Countering Zika in Latin America

Countering Zika in Latin America
Ferguson NM, Cucunubá ZM, Dorigatti I, Nedjati-Gilani GL, Donnelly CA,  Basáñez MG, Nouvellet P y Lessler J. Science. Julio 2016. DOI: 10.1126/science.aag0219

Mientras aumentaba la evidencia de una relación causal entre la infección por zika y la microcefalia y otras anomalías congénitas graves, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró, en febrero del 2016, la epidemia de zika en América Latina como una emergencia pública de interés mundial. La velocidad de propagación ha hecho difícil una respuesta eficaz de la salud pública.

La respuesta inmediata ha incluido el control vectorial y los consejos para retrasar el embarazo en algunos países, seguidos de una recomendación ampliada por parte de la OMS en junio del 2016 a todos los países afectados. Estas recomendaciones presentan aspectos positivos, más es posible que su eficacia sea limitada y que puedan interactuar antagónicamente.

Se hace necesario comprender mejor la dinámica de las epidemias y los factores que las impulsan, para evaluar los términos a largo plazo y priorizar las intervenciones.

Existen tres factores claves que determinan tanto la magnitud y velocidad de propagación de una epidemia emergente en una población no expuesta previamente al virus como el riego del endemismo en un plazo mayor. El primero es la transmisibilidad de la infección, caracterizada por el ritmo reproductivo (R), el número promedio de infecciones secundarias causadas por un caso índice típico.

El tiempo de generación es el segundo factor clave que determina la escala temporal de las invasiones de la enfermedad. Con los estimados de R y Tg, se ha usado un modelo espacial estocástico de la trasmisión del zika para ilustrar la dinámica de la epidemia y las posibles futuras olas de trasmisión.

De acuerdo a estos cálculos los autores esperan que la epidemia actual finalice como máximo en tres años, con oscilaciones estacionales en la incidencia causadas por la variación en las poblaciones de mosquitos y la transmisibilidad. Entonces es posible que la inmunidad colectiva cause un retraso de más de una década para que se repitan grandes epidemias futuras.

La conectividad a gran escala de las poblaciones humanas es el tercer factor clave. La movilidad humana determina la probabilidad de que una infección presente en una región sea introducida en otro lugar. Aunque la siembra de la infección en Brasil fue un suceso fortuito, cuando ya tenía lugar una epidemia total, era rápida e inevitable la exportación de infecciones por las Américas y dio paso a las grandes epidemias que se desarrollaron desde mayo del 2015.

La modelación ofrece una perspectiva sobre cómo la distribución por edades de la infección aumentará sucesivamente, de particular relevancia dado el riesgo de síndrome de zika congénito y de microcefalia. Durante la epidemia inicial, esperábamos que todas las edades se afectaran por igual a menos que la exposición y/o susceptibilidad varíen substancialmente con la edad.

Entonces la edad promedio de infección disminuiría en futuras epidemias, dada la inmunidad adquirida por las personas de mayor edad por la exposición pasada. Sin embargo, el análisis realizado sugiere que es probable que este efecto sea suficiente para prevenir riesgos continuos y sustanciales para las mujeres embarazadas en futuras epidemias de zika.

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