Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar la COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible

Un nuevo informe conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señala que solo si se aplana la curva de contagio de la pandemia por la COVID-19 se podrán reactivar las economías de la región.

El reporte propone un enfoque con tres fases que incluyen la adopción de políticas de salud, económicas, sociales y productivas dirigidas a controlar y mitigar los efectos de la pandemia, reactivar con protección y reconstruir de manera sostenible e inclusiva. 

Algunos países han llevado a la región a convertirse en el epicentro actual de la pandemia, encabezando las estadísticas mundiales de casos. Una importante cantidad de naciones está lejos de alcanzar un aplanamiento sostenido y significativo de la curva de contagios. En el plano social y económico, la pandemia ha desatado una inédita crisis económica y social, y si no se toman medidas urgentes, podría transformarse en una crisis alimentaria y humanitaria.

Según el documento, titulado "Salud y economía: una convergencia necesaria para enfrentar la COVID-19 y retomar la senda hacia el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe", la pandemia ha afectado profundamente no solo la vida diaria de las personas en la región sino también sus medios de vida. 

En lo inmediato, ha provocado la recesión más abrupta de la historia que, de acuerdo con las proyecciones de la CEPAL, implicará una caída del crecimiento regional de -9,1 % en 2020, acompañado de un alza en el desempleo alcanzando una tasa cercana a 13,5 %, un incremento de la tasa de pobreza de 7,0 puntos porcentuales para alcanzar el 37,3 % de la población y una agudización de la desigualdad con un alza promedio en el índice de Gini de 4,9 puntos porcentuales.

Por su parte, los sistemas de salud de los países de la región, que ya estaban subfinanciados y fragmentados antes de la llegada de la COVID-19, enfrentan la respuesta a la pandemia con debilidades en el ejercicio de la función de rectoría de las autoridades de salud. El gasto público en salud solo alcanza en promedio el 3,7 % del PIB, por debajo del 6 % recomendado por la OPS como base. Una tercera parte de la población todavía enfrenta algún tipo de barrera para acceder a los servicios de salud que necesita. 

De acuerdo con el informe, los altos grados de desigualdad acompañados por elevados niveles pobreza, informalidad, desprotección social y limitado acceso a salud oportuna y de calidad, explican los altos costos sociales que la pandemia está teniendo en la región. 

En la dinámica de los contagios también influye el alto grado de urbanización y metropolización -más de un tercio de la población vive en ciudades de un millón o más habitantes- y los déficits acumulados en las urbes en materia de hacinamiento, falta de servicios de agua y saneamiento, y transporte público atestado. Y más allá del compromiso y entrega del personal de salud, las debilidades históricas del sistema público de salud también contribuyeron a la vulnerabilidad de la región. 

El informe sostiene que la matriz de desigualdad en la región posiciona a ciertos grupos en especial situación de vulnerabilidad, entre ellos las personas mayores (85 millones), trabajadores informales (54 % del empleo regional), mujeres (mayoría en actividades informales, con trabajo no remunerado aumentado y mayor exposición a violencia doméstica), pueblos indígenas (60 millones de personas y con comunidades que pueden desaparecer), personas afrodescendientes (130 millones de personas en 2015), personas con discapacidad (70 millones de personas) y migrantes. Todos estos grupos requieren una atención especial que mitigue sus condiciones especiales de vulnerabilidad.

Control, reactivación y reconstrucción

Para enfrentar la pandemia y sus efectos de corto y largo plazo, CEPAL y OPS proponen un conjunto de principios para la acción y políticas, y una amplia gama de medidas de salud, sociales y económicas a desplegarse en tres fases no lineales e interrelacionadas: control, reactivación y reconstrucción. 

Tres mensajes articulan las medidas que plantean ambas organizaciones para enfrentar la pandemia: No hay apertura económica posible sin que la curva de contagios haya sido controlada, y no hay reactivación posible sin un plan claro tendiente a evitar el repunte de los contagios; las medidas sanitarias dirigidas a controlar la pandemia (entre ellas cuarentena y distanciamiento social) deben implementarse articuladamente con las medidas sociales y económicas dirigidas a atenuar los efectos de la crisis, pues estas últimas facilitan el cumplimiento de las medidas sanitarias; y reconstruir mejor implica promover el desarrollo sostenible e inclusivo con la igualdad en el centro, avanzando en la transformación productiva y en la creación de un estado de bienestar. 

Finalmente, en el informe se indica que el listado de medidas que sugieren ambos organismos descansa en la necesidad de articular las políticas de salud con las económicas, sociales, y productivas. Entre ellas destacan las de testeo, seguimiento de contactos y medidas de salud pública como cuarentenas o de distanciamiento social, y el fortalecimiento de los sistemas de salud, con un enfoque en la atención primaria de salud y garantizando el cumplimiento de las funciones esenciales de salud pública. 

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