DOLOROSA EFEMÉRIDE: 10 de enero, Aniversario 90 del asesinato del joven comunista Julio Antonio Mella.
El hombre apuesto y viril, de ojos ardientes, corazón apasionado y verbo incisivo poseía una inteligencia cultivada y atesoraba los mejores valores morales de su generación. ¿Podría entonces sorprender a alguien la admiración que despertara entre estudiantes universitarios como Felio Marinello y Gustavo Aldereguía?.. ¿En obreros curtidos en la lucha como Carlos Baliño y Alfredo López?.. ¿En un estudiante de bachillerato, adolescente aun, como Raúl Roa?.. ¿O el amor apasionado que suscitara en una mujer poco común, como Tina Modotti, que guardó siempre el orgullo de haber sido no sólo su mujer amada, sino su compañera de lucha?
Nacido el 25 de marzo de 1903, era hijo de Nicanor Mella, dominicano de origen y de Cecilia Mc Partland, norteamericana. Su abuelo paterno, Ramón Matías Mella, fue uno de los Padres de la Patria en República Dominicana.
Había matriculado Derecho en septiembre de 1921, con sus recién cumplidos 18 años, Todo el proceso de reforma universitaria que se inició en diciembre de 1922 tuvo su punto culminante en el I Congreso Nacional de Estudiantes celebrado en La Habana, entre el 15 y 25 de octubre de 1923. En la sesión de clausura se dieron a conocer los acuerdos, entre los cuales se encontraba el de “abrir las puertas de la universidad al elemento obrero”, para lo cual se anunciaba la apertura de la Universidad Popular “José Martí”, el día 3 de noviembre del propio año 1923.
El periódico La Noche, el día 21 de diciembre, que rezaba así: “…en la tarde de ayer quedó constituida la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Habana”. Seguidamente se relacionaban los nombres de los miembros de la directiva elegida, entre quienes figuraban Felio Marinello, como Presidente, y Julio Antonio Mella, como Secretario.
El 14 de julio del año 1925, se fundó la Liga Antimperialista de Cuba. Los miembros fundadores eligieron una directiva por un año, entre quienes estaba Julio Antonio Mella Mc Partland, como secretario organizador, y Carlos Baliño y Rubén Martínez Villena, entre sus vocales.
Cumpliendo el acuerdo de la Asamblea General Extraordinaria convocada por la Agrupación Comunista de La Habana, celebrada el 6 de agosto de 1925, se reunió el Primer Congreso Nacional de Agrupaciones Comunistas, que acordó la constitución del Primer Partido Comunista de Cuba y su afiliación a la Tercera Internacional Comunista.
El primer Comité Central quedó constituido por 9 miembros propietarios, entre quienes figuraba Julio Antonio Mella.
En 1926 es expulsado de la Universidad por sus acciones revolucionarias y de rebeldía, y tiene lugar su famosa huelga de hambre. El Partido que él había contribuido a fundar, lo expulsa de su Comité Central y del Partido, por no aprobar su huelga de hambre.
Amenazado de muerte, Mella se vio obligado a partir al destierro. Se exilia en México. En ese país constituye la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC) e ingresa en el Partido Comunista Mexicano, el cual lo incorpora a su Comité Central y más tarde también lo expulsa por no estar de acuerdo con el llamado de la Internacional de lucha de clase contra clase.
Pero la errónea conducta de los autotitulados marxistas, que ignoraban la dialéctica de Marx y actuaban con el mismo dogmatismo que le reprochaban a la Iglesia Católica, no debilitó al joven comunista.
El grito de los mártires, contundente acusación contra el tirano Machado y los crímenes cometidos por su dictadura, fue escrito por Julio Antonio Mella en México, en 1926, y publicado en un folleto. En él, Mella decía: “Hay que repetir la consigna: triunfar o servir de trinchera a los demás. Hasta después de muertos somos útiles”.
En 1927, después de asistir al I Congreso de la Internacional Comunista, en Bruselas, Bélgica, visita la Unión Soviética como delegado al IV Congreso Internacional Sindical Roja.
El 10 de enero de 1929 era asesinado Julio Antonio Mella en la oscuridad de la noche, mientras caminaba junto a Tina Modotti, su compañera de luchas y de vida. Gente pagada por el dictador cubano, Gerardo Machado, a quien otro grande de la Isla Antillana (Rubén Martínez Villena) calificó de “asno con garras”, cegó la vida del líder estudiantil cubano. Sus últimas palabras fueron “Muero por la Revolución”.
El sólo hecho de presenciar la muerte violenta del hombre amado, tiene que haberle exigido a Tina fuerzas sobrehumanas. Además, no pudo quedarse sola con su cuerpo sin vida, pues centenares de personas se lo disputaron después de muerto, como antes lo habían hecho en vida. Una multitud acompañó su cadáver hasta el cementerio, se reunió alrededor de su tumba y denunció al asesino y exigió su castigo.
Tina Modotti, enfrentó, como fotógrafa, la tarea más difícil de toda su carrera: debía hacer una última fotografía de Mella, de su rostro que parecía el de un hombre dormido.
Julio Antonio Mella pertenece a esa raza de hombres cuyas virtudes se convierten en semilla fructífera. Por ello está desde entonces en el corazón de los actuales jóvenes, que saben ser dignos, generosos y valientes. Su ejemplo y vigencia continúan abonando hoy el quehacer generoso de nuestra Revolución.
REFERENCIAS BIBLOGRÁFICAS
- Pichardo, Hortensia. Documentos para la Historia de Cuba. Tomo III. Editorial Ciencias Sociales. Instituto del Libro. La Habana, 1973.
- Comisión Cubana de la UNESCO. Julio Antonio Mella. Documento para su vida. La Habana, 1964.
- Dumpierre, Erasmo. Mella. Instituto de la Historia de la Academia de Ciencias de Cuba. La Habana, 1965.
POR: María del Carmen Amaro Cano
Profesora Consultante FCM “Gral. Calixto García”
Vice-Presidenta de la Sociedad Cubana de Historia de la Medicina