Por: Wilkie Delgado Correa*
Y lo que debe estar claro para todos, amigos y enemigos, que la Cuba de hoy es heredera fiel de lo expresado por José Martí hace 125 años: "Cuba no anda de pedigüeña por el mundo: anda de hermana, y obra con la autoridad de tal. Al salvarse, salva. Nuestra América no le fallará, porque ella no falla a América".
Es verdad que los acontecimientos, grandes o pequeños, van jalonando la historia de los pueblos más allá de los momentos felices y los avatares que forman parte de sus destinos, construidos durante batallas miles, con sus consiguientes derrotas y victorias inevitables.
¿Por qué una nación pequeña, de pocos recursos materiales, bloqueada por el imperio más poderoso y terrible de la historia, pudo proponérselo y logró convertirse en una potencia médica que no solo garantizó la salud a su pueblo, sino que empleó sus escasos recursos para formar personal de salud para muchos países del mundo y ha contribuido solidariamente, con sus propios médicos, a mejorar la lamentable situación de salud que vivían y viven cientos de países? ¿Por qué Brasil, un enorme territorio de América, que logró su independencia decenas de años antes que Cuba, que posee enormes riquezas y un desarrollo propio de una potencia mundial, mantiene inferiores índices de bienestar de salud de su población, en comparación con Cuba ni garantiza la atención médica gratuita a toda su población? ¿Por qué no fue posible que la colaboración de Cuba con Brasil llegara mucho antes, pues apenas han trascurrido cinco años desde que la Presidenta Dilma concibiera y aprobara el Programa Más Médicos, en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud y Cuba?
Dejo en la mente de los lectores analizar los intríngulis de este asunto, con sus posibles y múltiples enfoques.
Cuando el presidente recién electo de Brasil demostró su irrespeto, su ignorancia y su falacia sobre el papel de Cuba en el Programa de Mas Médicos de Brasil, ofendía muchos valores en la historia de la ayuda y la colaboración de Cuba con otros países durante un lapso que se inició desde 1963 hasta hoy, como expresión de la política internacionalista de la Revolución Cubana.
En cuanto al prestigio de que goza la Medicina cubana, desconoce que los médicos de ahora son herederos de un médico del siglo XIX, Carlos J. Finlay, que descubrió que el mosquito era el agente transmisor de la fiebre amarilla, y que como reconocimiento de su aporte trascendente para la humanidad y, por ello, de su inmortalidad, el día de su nacimiento, el 3 de diciembre, fue declarado como Día de la Medicina Latinoamericana. También desconoce que desde hace décadas los estudiantes de las Ciencias Médicas forman parte de los Destacamentos "Carlos J. Finlay", con el propósito de que se formen en el espíritu salubrista y humanitario de tan ilustre predecesor.
Hay que confesar que estamos acostumbrados a las buenas noticias sobre el desarrollo de la medicina cubana en el país y en el mundo. Y un ejemplo reciente fue la III Convención Cuba Salud 2018, celebrada desde el 23 al 27 de abril, con más de 2 800 delegados de más de 90 países. En ese evento mundial, se escuchó en voz del director general de la OMS y de la directora de la OPS la valoración y enaltecimiento del modelo de salud desarrollado por Cuba para satisfacer las necesidades propias y la contribución que ha realizado al mundo, pues "Cuba, además, está siempre presta a cooperar con otros países en la arena internacional. Tiene mucho que brindarle al mundo, y, sin exagerar puedo decir que es el mejor modelo y ejemplo para mostrar lo que ha hecho en el terreno de salud para todos."