba Salud 2018, celebrada desde el 23 al 27 de abril, ha concluido sus sesiones en las que participaron más de 2 800 delegados de más de 90 países, y 190 firmas de 32 naciones en la Feria Comerciales.
Hay que confesar que estamos acostumbrados a las buenas noticias sobre el desarrollo de la medicina cubana en el país y en el mundo. Esta vez en voz del director general de la OMS y de la directora de la OPS se valoró y enalteció el modelo de salud desarrollado por Cuba para satisfacer las necesidades propias y la contribución que ha realizado al mundo, pues “Cuba, además, está siempre presta a cooperar con otros países en la arena internacional. Tiene mucho que brindarle al mundo, y, sin exagerar puedo decir que es el mejor modelo y ejemplo para mostrar lo que ha hecho en el terreno de salud para todos.”
Las intervenciones respectivas de esos altos funcionarios de la organización mundial (OMS) y regional (OPS), así como aquellas diversas en las voces de los representantes de las delegaciones de los países presentes, con rangos de ministros, viceministros, directores, otros funcionarios de los diferentes niveles y delegados simples, reflejaron la unanimidad en la admiración por las metas alcanzadas por Cuba y el agradecimiento por la cooperación brindada a través de brigadas y contingentes de profesores, médicos, estomatólogos, enfermeros y tecnólogos de la salud, favoreciendo la atención de millones de personas en esos países, y trabajando en las condiciones más difíciles y en los sitios más inhóspitos, para atender, generalmente, a las poblaciones más pobres y desvalidas.
Participar y escuchar las miles de experiencias en todos los campos de la salud, emociona y testimonia, por ejemplo, lo que planteamos en un artículo de fecha 3 de julio de 2013, titulado Sí, tenemos muchos y buenos médicos en Cuba, en ocasión de la campaña internacional orquestada contra la participación de los profesionales cubanos en el proyecto MÁS MÉDICOS (Mais médicos) entre la OPS, Brasil y Cuba. Sólo el balance de los numerosos resultados presentados por la parte brasileña, serviría para validar la experiencia extraordinaria de la denominada cooperación Sur-Sur.
Se afirmaba entonces, 2013, “no puede faltar que, de vez en cuando, tengamos que soportar las campañas que orquesten los enemigos del proceso revolucionario cubano para desacreditar la labor y competencia reconocidas de los médicos y otros profesionales de la salud cubanos, tomando como pretexto una u otra circunstancia.”
“El modelo de formación de médicos y otros profesionales de la salud en Cuba se sustenta en una estrategia desarrollada y puesta en práctica, dentro y fuera del país, durante más de cincuenta años.
En síntesis, se ha caracterizado por procurar satisfacer las necesidades urgentes nacionales y, a la vez, en la medida de lo posible o supuestamente imposible, brindar una ayuda solidaria a otros pueblos; por abrir las puertas universitarias a los hijos de todos los estamentos de nuestra sociedad y, como complemento solidario, acoger como propios a los hijos de los sectores humildes de otros pueblos del mundo; por poner en práctica planes de estudio sucesivos, o procesos de perfeccionamiento de los vigentes en cada época, acorde con el desarrollo de las ciencias médicas, las tendencias modernas en el campo de la pedagogía y la evolución de las concepciones más justas y eficientes en la salud pública; por la ruptura con los métodos dogmáticos, elitistas y enciclopedistas en la enseñanza, y divorciados, en gran medida, de las necesidades y las realidades de las sociedades; por la búsqueda incesante de una mejor articulación con los niveles de enseñanza precedentes y la enseñanza posgraduada continuada; por contemplar en el perfil del egresado, como parte de los estudios de especialización o de entrenamientos específicos, la necesaria introducción y complementación de aquellos conocimientos o prácticas que aconsejen o demanden la situación de salud nacional o la propia, en dependencia del área geográfica, de aquellos países donde ejercen la misión médica nuestros profesionales; por la integración de la ciencia y la conciencia en el proceso formativo de nuestros profesionales, que les permite respetar, valorar y compartir las disímiles culturas de los pueblos a los que brindan sus servicios; por el desarrollo, cada vez con mayor envergadura, de la colaboración en la formación de médicos en muchos países; por la integración del sector de la salud con los planes de investigaciones en todos los campos científicos de avanzada, como son, entre otros, la biotecnología, la farmacéutica y las nuevas tecnologías.
En los primeros años del triunfo de la Revolución, el Comandante Ernesto Guevara, definió magistralmente el pedido que el Gobierno Revolucionario hacía a las universidades cubanas y que debía concretarse con urgencia y como un mandato irrenunciable para el futuro.
“Y, ¿qué tengo que decirle a la Universidad como artículo primero, como función esencial de su vida en esta Cuba nueva? Le tengo que decir que se pinte de negro, que se pinte de mulato, no sólo entre los alumnos, sino también entre los profesores; que se pinte de obrero y de campesino, que se pinte de pueblo, porque la Universidad no es el patrimonio de nadie y pertenece al pueblo de Cuba, y el pueblo que ha triunfado, que está hasta malcriado en el triunfo, que conoce su fuerza y se sabe arrollador, está hoy a las puertas de la Universidad, y la Universidad debe ser flexible, pintarse de negro, de mulato, de obrero, de campesino, o quedarse sin puertas, y el pueblo la romperá y él pintará la Universidad con los colores que le parezca”.
“Además, nunca debemos olvidar que la Revolución cubana, por la fuerza de su ejemplo, no actúa solo aquí, internamente, y que sus deberes están más allá de las fronteras de Cuba: el deber de ser sensibles ante todas las miserias del mundo, ante todas las explotaciones y las injusticias; el deber que sintetiza Martí en una frase (…): “Todo hombre verdadero debe sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre”.
Consecuente con las ideas de Fidel Castro delineadas desde el heroico Asalto al Cuartel Moncada, las necesidades del país y la voluntad del Gobierno Revolucionario y del pueblo, la ley de la Reforma de la Enseñanza Superior, firmada el 10 de enero de 1962, trazó como fines de la Universidad los siguientes: Formar profesionales de nivel superior en el número y calidad que demanden las necesidades del país;. (…) fomentar el intercambio científico y cultural entre Cuba y los demás países del mundo. (…) La salud es uno de los aspectos más importantes del bienestar material del hombre. La sociedad necesita médicos y enfermeras, necesita clínicas y hospitales, en los que la ciencia más avanzada esté al servicio de todo el pueblo. (…) El conjunto de principios acordados –señala la Ley de Reforma Universitaria- debe conferir a la institución universitaria, una vez provista de idóneo elemento humano, una base funcional eficiente a un “espíritu”, es decir, una actitud, una conciencia colectiva, una sensibilidad y una voluntad de servir a la cultura, a la Patria y al mundo.”
El hecho de que los indicadores de la formación de los recursos humanos y de la situación de salud de la población cubana, hayan alcanzado los niveles que un día vaticinara y proclamara Fidel para que Cuba se convirtiera en una potencia médica, son reflejo de la lucha de Cuba, a nivel nacional e internacional, para garantizar el derecho humano a la vida, en primer término, para complementar la vida con el derecho a la salud, en forma universal y gratuita, en segundo término, para asegurar una calidad de vida como elemento indispensable del bienestar general de hombres, mujeres, niños, adultos y ancianos.
De modo que los que ayer y aún hoy, abroquelados en su formación elitista, sus intereses gremiales egoístas y en sus prejuicios clasistas, atacan a los médicos cubanos por estas o aquellas razones, junto a aquellos que torpedean los fines nobles de la cooperación médica internacional, en la teoría y la práctica han sido derrotados. La experiencia de las misiones médicas cubanas en muchos países del orbe les han otorgado, más que la calificación de aprobado, un certificado de excelencia a estos profesionales generosos, que también han demostrado, dentro y fuera del país, que saben brillar por sus resultados, su talento, sacrifico. y solidaridad.
Tal vez cabe añadir que también es verdad –sépanlo las clases elitistas y exclusivistas- que en todas partes los pueblos aprenden a diferenciar lo que es bueno y lo que es malo, que los pueblos un día despiertan o se cansan y conocen su fuerza y se saben arrolladores, y que un día pueden tocar a las puertas de las universidades, para pintarse de blanco, de negro, de mulato, de indio, de obrero, de campesino, o se quedará sin puertas, y los pueblos las romperán y ellos pintarán la Universidad con los colores que les parezca..Y también inventarán y fundarán las nuevas universidades que den solución a sus necesidades.
Mientras tanto, en una coexistencia realista de los modelos de salud imperantes en los diferentes países, regidos por estrategias universales para garantizar la salud de los pueblos y alcanzar las metas establecidas globalmente, se impone que la cooperación internacional refleje esa necesaria hermandad entre las naciones, y entre los profesionales de la salud y las personas para que sean atendidas social y médicamente con espíritu generoso, ya sean unas o millones.
Por: Wilkie Delgado Correa.
Fisiólogo, especialista de Segundo Grado en Fisiología Normal y Patológica, Profesor Titular y Profesor Consultante Profesor de Mérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.