Instituto Nacional de Higiene, Epidemiologia y Microbiología (INHEM), ubicado en la Calle Infanta No.1158 e/ Llinás y Clavel. Centro Habana. La Habana.
La institución cubana, encargada de velar por el desarrollo de la higiene, la epidemiología, la microbiología, la nutrición y la seguridad alimentaria, celebra sus 115 años al servicio de la salud de la población cubana, con una proyección de trabajo que privilegia el desarrollo de las investigaciones, la docencia de postgrado y los conocimientos científico-técnicos.
El actual Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología (INHEM) tiene su origen en el Laboratorio de la Isla de Cuba, creado el 17 de mayo de 1902 en la zona del puerto de La Habana. Para diciembre de ese mismo año se le denominó Laboratorio Nacional. En 1944 adoptó el nombre de Instituto Nacional de Higiene y fue trasladado a la céntrica avenida de Infanta de la capital cubana, lugar donde se encuentra actualmente.
Con el triunfo de la Revolución en 1959, a esta entidad se le asignan nuevas y más complejas misiones hasta que en 1969 se le definen funciones sociales específicas, sirviendo de punto de referencia para la creación de otros centros científicos vinculantes. El INHEM se subordina directamente al Ministerio de Salud Pública (Minsap) y está certificado por este como Centro de Postgrado, y por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) como Centro de Investigación.
Desde hace dos décadas ostenta la categoría de institución auspiciadora de la Academia de Ciencias de Cuba e integra la Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). En 1996 recibió la condición de Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el área de la Salud de la Vivienda.
El máster en Ciencias Adolfo Álvarez Pérez, Subdirector General, explicó a Granma Internacional las funciones del centro: Desarrollar investigaciones relacionadas con las ciencias médicas; coordinar el programa nacional de investigaciones en el tema de determinantes de la salud, e impartir docencia de postgrado.
El directivo del INHEM agregó otras funciones, definidas en prestar servicios científico-técnicos de alto valor añadido en las áreas de microbiología y química sanitarias, también en bioquímica y fisiología. Señaló que los trabajadores participan en asesorías al Minsap en el enfrentamiento a eventos epidemiológicos en la capital y las provincias del país.
El centro juega un rol importante en el estudio de los factores de riesgos de las enfermedades crónicas no transmisibles, el control medio-ambiental, y los estudios de evaluación de riesgo, incluidos los relacionados con la contaminación sonora y atmosférica, los campos electromagnéticos, entre otros.
El instituto asume la vital responsabilidad de la regulación sanitaria. Todos los productos y servicios de consumo humano (excepto los medicamentos) que pretenden ser comercializados en el país, tienen obligatoriamente que ser evaluados, certificados y registrados por el comité de expertos. Sin este documento se prohíbe su venta en la red comercial, lo cual sin lugar a dudas, es una garantía para la seguridad del consumidor.
CANTERA CIENTÍFICA
A partir del año 2010, como parte de las transformaciones necesarias iniciadas por el Sistema Nacional de Salud y del proceso de reordenamiento de las entidades científicas se orientó fusionar el Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos (INHA) y el Instituto Nacional de Epidemiología y Microbiología (INHEM), con el propósito de reducir las estructuras organizativas y con ella los aparatos administrativos y económicos, aprovechar mejor los recursos tecnológicos e incrementar la capacidad y el aporte científico, proceso concluido en el 2015.
Según el entrevistado, hoy el INHEM cuenta con un Centro de Nutrición e Higiene de los Alimentos y un Centro de Epidemiología y Salud Ambiental, una subdirección a cargo de la docencia, las investigaciones, la información científico-técnica y la informática. Posee además sendos departamentos de laboratorios y registro sanitario; y un área de aseguramiento logístico administrativo y financiero, que se divide en una subdirección administrativa y un departamento de economía.
Actualmente laboran en el centro cerca de 300 trabajadores, de ellos 109 ostentan la categoría de investigadores y 83 la de profesores. Cuentan con 93 masters y 14 doctores en ciencias. La mayoría de los médicos que trabajan en el INHEM son especialistas de segundo grado y muchos de ellos, poseen más de una especialidad.
En la institución se imparte una especialidad, dos maestrías, cuatro diplomados y más de 20 cursos cortos. En las dos últimas décadas egresaron 243 master en salud ambiental y 228 en nutrición y salud pública. Se han graduados 141 especialistas en Higiene y Epidemiología, los cuales brindan servicios en los diferentes niveles de asistencia médica del país. Se logró que cerca del 80 % de los investigadores estén acreditados como docentes y muchos se formen como doctores en ciencias.
Hoy están inmersos en un programa de remodelación institucional y de introducción de equipamiento novedoso. Reconstruyeron el edificio central, fundado hace casi un siglo, y rescataron el laboratorio de microbiología, para convertirlo en un lugar que responda a los requerimientos y normas internacionales. Toca en lo inmediato concluir el proceso de certificación de la calidad en esa y otras áreas.
También se incrementó el número de aulas y se trabaja en dos nuevos laboratorios que deben concluirse a finales de este año. Ello permitirá aumentar los servicios científico-técnicos a prestar, para dar respuestas a diversos conflictos epidemiológicos o necesidades propias de las investigaciones.
VÍNCULO CON INSTITUCIONES HOMÓLOGAS INTERNACIONALES
Se pudo conocer a través del directivo, que históricamente el centro ha mantenido vínculos científicos con instituciones homólogas internacionales. Mencionó la Universidad de Nothingham del Reino Unido y el Instituto de Medicina Tropical de Bélgica. Aseguró que se han firmado importantes acuerdos de colaboración con la Escuela Nacional de Salud Pública de la Fundación Osvaldo Cruz, de Río de Janeiro en Brasil.
Adolfo Álvarez Pérez hizo referencia al desarrollo de otro grupo de proyectos, que se ejecutan con el auspicio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el PNUD.
Estas indagaciones científicas van dirigidas a la solución de los principales problemas sanitarios cubanos como: la mortalidad por enfermedades crónicas no transmisibles, el cumplimiento del programa materno-infantil; los fundamentales conflictos y eventos epidemiológicos; y las investigaciones sociales, en estas últimas con énfasis en el papel de la familia, tema que propició constituir la Red Cubana de Determinantes de la Salud.
Señaló que en este minuto, el centro enfrenta un grupo de retos relacionados con la aplicación de las encuestas nacionales de consumo de alimentos y de salud; la elaboración de guías de buenas prácticas nutricionales y la estandarización de protocolos y métodos efectivos para analizar y dar respuesta a problemas concretos, incluidos la organización de los servicios sanitarios.
SOCIEDAD CUBANA, PRINCIPAL CLIENTE
«El Instituto participa en casi todos los temas prioritarios de la sociedad cubana y mantiene una posición de liderazgo científico dentro y fuera de Cuba. Estamos organizando un grupo de trabajo para adoptar políticas públicas, integrando a todos los organismos líderes y acudiendo a la multisectorialidad», aseguró Álvarez Pérez.
Similar criterio lo aporta la investigadora titular Santa Jiménez Acosta, con más de 30 años de labor ininterrumpida dentro del Instituto. Ella asegura que ha visto aplicar los resultados de sus investigaciones. «En los altos niveles de dirección del país se analizan nuestras propuestas y te puedo mencionar como ejemplo la medida tomada para fortificar la harina de trigo con vitaminas y minerales, utilizada en la elaboración del pan y la galleta. Así ocurrió con las compotas para niños y los suplementos nutricionales para las embarazadas».
En la década de los 70 del siglo pasado, ella y su grupo investigó acerca del gasto de energía en macheteros de alta productividad para introducirle raciones alimentarias necesarias para su desempeño físico, luego extendieron sus indagaciones a los constructores y trabajadores forestales. Con posterioridad estudiaron los hábitos alimentarios de la población cubana, con énfasis en los grupos vulnerables como ancianos y niños.
En este instante, elaboran las guías nutricionales para los menores de dos años de edad, basadas en las indicaciones propuestas por la Conferencia Internacional sobre Nutrición, celebrada en el año 2014. En esa cita, los organismos internacionales enfatizaron en la importancia de contar en cada país con un instrumento educativo para divulgar una alimentación saludable.
Jiménez Acosta afirma que «aunque he visto aplicadas muchas investigaciones pienso que se debe seguir trabajando en cerrar las brechas entre el logro científico y la aplicación social. Considero que nuestro gobierno ha sido muy respetuoso y preocupado por aplicar acciones dependiendo de los resultados de las ciencias».
Con ella coincide la tecnóloga Ailén Camejo Jardines, trabajadora del departamento de Laboratorios Sanitarios. Ella es la encargada de realizar los análisis microbiológicos en alimentos (carnes, embutidos, vegetales, enlatados, cereales y lácteos), con vistas a dictaminar la inexistencia de microorganismos y poder certificarlos como aptos para la comercialización y el consumo humano.
La licenciada Camejo Jardines, inició su vida laboral en el INHEM en el año 2005 como recién graduada de una carrera de nivel medio, posteriormente matriculó la Universidad en Tecnología de la Salud y actualmente cursa una Maestría en Microbiología Clínica, teniendo como tema de tesis La susceptibilidad antimicrobiana para la salmonella. Asegura que encontró allí mucho apoyo para su realización profesional.
Por su parte la licenciada Emilyen Benítez Mas, vinculada al área de la comunicación social, refirió trabajar en el tema de las relaciones comunicativas institucionales y en las campañas promocionales y de prevención en salud, a partir de las investigaciones desarrolladas por la entidad.
Actualmente participa en un estudio sobre la elaboración de las guías para embarazadas y madres que dejan de lactar. Ella resaltó: «Tengo muchas expectativas en el centro porque debo superarme y al mismo tiempo desarrollo temas de importancia. Participé en la Feria Internacional de Salud para Todos, la Convención de Salud, ambas efectuadas en el 2015; el Foro Internacional de Higiene y Epidemiología; el Congreso de Promoción de salud, y actualmente organizo las actividades por la celebración del 115 aniversario de la institución».
Para los trabajadores, el centro aporta una dimensión social extraordinaria por sus funciones y resultados científicos, pero principalmente, porque tiene la misión de alertar a los decisores del sistema de salud sobre las políticas sanitarias a introducir para contribuir a la sostenibilidad epidemiológica del país con un uso racional de los recursos. Ellos manifiestan un empeño común por contribuir a la sociedad fomentando la salud con todos y para el bien de todos.
Autor: Nuria Barbosa León
Fuente: Granma. Disponible en: http://www.granma.cu/cuba/2017-05-12/mas-de-cien-anos-al-servicio-de-la-salud-del-pueblo-12-05-2017-14-05-09