Fallece Olga González Zenea (1939-2017)

Palabras del Dr. Néstor Marimón Torres, en la despedida póstuma de la cra. Olga González Zenea (jueves 14 de septiembre de 2017, 11:30 a.m.)

En este momento tan triste acudimos a despedir a un ser excepcional. Olga González Zenea, o como todos le decíamos, con mucho afecto… Simplemente Olguita, es uno de esos seres que pasa por la vida dejando en todos los que la conocen la huella indeleble de su bondad.  

Comenzó su vida laboral en 1956 y dedicó al Ministerio de Salud Pública 50 años. Fue una trabajadora incansable, íntegra, honesta, responsable, muy educada, amable, afectuosa, servicial, solidaria (rasgos distintivos de su personalidad), pocas veces se le veía disgustada y estaba siempre presta a ayudar a todos, a buscar soluciones a cada problema que se le presentaba en sus trámites de viajes al exterior.

Su trabajo, a veces anónimo, permitió que Cuba estuviera representada por directivos y prestigiosos profesionales de la salud en importantes eventos internacionales (Asambleas Mundiales de la Salud, Conferencias, Congresos, Reuniones, Entrenamientos y otros), o que un enfermo con necesidad de tratamiento médico en el exterior pudiera salir urgente. Olga era toda bondad. No existió un solo día en todos estos años de trabajo en nuestro Ministerio, en que no brindara inmediatamente su apoyo a cuanto viajero la precisara. Si ese viajero era un paciente, ella hacía lo imposible para ayudarlo.

Olguita siempre estaba buscando soluciones y alternativas, dentro de lo establecido. Todos tenían que preguntar o asesorarse con ella, pues era quien tenía más experiencia, quien dominaba plenamente, con seguridad y confianza lo que debía hacerse en cada caso.

Para todos fue un ejemplo a seguir. A través de los años se mantuvo con la misma decisión, entrega y amor al trabajo, al cumplimiento de su deber.

Todos admirábamos cómo a pesar de sus limitaciones para caminar, nunca faltaba y cuando por problemas de salud no podía asistir lo hacía desde su casa. Trabajadora consagrada hasta el último minuto de su vida. Murió como vivió, trabajando con la mayor entrega. La muerte la sorprendió trabajando en su casa.

Para todos los Directores de Relaciones Internacionales del Ministerio de Salud Pública, y me incluyo con propiedad total, Olguita fue un baluarte, un estandarte, alguien imprescindible, cuando ella estaba, estábamos seguros.

A pesar de las complejidades de su labor, jamás tuvo un problema, las auditorías y controles económicos, demostraban la transparencia de su trabajo, su ética, su rectitud.

Fue muy querida por todo el colectivo, su amabilidad, su modestia, su entrega, su apoyo solidario y sincero con todo aquel que lo necesitaba, generó un sentimiento de amor y cariño hacia Olguita, más allá de las relaciones normales entre compañeros.

En lo profesional y en lo personal sentiré mucho su ausencia por estos, y otros muchos motivos. Olguita seguirá entre nosotros, su presencia, su imagen, su ejemplo, perdurará no solo en el quehacer diario, sino sobre todo, en nuestros corazones.

No podemos hablar de Olguita sin hablar de su compañero inseparable, el profesor de pediatría Enzo Dueñas Gómez, un binomio de revolucionarios y profesionales, genuinos y dignos de estos tiempos de Revolución, de construcción del Socialismo, de enfrentamiento y de luchas; pero también de victorias.

Dedicados y consagrados a la salud pública cubana, que contribuyeron con su aporte a que la misma sea baluarte y bandera en nuestra sociedad.

Enzo y Olguita vivieron juntos 56 años, a decir de quienes lo conocieron desde el principio, una pareja que vivían el uno para el otro y ella jugando un papel rector, a veces de guía y sustento de esa relación, no solo significó un gran soporte para Enzo, sino también para amigos, compañeros, alumnos, quienes la llegaron a querer como a una madre.

Enzo me decía, mis amigos de los años quieren más a Olga que a mí,… era el encanto, la sencillez y la bondad de Olga.

Así era Olguita, Olga es Enzo, el amor de su vida. Enzo es Olga, su único amor. Con todo nuestro amor como una ola gigante, estamos aquí para acompañarlo, en este minuto ya para siempre de dolor.

Gracias a todos por venir. Gracias a ti, Olga, por demostrarnos que son ciertas la bondad y la ternura. Gracias a ti Olga, por tu inmensa humanidad. Gracias a ti, Olguita, por tu amor.

En nombre de sus compañeros de trabajo de la Dirección de Relaciones Internacionales y de los funcionarios y directivos del MINSAP.

En nombre del Ministro de Salud Pública, Dr. Roberto Morales Ojeda, que reconoce en Olga una de las más genuinas trabajadoras, por su desempeño de más de 50 años en el nivel central.

En nombre de sus amigos, vecinos, familiares. Y sobre todo, del propio Enzo. Te despedimos hoy de forma sencilla, como tú fuiste, pero también con el reconocimiento y el amor más profundo de todos los que te conocimos.

Olguita… Descansa en eterna paz.

Muchas gracias.

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