Uno de los temas analizados por el Consejo de Ministros celebrado recientemente correspondió al plan de prevención y enfrentamiento a las enfermedades transmitidas por los mosquitos del género aedes.
Según explicó Roberto Morales Ojeda, ministro de Salud Pública, debido a la compleja situación epidemiológica en la región de las Américas, donde Cuba mantiene amplia cooperación e intercambio internacional, así como a los niveles de infestación del mosquito transmisor en algunos municipios, existe riesgo en nuestro país de enfermedades como el Zika, el dengue y el Chikungunya.
“A partir del trabajo desarrollado en la etapa intensiva, ha decrecido el índice de infestación del mosquito y consecuentemente la transmisión de dengue, que en un inicio se reportaba en 14 provincias y el Municipio Especial Isla de la Juventud y actualmente solo se mantiene en un municipio de Guantánamo. Además, hasta el momento no se ha diagnosticado ningún caso de Chikungunya”, afirmó.
Respecto al Zika explicó que mediante las medidas de vigilancia epidemiológica se han detectado 22 casos importados y uno autóctono, sin evidencia de propagación en ningún territorio del país.
Morales Ojeda comentó que se ha incrementado la percepción del riesgo de enfermar por parte de la población, con el consecuente aumento de su participación en las acciones desarrolladas de conjunto con los organismos y organizaciones de masas involucrados.
Teniendo en cuenta los resultados obtenidos en la reciente campaña intensiva de lucha antivectorial y conociendo que persisten situaciones negativas en el medio ambiente, dijo que es necesario acometer otro grupo de medidas para mantener lo logrado, sobre todo ante las condiciones climatológicas propias de esta época del año que propician la generación del vector.
El Ministro llamó la atención sobre el daño que estas enfermedades ocasionan a la salud humana, además del costo económico y político que representaría una epidemia de gran envergadura.
En tal sentido, se refirió al plan de medidas encaminado a la puesta en práctica de un conjunto de acciones integrales para continuar disminuyendo los factores que condicionan la infestación, hasta alcanzar valores que no ofrezcan peligro para la propagación de enfermedades.
Finalmente ratificó que la prevención continúa teniendo el papel principal para evitar los niveles de infestación y por tanto la enfermedad, pues aún con el trabajo sistemático de las autoridades sanitarias en cada territorio no es posible eliminar el vector sin la participación efectiva de los organismos y la población.
Fuente: Granma