Ayer, 7 de junio 2016, falleció un fiel revolucionario, combatiente de la lucha clandestina, médico, directivo de salud al triunfo de la Revolución, el internacionalista que recordaba siempre con emoción su encuentro con el Che Guevara en Argelia.
Argelia había logrado la independencia de Francia el 3 de julio de 1962. Ahmed Ben Bella, a los pocos días de su elección como primer ministro, llegó a Nueva York el 15 de octubre de ese año para participar en la ceremonia de admisión de Argelia en las Naciones Unidas y al siguiente día tomó un avión de Cubana de Aviación para dirigirse a la Isla del Caribe. En el aeropuerto internacional José Martí de La Habana lo esperaba el Comandante en Jefe, Fidel Castro.
El 17 de octubre de 1962, cinco días antes de estallar la Crisis de Octubre, al dejar al Presidente argelino en una residencia, Fidel acudió a la asamblea para inaugurar el Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas Victoria de Girón y allí explicó distintos problemas que planteaba la salud pública en Cuba y a continuación planteó la idea de enviar una brigada médica para ayudar a Argelia, que tras la independencia sufrió la salida en masa de los médicos franceses, al punto de quedar solo 600 galenos en el país, 285 argelinos y los otros voluntarios que prestaban servicio por períodos cortos, para atender a cerca de 11 millones de habitantes.
En su discurso Fidel les dijo a los estudiantes que se necesita 50 médicos como voluntarios para ir a Argelia y el 23 de mayo de 1963, un vetusto avión Britania de Cubana de Aviación con 29 médicos, 4 estomatólogos, 14 enfermeros y 7 técnicos de la salud, viajaron con destino a Argelia. Se iniciaba así la primera misión médica de colaboración internacional.
Al frente de la delegación cubana iba el doctor José Ramón Machado Ventura, ministro de Salud Pública, y le acompañaba el doctor Gerald Simón Escalona, quien era en esos momentos Director de la Empresa de Clínicas Mutualistas del MINSAP y luego fuera Viceministro de ese organismo. Después de ubicar a los internacionalistas, Machado regresó y Gerald Simón se quedó al frente para acabar de asentar la misión.