El Dr. Luis Carlos García Gutiérrez, conocido cariñosamente como Fisín, falleció el 22 de octubre, cuando le faltaban apenas unos días para cumplir 97 años. Su cadáver fue incinerado, y en horas de la tarde de ese día se realizó la ceremonia de inhumación de sus cenizas, que se inició con una marcha solemne de los asistentes hasta el panteón de los Veteranos en el cementerio de Colón donde la urna fue finalmente depositada en un nicho, en el área de los combatientes de la Sierra y la Clandestinidad.
Nació en Lawton el 4 de noviembre de 1918, hijo de madre española y padre puertorriqueño emigrado a España, quienes vinieron a Cuba y se casaron. De niño, Fisín trabajó duro en la huerta familiar. Después, de joven, tuvo varios empleos mientras adelantaba en sus estudios hasta lograr graduarse como estomatólogo a los 23 años.
Desde muy temprano tuvo inquietudes políticas y se vinculó a obreros revolucionarios y comunistas. Inició su militancia activa a los 15 años y la mantuvo ininterrumpidamente a lo largo de su vida, durante muchos años desde la más rigurosa clandestinidad.
Fue un permanente y audaz investigador. Presentó sus estudios en eventos científicos dentro y fuera del país. En 1953 trasplantó un tercer molar embrionario a la cavidad del segundo con excelentes resultados, hecho que fortuitamente fue publicado en una importante revista de Estados Unidos y que, al correr de los años, le valió el reconocimiento científico por la primera manipulación documentada de células madres.
Como militante de base se destacó en las acciones de calle, campañas de recaudación de fondos a favor de los candidatos comunistas a las elecciones, así como en la locución en programas radiales del Partido. Sufrió prisión por sus actividades revolucionarias.
Después del asesinato del líder azucarero comunista Jesús Menéndez y el auge de la represión anticomunista, apoyó al Partido a gestionar pasaportes falsos y otros documentos así como a enmascarar a compañeros perseguidos para que pudiesen viajar y preservar sus vidas.
Después del triunfo de la Revolución abandonó su consulta privada y se incorporó a los órganos de la seguridad del Estado. Fue fundador del Laboratorio de Antropología devenido Centro de Criminalística y más tarde también fue fundador y director del Carné de Identidad. Entre sus tareas y responsabilidades en el MININT estuvieron la organización de la técnica canina, la subdirección de la escuela de contrainteligencia y un trabajo en el exterior con rango diplomático destinado a asegurar suministros para la industria de componentes electrónicos. Alcanzó el grado de coronel y obtuvo las más importantes condecoraciones.
Tras su jubilación retornó a su profesión como dentista en el CIMEQ, trabajó en una clínica de implantes dentales en España y durante varios años fue jefe de la clínica estomatológica del CIREN, hasta su jubilación definitiva.
Siendo ya octogenario se decidió a escribir parte de sus memorias las cuales dejó recogidas en dos libros: La otra cara del combate, en el cual relata su experiencia clandestina junto a valiosos testimonios compilados por él mismo en entrevistas, y En torno al sillón, apuntes de vida y de batalla, en él recoge parte de sus experiencias en más de siete décadas de ejercicio profesional como estomatólogo, al mismo tiempo que recrea pasajes de su vida revolucionaria, el costumbrismo cotidiano, cuentos de viaje y anécdotas simpáticas que muestran diferentes facetas de la vida de este destacado revolucionario que, pasados sus 95 años, declarara en una entrevista para la revista Bohemia: "No sé cómo me las voy a arreglar cuando llegue a viejo".
Colaboración de María del Pilar Vilá
Especialista en Promoción
Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN)