El aumento sostenido en los costos de atención de la salud constituye una preocupación a nivel mundial.
Diversos factores se consideran determinantes de este fenómeno, entre los cuales se citan: cambios demográficos que se traducen en poblaciones de edad más avanzada, cuya atención exige servicios más costosos y especializados; una transición epidemiológica caracterizada por la prevalencia de padecimientos crónicos o no transmisibles como causas de enfermedad y muerte, y minusvalías propias de los nuevos estilos de vida, asociado a la presencia de enfermedades propias de la pobreza, la reemergencia de enfermedades infecciosas y la emergencia de nuevos padecimientos; adelantos inusitados en la tecnología médica, que conducen a sistemas de diagnóstico más complejos, a su uso intensivo, y a la ampliación del alcance de la atención médica; así como mayores expectativas de los pacientes y de los profesionales de la salud, lo que incide en un incremento de la demanda sanitaria.
Lo anterior ha obligado a los gobiernos, a priorizar la asignación de los recursos disponibles entre diversas opciones de gasto en salud; lo que supone en términos económicos, un costo de oportunidad, ya que cualquier toma de decisión implicará un sacrificio económico y social, puesto que una vez destinado un recurso para un fin, no podrá ser utilizado nuevamente. Ante ello, se impone lograr una mayor eficiencia en la aplicación de los recursos existentes como uno de los criterios básicos de priorización de necesidades en salud.
En este contexto, el costo juega un papel determinante para el logro de los mejores resultados esperados, puesto que es un indicador que resume en términos monetarios el resultado de la utilización de los recursos humanos, materiales y financieros en el desarrollo de una actividad económica. Sin embargo, constituye a su vez un elemento económico distorsionado, de poco conocimiento y no aplicable en toda su magnitud.
Aplicar un eficiente Sistema de Costo en salud permite: establecer políticas en salud que logren mayor gestión y eficiencia; servir de instrumento gerencial con la finalidad de optimizar los costos sociales en los servicios de salud; optimizar el empleo de los recursos materiales, humanos y financieros; preparar anteproyectos de presupuestos basados en el estudio de los costos para los diferentes servicios de salud; así como establecer indicadores necesarios para la planificación estratégica y contención de los gastos en las diferentes instituciones del sector.
Los costos por tanto, constituyen una importante herramienta que posibilita la toma de decisiones tanto en la práctica asistencial diaria como en la elección de la mejor de las alternativas investigativas para obtener los mejores resultados con los recursos disponibles. Garantizan la mayor eficiencia en los servicios prestados. Su correcta utilización logra el éxito del binomio calidad-eficiencia.