Fidel ha partido hacia la eternidad como un día el Granma navegó hacia la Historia

Quiso el destino o el azar que el 25 de noviembre, sesenta años después de la salida del yate Granma con 82 hombres para iniciar la lucha en la Sierra Maestra, Fidel se despidiera de esta vida terrenal para reiniciar nuevas luchas con su ejemplo, espíritu e ideas para el bien de las generaciones presentes y futuras.

El impacto de la noticia que fue propagándose desde la noche hasta amanecer en Cuba y el mundo, ha tenido la dimensión real de la grandeza del líder que dedicó su larga vida de 90 años a dar riendas sueltas a los sueños más caros de la humanidad y luchar, en lo posible, acompañado casi siempre por decenas, cientos, miles y millones de personas en esta Cuba nuestra y en el resto del mundo. En esta hora digamos con José Martí que “la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida.”

Quienes les han seguido –quienes le hemos seguido- en la larga marcha por construir una sociedad mejor en Cuba, pero también extender los brazos solidarios al resto del mundo sin pedir nada a cambio por los diversos gestos generosos en los más variados campos, ahora tendremos que acostumbrarnos a decir “como dijo o hizo Fidel”. Y, por supuesto, reiterar el compromiso de ser fieles al legado que Fidel deja a todos, en que resaltan su apego a la verdad y la fe en el pueblo cubano y a los otros pueblos.

Sus batallas contra el fantasma de los imposibles requerirán que generaciones de hombres honrados y rebeldes del futuro las tomen como modelo de inspiración para transformar y salvar el mundo que hoy es amenazado por tantas injusticias y maldades acumuladas desde siglos. Porque Fidel tiene mucha obra que hacer todavía, oteando el futuro desde la eternidad en que reposa, digo, lucha.  

Por: Wilkie Delgado Correa. Doctor en Ciencias Médicas, Especialista de II Grado en Fisiología Normal y Patológica, Profesor Titular y Consultante, Profesor de Mérito, Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.

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