El distanciamiento físico es una parte importante de las medidas para controlar la COVID-19, pero no está claro exactamente qué tan lejos y por cuánto tiempo el contacto es seguro en diferentes contextos.
Las reglas que estipulan una sola distancia física específica (1 o 2 metros) entre individuos para reducir la transmisión del SARS-CoV-2, el virus que causa la COVID-19, se basan en una noción anticuada y dicotómica del tamaño de las gotas respiratorias. Esto pasa por alto la física de las emisiones respiratorias, donde las gotas de todos los tamaños quedan atrapadas y movidas por la nube de gas turbulento húmedo y caliente exhalado que las mantiene concentradas mientras las transporta por metros en unos pocos segundos.
Después de que la nube se desacelera lo suficiente, la ventilación, los patrones específicos de flujo de aire y el tipo de actividad se vuelven importantes, así como la carga viral del emisor, la duración de la exposición y la susceptibilidad de un individuo a la infección.
En lugar de reglas únicas de distancia física fija, los autores del presente artículo proponen recomendaciones graduadas que reflejan mejor los múltiples factores que se combinan para determinar el riesgo. En su opinión, esto proporcionaría una mayor protección en los entornos de mayor riesgo, pero también una mayor libertad en los entornos de menor riesgo, lo que permitiría potencialmente un retorno a la normalidad en algunos aspectos de la vida social y económica.
El distanciamiento físico debe verse como solo una parte de un enfoque de salud pública más amplio para contener la pandemia de COVID-19. Debe implementarse junto con estrategias combinadas de gestión de personas, aire, superficie y espacio, incluida la higiene de las manos, la limpieza, la ocupación y la gestión del espacio interior y del aire, y el equipo de protección adecuado, como máscaras, para el entorno.
Fuente: Two metres or one: what is the evidence for physical distancing in covid-19?