La cefalea propia de la COVID-19, el agravamiento del dolor de cabeza primario que ya padecía el paciente, la producida por los equipos de protección individual (EPI) y una relacionada con la tensión emocional son los cuatro tipos asociados al SARS-CoV-2. Así lo han identificado investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y de los Hospitales Clínico San Carlos de Madrid y Clínico de Valladolid.
En un estudio publicado en la revista Headache, los expertos delimitaron clínicamente los tipos de cefalea gracias a encuestas realizadas a más de un centenar de profesionales sanitarios, principalmente de Madrid –la mayoría (73,2 %) sin antecedentes de dolor de cabeza–.
De acuerdo con los autores del artículo, del 6 % al 15 % de los pacientes con infección por SARS-CoV-2 reportan cefalea, aunque algunos datos sugieren que la frecuencia real es mayor y que este síntoma no está asociado con la fiebre.
El objetivo del trabajo fue analizar las características de la cefalea relacionada con la COVID-19. Para ello, se realizó una encuesta a profesionales sanitarios españoles infectados con el SARS-CoV-2 y que presentaron dolor de cabeza en el trascurso de la enfermedad. La encuesta se enfocó en las características de las cefaleas y en la historia clínica de los encuestados, al tiempo que se analizó la asociación entre ambos aspectos.
Se revisaron las respuestas de una muestra de 112 profesionales sanitarios. De los 112 encuestados, 20 (17,9 %) reportaron antecedente de migraña; 8 (7,1 %), antecedente de dolores de cabeza relacionado con la tensión; y un encuestado reportó cefalea en racimos. Del total de encuestados, 82 (73,2 %) no presentaron antecedente de cefalea.
Los dolores de cabeza se presentaron independientes de la fiebre, alrededor del tercer día después de la aparición de los síntomas. El antecedente de migraña estuvo asociado a una mayor frecuencia de cefalea pulsátil (específicamente en el 20 % de los pacientes que presentaron migraña con anterioridad, en comparación con el 4,3 % de los que no presentaban antecedente de migraña; p=0.013).
En conclusión, el dolor de cabeza, en ocasiones, es holocraneal, hemicraneal, u occipital, tensional, y empeora con la actividad física y con los movimientos de la cabeza. Como las características de los dolores de cabeza y de los síntomas asociados fueron heterogéneas para el caso de la encuesta realizada, los autores sugieren que, en el caso de los dolores de cabeza asociados con la COVID-19, pueden manifestarse como subyacentes varios patrones con mecanismos patofisiológicos específicos.