Reflexiones del Dr. Héctor Terry Molinert a 35 años del Segundo Congreso de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología

A 35 años del Segundo Congreso de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología
Por Dr. Héctor Terry Molinert

Sin lugar a dudas constituyó un evento histórico por su trascendencia política y científica para la salud pública cubana.

Espero que los colegas que nos acompañaron durante los días 14 al 18 de octubre de 1985 no nos contradigan con esta afirmación, ¿Por qué histórico, por qué político, por qué científico?

Cuatro años atrás, y en el día 10 del mismo mes de octubre, ocurría el diagnóstico del último caso clínico de la enfermedad dengue tipo II, luego de la cruel y criminal epidemia que se desató en nuestro país a inicios del año 1981 con el saldo de 158 defunciones, de ellas 103 niños.

Ese mismo día la Junta de Gobierno de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología presidida por el Dr. en Ciencias Antonio Granda Ibarra, aprobaba en la reunión extraordinaria concederle al presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el titulo de miembro de Honor.

¿Era un regalo, era un premio? Ninguna de las dos cosas. Fue un reconocimiento merecido que en nombre de los salubristas cubanos quisimos otorgar para la historia de la Salud Pública cubana al conductor del Sistema Nacional de Salud.

Precisamente cuando ocurren los acontecimientos del dengue hemorrágico, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz acompañado por el Dr. Sergio del Valle Jiménez, Ministro de Salud Pública, daban los primeros pasos para fortalecer cada uno de los subsistemas en que descansaba tan importante actividad.

La Higiene y la Epidemiología se encontraban rezagadas por diversas causas que produjeron algunos eventos desfavorables para la salud humana. La copa se colmó con la enfermedad producida por el mosquito Aedes aegypti y la poca y deficiente organización y recursos para enfrentarla y abatirla de inmediato.

El comandante en Jefe Fidel Castro Ruz se puso al frente de toda la operación a través de la Orden #1 del año 1981. Él y todos los dirigentes del Partido, el Gobierno y las organizaciones de masas se pusieron en función para eliminar la epidemia y buscar la erradicación del mosquito Aedes aegypti y se logró la victoria a partir de aquel 10 de octubre de 1981.

Para ese entonces, todas las propuestas que se le hicieron al jefe de la Revolución Cubana por la recién creada Área de Higiene y Epidemiología, fueron aprobadas y se comenzó de inmediato, en medio de la epidemia, a ir creando el fuerte aparato de control y prevención de enfermedades que requería el país para enfrentarse a este tipo de eventos.

Con ese propósito en el quinquenio 1980-1985 las actividades más importantes desarrolladas fueron:

  1. La creación del área de Higiene y Epidemiología atendida por un Viceministro.
  2. Eliminación de la enfermedad del dengue en todos sus tipos.
  3. Programa de Erradicación del mosquito Aedes aegypti y la organización del aparato de Control de Vectores.
  4. La Ley de Salud y la resolución No. 215/1987 “Inspección Sanitaria Estatal” y el principio de la verticalidad en las decisiones sanitarias.
  5. El Decreto Ley No. 54/1982 “Disposiciones Sanitarias Básicas”.
  6. Incorporación masiva de los cuadros de Higiene y Epidemiología a la docencia de pre-grado.
  7. Consolidación de la red de Centros y Unidades de Higiene y Epidemiología en todos los municipios del país, estableciendo los indicadores de plantilla y los procedimientos organizativos metodológicos para el trabajo sanitario epidemiológico.
  8. Establecimiento de un programa de investigaciones acorde a la realidad objetiva de los problemas de salud del país.
  9. Desarrollo de los Institutos de Medicina Tropical, Instituto Nacional de Higiene y Epidemiología y Microbiología, Instituto de Medicina del Trabajo y el Instituto Nacional de Nutrición e Higiene de los Alimentos.
  10. Formación masiva y selectiva de cuadros especializados en Higiene, Epidemiología, Microbiología y Química Sanitaria.
  11. La consolidación permanente de trabajo con las organizaciones de masas.
  12. Programa de vigilancia epidemiológica.
  13. Sistema autorizado de dirección de la vigilancia epidemiológica.
  14. Fortalecimiento de las relaciones con todos los organismos de Salud y agencias internacionales.
  15. Fortalecimiento de las relaciones con los países socialistas.
  16. Inicio de la incorporación del especialista de epidemiología a los hospitales con más de 300 camas.
  17. Selección de un grupo de cuadros de Higiene y Epidemiología para prepararlos profesionalmente como profesores principales de estas disciplinas en las facultades de medicina.
  18. Asignación de médicos pos-graduados a las unidades de Higiene y Epidemiología Municipales.
  19. En el concepto de la guerra de todo el pueblo se crea la Escuadra Higiénico – epidemiológica para la zona de defensa.
  20. Creación del Centro Nacional de Educación para la Salud.
  21. Fortalecimiento de los programas de Epidemiología e Higiene incorporando al médico de la familia a la ejecución de los mismos.

Considero que estos 21 puntos dan respuesta a los tres requisitos sobre el por qué histórico, político y científico. Era para nosotros el cumplimiento a la orden #1 del año 1981 y al compromiso que hicimos los epidemiólogos, higienistas y todos los trabajadores de las diversas especialidades tecnológicas y sociales que componían el fuerte aparato que debía emular con la mejor unidad de tropas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Con mucho orgullo revolucionario acudimos a aquel II Congreso donde asistieron 1400 delegados, unos 250 extranjeros y se presentaron 838 trabajos científicos.

Conjuntamente con el Congreso se llevó a cabo el Simposio sobre desastres naturales auspiciado por la Defensa Civil y la Organización Mundial de la Salud-Organización Panamericana de la Salud.

Dos amplias plenarias sirvieron para atraer gran cantidad de público. Ellas fueron «La Higiene y la Epidemiología y el Médico de Familia» y «La deuda externa y su repercusión en la salud humana y el medio ambiente».

En la primera de ellas se apareció el Comandante en Jefe Fidel Castro. Se evaluaban los resultados del experimento en el municipio de 10 de octubre con los médicos pioneros en su ejecución.

Casi durante hora y media Fidel respondió y dialogó con los delegados extranjeros que, a decir verdad, estaban fascinados con esa actividad y que muy poco se conoce de la misma en nuestro país, a pesar de estar totalmente grabada ya que en ella quedó trazada toda la estrategia y táctica de trabajo del médico de familia en el consultorio y fuera del mismo.

Los temas conceptualizados en aquel histórico Segundo Congreso fueron refrendados y fortalecidos durante el tercero de la Sociedad en 1990 (24 al 27 de octubre) al inicio del periodo especial.

Algunos aspectos ligados a la especialidad y a su influencia en todos los niveles del sistema de salud se han debilitado y urge su revisión y fortalecimiento.

Los peligros sanitarios que amenazan a la humanidad están muy presentes y para su enfrentamiento se requiere el fuerte concurso de la Higiene y Epidemiología.

Para finalizar este relato, recuento de una inolvidable actividad revolucionaria, debo agregar que con el acuerdo de la Junta de Gobierno de nuestra sociedad reunida el 26 de agosto de 1985 recibieron muy merecidamente también el diploma de miembro de la Sociedad los dirigentes de la revolución cubana, que siempre estuvieron a nuestro lado en los momentos difíciles que tuvimos que enfrentar como dirigentes del Sistema Nacional de Salud.

No puedo eliminar a ninguno, todos se merecen ser nombrados, muchos ya no están entre nosotros. Tanto estos como los que permanecen en combate constituyen el precedente de los actuales Consejos de Defensa a todos los niveles que hoy luchan abnegadamente enfrentando la pandemia de la COVID-19, bajo la dirección del miembro de honor de la Sociedad Cubana de Higiene y Epidemiología, el General de Ejército Raúl Castro Ruz y nuestro presidente Miguel M. Díaz-Canel Bermúdez.

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