El pasado 9 de abril falleció el querido Profesor Nelson de Jesús Merino García. Con 83 años y aún en activo, el "profe Merino", como cariñosamente le decíamos sus alumnos, colegas y amigos, se mantenía trabajando en el laboratorio, entregando lo mejor de su sabiduría y formando personas, como siempre hizo.
Así lo conocí, ya jubilado, pero renuente a quedarse en casa. Así estuvo en el Instituto de Farmacia y Alimentos (IFAL) y después en el Centro de Química Farmacéutica (CQF), donde tanto disfrutamos de su excelencia científica y su gran capacidad para razonar, analizar problemas y enseñar.
También transitó y aún trabajaba en estos años en importantes proyectos del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el Centro de Inmunología Molecular (CIM) y más recientemente, mucho fue su quehacer en el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (CIDEM).
Destacado e inolvidable fue su paso en diferentes épocas por el Centro para las Investigaciones y Evaluaciones Biológicas del IFAL, por los diferentes laboratorios de Patología Veterinaria, por el Centro de Investigaciones Avícolas, junto a su querido hijo, y creo no equivocarme, si digo que Merino ayudó a la mayor parte de los centros del Polo Científico, a las Universidades, al Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNIC) y al Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria (CENSA), donde se formó y creció como científico.
Brillante fue su paso como profesor de diversas maestrías, tales como Patología Veterinaria, Toxicología, Farmacología, así como por los tribunales permanentes de Doctorados en Ciencias Veterinarias, Ciencias Farmacéuticas y Ciencias Médicas Básicas. En cuanto lugar se convocaba, allí estaba Merino, siempre correcto, disciplinado, puntual, como un modelo de lo que debe ser un científico; en todo momento con sus criterios sólidos, bien fundamentados, siempre preocupado de que su edad avanzada no afectase su lucidez. Nunca vimos a Merino titubear, siempre empleó la crítica científica y enseñó a usarla con la objetividad y la excelencia de las que hacía galas.
El profe Merino se nos ha ido físicamente, pero perdurará su ejemplo de hombre cabal, de eterno enamorado de la ciencia y de la vida, la que disfrutó plenamente, siempre trabajando y en su puesto, como el investigador y profesor de primera línea que fue.
Este año transitaba hacia sus 84 años, y se mantenía, luego de más de 24 años como trabajador jubilado, como uno más en los laboratorios del Centro de Productos Naturales del Centro Nacional de Investigaciones Científicas, donde lo sorprendió la muerte.
¡Qué vida de hombre de ciencia y cuántos resultados!!. Basta hacer una simple búsqueda en la web of Science y su nombre aparece en cientos de publicaciones, eventos, ponencias, proyectos, patentes.
¡Qué decir que no sea hermoso para este Padre de la Patología Experimental Cubana! ¡Cómo hacer para llegar a todos los que hacemos ciencia en esta Isla y trasmitirles que el ejemplo de Merino debemos multiplicarlo, y no claudicar en el quehacer científico, aun cuando las condiciones sean adversas.
Merino no dejó de trabajar ni un minuto, Merino ayudó a muchos, brindó sus conocimientos a incontables jóvenes para sus tesis de graduación, a cientos de maestros en ciencias y doctorandos. Todos debemos hacer un alto y rendir homenaje a este ilustre profesor e investigador que deja el legado de un científico inigualable.
Se visten de luto las ciencias morfológicas y veterinarias de Cuba, la patología experimental, la anatomía patológica, la histopatología, la fisiología, la toxicología, la farmacología, y todas estas, en su relación con tantas otras ramas de la ciencia donde se precisan de estudios anatomopatológicos. Ha fallecido un gran hombre de ciencia, una institución en su persona y en su ejemplo, y hay que decirlo con fuerza, con vehemencia, con alto sentido del deber, por todo lo que de él aprendimos los que tuvimos el gran privilegio de compartir su trabajo en algún momento de nuestras vidas.
¡Gloria eterna al Profe Merino! La Sociedad Cubana de Farmacología le rinde con estas palabras especial tributo y reconocimiento, y acompaña a sus familiares y amigos en este momento de dolor por su partida física. Gracias, profe Merino, por sus enseñanzas y su ejemplo.
Por: DrC. René Delgado Hernández. Sociedad Cubana de Farmacología
Edición:
MSc. Dra. Patricia Alonso Galbán