Cada 22 de diciembre hay fiesta en todas las aulas y escuelas de Cuba, pues se celebra el Día del Educador, recordando la culminación de la Campaña de Alfabetización en nuestro país durante la cual aprendieron a leer y a escribir un elevado porciento de cubanos en solo un año, algunos de ellos nunca hubiesen siquiera soñado poder hacerlo una vez. Así, se rinde honores al trabajo diario de quienes educan a los niños, a los adolescentes o a los futuros ingenieros, científicos, médicos, abogados y economistas de la nación; pero también a José Martí, el Héroe Nacional, de cuyos textos aprendieron además otros grandes cubanos.
Para aquellos que caminan en la vida con dos funciones tan importantes como salvar vidas y educar es aún más meritorio, es un acto de la más alta estima y gratitud. Hablamos de gratitud en la escala máxima, como quien eleva el alma y la entrega a la grandeza y la integridad humana.
Felicitamos a esas personas que muestran lo mejor de sí en cada segundo y que brindan alivio y sabiduría, les enviamos este mensaje de reconocimiento. Los médicos-maestros cumplen con la dualidad de la entrega, el salvamento para la raza humana.