“Una biblioteca no es un lujo, es una necesidad de la vida”
Henry Ward Beecher
El Centro Provincial de Información de Ciencias Médicas (CPICM) de Ciego de Ávila, en honor al Día del Bibliotecario Cubano que se celebró el pasado 7 de junio de 2018 decidió homenajear a una bibliotecaria que se ha destacado por el amor y la dedicación a su profesión, la Lic. Sara Belkis Morgado Ruiz.
¿En qué año comienza a trabajar en el CPICM?
Comencé a trabajar en el Centro Provincial de Información de Ciencias Médicas en el año 1986, ocupando la plaza de directora. Luego paso a ser la jefa de servicios técnicos, donde me ocupaba de atender la red de bibliotecas, los servicios propios del centro y procesamiento de libros y cuando comienza la publicación de la revista MediCiego la edición de ella.
Más adelante cuando fue incorporándose nuevo personal se fue estructurando el centro de manera tal que cada cual se ocupaba de los servicios del centro y es donde me adentro en el mundo editorial como editora de la revista.
Dentro de su paso por el centro, desempeñó varias funciones. ¿Cuánto le aportaron a su vida profesional?
En la realización de esas funciones y algunas otras al mismo tiempo reforcé mis conocimientos de bibliotecología y comencé a dar mis primeros pasos con la tecnología, puesto que nunca antes había tenido la posibilidad de trabajar con ella.
Allí aprendí el procesamiento automatizado de la información la actualización de las bases de datos para las búsquedas, aplicaciones de informática que era necesario utilizar.
Por otra parte en el ámbito editorial fue como partir de cero, puesto que fueron aspectos que no di en mi carrera, ni como asignatura tan siquiera.
¿Qué importancia le concede Ud. al trabajo del bibliotecario en la actualidad, vinculándolo a los avances en las Tecnologías en la Informática y las Comunicaciones (TIC)?
El bibliotecario en la actualidad tiene la obligación y la necesidad de conocer a fondo el manejo de estas nuevas tecnologías de la información independientemente de que debe tener buenos conocimientos de bibliotecología para el procesamiento, manejo del fondo, las búsquedas de información a sus usuarios, pero debe conocer muy bien lo que se hace en tecnología para brindar un mejor servicio, además de aportar a su superación personal y profesional.
Se conoce que Ud. tuvo una estrecha relación con objetivos de la Alfabetización Informacional, ALFIN, realizados en el CPICM de Ciego de Ávila. ¿Qué cree Ud. que podríamos seguir haciendo?
Si, por hacer nos queda todo un camino, puesto que cada día las tecnologías y los recursos de información se encuentran en aumento y en constante cambio. Soy partidaria de continuar con la labor, puesto que los usuarios aprenden a gestionarse su propia información, independiente de que puedan usar el apoyo bibliotecario – ¿Quién mejor que el propio usuario para saber lo que desea buscar?-, también aporta que ese usuario sepa expresar su necesidad de información además de cómo y dónde buscarla.
Luego de un tiempo, decide incorporase al área editorial, donde desarrolla funciones de editora de la Revista Científica Electrónica MediCiego. ¿Qué motivaciones y retos encontró en esta etapa? ¿Cómo contribuyen estos nuevos retos a su superación profesional?
En el año 1995, encontrándose el país sumido en un periodo de dificultad con el papel, Infomed se adentra en el mundo de las publicaciones científicas electrónicas, como parte de una estrategia, para así no frenar la producción científica del sector; es allí donde surge por primera vez en Ciego de Ávila la Revista Electrónica MediCiego.
Esto trajo como ventaja, que los técnicos y profesionales de las provincias tuvieran la posibilidad de publicar sus trabajos científicos, puesto que existía la insatisfacción de que los trabajos se enviaban y a la gente del campo no se les publicaba – nos comenta de manera jocosa.
Ahora bien, el reto fue grande, imagínate que sería la primera vez que todos trabajaríamos en la edición de una revista electrónica. Me recuerdo que comencé como editora, como dije anteriormente, y tuvimos que aprender los de la casa primero para después enseñar al resto.
Allí comenzamos a aprender cuáales eran las categoría de artículos a publicar y cuáles eran las normas para ellos, aprender mucho también sobre redacción científica, educar a los usuarios, mediante la ALFIN o cursos especializados, enseñar a los árbitros, que no eran más que médicos de experiencia y poseían conocimiento sobre la materia, pero que nunca se habían desarrollado en esa función y algunos ni como autores.
Los primeros números salieron, como era de esperar, con artículos de no muy buena calidad, pero a medida que íbamos trabajado, se iba perfeccionando el trabajo hasta que se logró establecer un lugar en espacios de interés para muchos, las indexaciones en bases de datos internacionales, directorios, repositorios, inclusos autores de otras provincias comenzaron a enviar trabajos a MediCiego.
Actualmente sigo siendo colaboradora de ese equipo editorial y como parte de él voto por elevar el nivel de los artículos, aparecer en nuevas bases de datos, mejorar cada vez más para darnos a conocer en el país y en el mundo.
– Anécdotas hay varias, refiere ella – “una vez una autora nos llamó y nos comunicó que su tío que vive en Australia había podido ver su artículo que estaba publicado en la Revista MediCiego y se alegró por ello”;
También “un autor santiaguero manifestó su agradecimiento porque un artículo suyo que había sido publicado en MediCiego ganó a nivel nacional el premio de Artículo Científico de ese año” o sea, poco a poco, se han ido alcanzando logros.
