El pasado 17 de junio, el destacado profesor Dr. Pedro Hernández Sánchez, arribó a sus 80 años de vida. Como homenaje a este médico, quien puede contar la historia de la Salud en Cienfuegos desde finales de la década de los 70 hasta la actualidad, el periódico 5 de septiembre realizó una entrevista a este hombre lúcido y todavía en activo, para quien "trabajar es vivir". Desde nuestro portal le recomendamos su lectura.
El año 1959, además de aires de Revolución nueva, trajo a Pedro Hernández Sánchez, nacido en 1939 en Sagua la Grande, la posibilidad de continuar sus estudios de Medicina en la Universidad de La Habana, centro de altos estudios que había cerrado en 1955, durante la dictadura de Fulgencio Batista ante la efervescencia revolucionaria del estudiantado, representado por la FEU.
“Recuerdo que nos graduamos el 14 de noviembre de 1965, en el Pico Turquino, y nos acompañó en aquella escalada histórica de cinco días nuestro Comandante en Jefe. Teníamos un enorme compromiso, el de ocupar los puestos de los más de 3 mil médicos que habían abandonado el país tras el triunfo revolucionario. Subimos al punto más alto, y descendimos para el acto, que tuvo lugar en el Pico Cuba, porque allí habían más condiciones para improvisar una tribuna. Fueron jornadas muy intensas, y siempre estuvimos acompañados por Fidel, un visionario que confiaba en mejorar la salud del pueblo y contaba con nosotros para ello.
“La reunión de ubicación laboral no fue una cita para el debate, resultó en cambio de información y cada cuál marchó a su puesto de trabajo sin objeciones. Me ubicaron en un hospital en la comunidad Ciro Redondo, en el entonces Regional Sancti Spíritus perteneciente a la provincia de Las Villas, para cumplimentar mi servicio médico rural. Llegué con mi esposa y mi hijo pequeño. Se trataba de la base de una cooperativa cañera, por donde pasaba la línea central del ferrocarril Habana-Santiago de Cuba. Son vívidos los recuerdos, llegué un 25 de diciembre a las 7:00 de la noche, el pueblo estaba situado entre Zaza del Medio y Taguasco”.
Los ojos azules del Dr. Pedro Hernández tienen el brillo de la nostalgia, y aunque octogenario, trae a colación los más mínimos detalles de aquella primera vez en que sus pacientes le llamaban doctor y confiaban en él, apenas salido de la Escuela de Medicina: “Yo recetaba, y los medicamentos se entregan gratis, Rosita se llamaba la farmacéutica, teníamos una enfermera, estomatólogo, la auxiliar general, y un administrador; y el hospitalito contaba con seis camas de observación. Aquello fue como un bautismo de fuego, puse en práctica mis conocimientos, y realicé, desde partos hasta todo tipo de procederes”.
Y el azar quiso que aquel sagüero, tras transitar en sus primeros años de graduado, además, como director del Hospital de Sancti Spíritus, llegara a Cienfuegos en 1969, nombrado como director regional de Salud, cargo en el que se mantiene hasta el ’71, fecha en la que lo designan para cursar una maestría en Dirección de Salud en la ciudad de México: “Era un becario de la Organización Panamericana de la Salud, y al terminar, en 1973, me ubicaron en el Hospital Provincial de Las Villas, el único centro Docente en el centro del país, una institución compleja, grande y abarcadora. Fue una escuela, sin dudas, allí comenzaron a salirme las canas”.
Tras producirse la División Política Administrativa en 1976, y ya en el ’77, lo designan director provincial de Salud en Cienfuegos y retorna al territorio del Centro-Sur, en el que permanece en el cargo durante 14 años, ya más imbricado al sector de Gobierno, labor que desempeña con éxito. Recuerda, de manera particular la apertura del Hospital Gustavo Aldereguía Lima, en etapa de montaje y construcción a su llegada, y que fue la primera institución de su tipo en el país, inaugurada por Fidel Castro en 1979.
Tiene dos hijos, quienes lo secundaron en la profesión, la hembra es pediatra, y el varón estomatólogo, la esposa, fallecida, doctora en Pedagogía, conforman la familia. Cumplió misión en Angola, y en Venezuela durante 30 meses, y en funciones de trabajo ha recorrido medio mundo.
En la actualidad se desempeña como docente en el Departamento de Salud Pública de la Universidad Médica, y piensa en el trabajo no como un modo para vivir, sino como alimento para el alma. “¿Un mensaje para los jóvenes médicos? Que estén a la altura de su tiempo”. Una breve despedida en la puerta que da a un pasillo, y caigo en cuenta que el ir y venir de los estudiantes, el futuro, justifica la frase del Dr. Pedro Hernández: trabajar es para él vivir.
Edición: MSc. Dra. Patricia Alonso Galbán