50 años se dicen fácil, pero el pasado no miente y cinco décadas de historia van más allá del simple paso del tiempo. Majestuosa edificación que se yergue en el epicentro justo del municipio Centro Habana, de donde tomó su nombre, para que sus paredes fueran testigo de una de las tareas más nobles que puede existir: salvar vidas humanas.
Fue para octubre de 1969 cuando la muy joven revolución triunfante decidiera convertir, al entonces centro de atención de enfermedades infecciosas, en el Hospital Pediátrico Docente Centro Habana, quedando inaugurado oficialmente el 9 de febrero del año 1970.
Con las adaptaciones propias de los requerimientos de los nuevos pacientes a atender, el hospital se inauguró con cuatro salas abiertas y un total de 197 camas. Pero justo al día siguiente de su inauguración, comenzaron a funcionar en esta sede las sesiones de docencia de postgrado-residencia, así como el pregrado para internos.
Cinco años después de su inauguración, ya el pediátrico de Centro Habana, como se le conoce, contaba con un cuerpo de guardia abierto al público dos años después de que estuvieran funcionando perfectamente la sala de cirugía y el salón de operaciones. En lustros posteriores se abrió el servicio de terapia intensiva, que desde entonces ha contribuido notablemente a reducir la mortalidad de lactantes, párvulos y niños en edad preescolar y escolar.
Muchas historias pudieran contarse en torno a esta institución, pero sin lugar a dudas una de las más atrayentes, dada su notable importancia, se remonta a los años ´80, cuando se comenzaron a administrar allí las sales de rehidratación oral para el manejo de la enfermedad diarreica aguda, medida que contribuyó de modo directo a una notable reducción de la mortalidad infantil por esta enfermedad.
Pero si se trata de mirar al pasado de esta institución, aquellos galenos que han sido contribuyentes a sus logros nunca olvidarán aquel febrero de 1988 cuando se practicó en el hospital el primer trasplante de riñón, el cual marcó el inicio de los tantos realizados hasta la fecha.
Y el presente no ha sido menos glorioso para esta institución que se empeña en no salir de las páginas de la historia de la pediatría cubana, y es que en la actualidad el hospital brinda servicios en casi todas las especialidades pediátricas, con excepción de la de quemados; al tiempo que es centro de referencia en esferas como la nefrología pediátrica, tuberculosis infantil, enfermedad diarreica aguda, tuberculosis infantil, infecciones respiratorias agudas, fenilcetonuria y otras enfermedades metabólicas, toxicología, fibrosis quística territorial y participa en el programa de asma pediátrica al nivel nacional.
Justo en el año en que este centro arriba a su 50 cumpleaños, su equipo de trabajo prioriza la satisfacción de sus pacientes, familiares y trabajadores, la formación de recursos humanos con un alto nivel de excelencia en la docencia, las investigaciones y los servicios, como eslabones principales para la atención médica integral y con calidad al niño, la niña y los adolescentes.
Durante estos años, resalta como logro fundamental de la institución la formación de varias generaciones de profesionales de la salud que han brindado sus conocimientos y habilidades en Cuba y el resto del mundo.
Hoy el hospital continúa siendo referente para aquellos padres que desean tener una atención integral con sus hijos, pues los profesionales de la salud que allí laboran se sienten comprometidos con la labor social que desempeñan, y no falta en este centro pediátrico, como en ninguno de los que conforman el sistema de salud cubano, una sonrisa, un gesto de cariño y una actitud imparcial por todos y cada uno de los niños que llegan con una dolencia y se van con la mayor de las sonrisas.
Por: Lic. Oneidys Hernández Vidal
Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas-Infomed