Una mirada a las cardiopatías congénitas

Según la Organización Panamericana de Salud (OPS/OMS) las anomalías congénitas son la segunda causa principal de muerte en recién nacidos y niños menores de 5 años en las Américas, después de la prematuridad. Adicionalmente, se estima que uno de cada 33 bebés nace con un defecto congénito en el mundo.

Si bien no todos estos defectos de nacimiento son fatales, muchos niños que sobreviven tienen mayor riesgo de discapacidad a largo plazo y requieren de los servicios de salud y de otros de apoyo, para mejorar su calidad de vida.

Dedicar un día a las cardiopatías congénitas deviene aspecto relevante si tenemos en cuenta que es la anomalía congénita más común y la primera causa de muerte en el primer año de vida de los niños.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud las cardiopatías congénitas son, junto a los defectos del tubo neural y el Síndrome de Down, las principales afecciones que se presentan en un estimado de 276 mil recién nacidos cada año.

Según este organismo internacional, existen diversos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollo de estas enfermedades, tales como los genéticos, las infecciones, el estado nutricional de la madre y los factores ambientales.

Cada 14 de febrero se celebra el día internacional de las Cardiopatías Congénitas, cuyos objetivos principales radican en informar a la población acerca de los avances en el diagnóstico, tratamiento y pronóstico en este grupo de afecciones.

La difusión y el conocimiento de esta problemática favorecen la detección precoz (en la etapa prenatal y neonatal) y el acceso a un tratamiento oportuno, principales medidas para disminuir la mortalidad y mejorar el pronóstico en estos pacientes.

En Cuba, la detección prenatal de las cardiopatías congénitas se encuentra por encima del 85 %, cifra superior a otros países del mundo, según informan expertos nacionales.

Entre las cardiopatías más frecuentes que se diagnostican en la Isla están la comunicación interventricular, la tetralogía de Fallot (el antes llamado mal azul del corazón), y la transposición de grandes vasos. También se incluyen el síndrome de hipoplasia de cavidades izquierdas y los canales auriculoventriculares, este último muy relacionado con el síndrome de Down.

Para el año 1986 la mortalidad infantil en Cuba por cardiopatías congénitas era de tres por cada mil nacidos vivos, y gracias al tratamiento quirúrgico y procederes intervencionistas actualmente es inferior a 0,5, lo que constituye una satisfacción para ese colectivo de hombres y mujeres que cada día luchan porque esos pequeños corazones sigan latiendo.

Por: Lic. Oneidys Hernández Vidal
Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed

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