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El Código Sanitario Panamericano vigente, se firmó en Cuba en el año 1924.

 

Código sanitario panamericanoEl Código Sanitario Panamericano, vigente hoy día, se firmó ad referendum en dos ejemplares originales en inglés y español, por los representantes de dieciocho naciones de las Américas que asistieron a la VII Conferencia Panamericana celebrada en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, el 14 de noviembre de 1924. Ambas versiones se depositaron en la Secretaría de Estado de la República de Cuba a fin de que pudieran sacarse copias certificadas, para ser remitidas por vía diplomática a cada uno de los gobiernos signatarios.

La VII Conferencia Sanitaria Panamericana, encargada del estudio y aprobación del Código Sanitario Panamericano, se efectuó en La Habana del 5 al 15 de noviembre de 1924, con delegaciones de: Argentina (2), Brasil (2), Chile (1), Colombia (1), Costa Rica (1), Cuba (6), El Salvador (1), Estados Unidos de América (3), Guatemala (1), Haití (1), Honduras (1), México (1), Paraguay (1), Panamá (1), Perú (1), República Dominicana (1), Uruguay (1) y Venezuela (2). Para un total de 28 delegados. No estuvieron representados: Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Además de los seis delegados de Cuba, eran de nacionalidad cubana los representantes de Guatemala, Costa Rica, Honduras y el de Colombia, que, aunque nacido en esa hermana república, llevaba casi medio siglo de ejercicio médico en La Habana. También estaban representadas la Oficina Sanitaria Panamericana y la Sección de Higiene de la Liga de las Naciones.

Presidió la Comisión Ejecutiva de la Conferencia, el Dr. Mario García-Lebredo (Cuba), después Director de Honor de la Oficina Sanitaria Panamericana; y la integraban como secretario el Dr. Francisco María Fernández (Cuba), como vocales los Dres. Hugh S. Cumming (EE.UU), Director de la Oficina Sanitaria Panamericana durante veintiséis años y Cirujano General Jefe de Servicios de Sanidad Pública de los Estados Unidos, Nascimento Gurgel (Brasil), Joaquin Llambias (Argentina), Alfonso Pruneda (México) y Carlos Enrique Paz Soldán (Perú) .  Todas figuras ilustres de la salud pública en América.

Los fines de este Código son los siguientes:
1. Prevenir la propagación internacional de infecciones o enfermedades susceptibles de trasmitirse a seres humanos.
2. Estimular o adoptar medidas cooperativas encaminadas a impedir la introducción y propagación de enfermedades en los territorios de los gobiernos signatarios o procedentes de estos.
3. Uniformar la recolección de datos estadísticos relativos a la morbilidad en los países de los gobiernos signatarios.
4. Estimular el intercambio de informes que puedan ser valiosos para mejorar la sanidad pública y combatir las enfermedades humanas.
5. Uniformar las medidas empleadas en los lugares de entrada para impedir la introducción de enfermedades trasmisibles propias del hombre, a fin de que pueda obtenerse mayor protección contra ellas y eliminarse toda barrera o estorbo innecesarios.

El segundo artículo del Capítulo I está destinado a la definición de once términos contenidos en el Código. El Capítulo II lo forman tres secciones en las que se tratan: notificaciones e informes ulteriores a otros países (6 artículos), publicación de las medidas preventivas (3) y estadísticas de morbilidad y mortalidad (4). El Capítulo III está dedicado a documentos sanitarios y consta de dos secciones: la primera, de patentes de sanidad (11 artículos) y la segunda, de otros documentos (2).

Los Capítulos del IV al VIII comprenden aspectos como: la clasificación de los puertos (6 artículos), la clasificación de buques (3), el tratamiento de los buques (10), los modelos de fumigación (3), y los médicos de los buques (3). El Capítulo IX es de gran importancia pues está dedicado a la Oficina Sanitaria Panamericana, sus funciones y deberes.

El Capítulo X comprende un artículo dedicado a naves aéreas. En el XI se declara en su único artículo que «Excepción hecha de los casos que estén en conflicto con las prescripciones de la presente Convención, continuarán en todas sus fuerzas y vigor los artículos 5, 6, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 25, 30, 32, 33, 34, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 49 y 50 de la II Convención Sanitaria Panamericana celebrada en Washington el 14 de octubre de 1905 o primer Código Sanitario.»

El Capítulo XII aclara que: «Se tiene por entendido que el presente Código no anula ni altera la validez o fuerza de ningún tratado, convención o acuerdo que exista entre algunos de los gobiernos signatarios y cualquier otro gobierno.» El Capítulo XIII, final, dedica su único artículo a disposiciones transitorias.

Los participantes por Cuba fueron:
Los Dres. Mario G. Lebredo, Jose A. López del Valle, Hugo Roberts, Diego Tamayo, Francisco M. Fernández y Domingo F. Ramos.

Referencias
1. El Código Sanitario Panamericano: 100 años de colaboración en salud Disponible en: https://www.paho.org/es/codigo-sanitario-panamericano-100-anos-colaboracion-salud [Consultado: 22 de septiembre de 2025]
2. Protocolo anexo al Código Sanitario Panamericano. Departamento de Asuntos Jurídicos Internacionales, Oficina de Cooperación Jurídica. Disponible en:  https://iris.paho.org/handle/10665.2/4893  [Consultado: 22 de  septiembre de 2025]
3. DELGADO GARCÍA, G. El Código Sanitario Panamericano: aspectos históricos. En: Cuadernos de Historia No. 80, 1995. Disponible en: http://www.bvs.sld.cu/revistas/his/vol_1_95/his03195.htm
[Consultado: 22 de septiembre 2025].
4. Delgado García, Gregorio,Estrella, Eduardo,Navarro, Judith (1999) El código sanitario panamericano: hacia una política de salud continental. Rev Panam Salud Publica;6(5) -,nov. 1999. Retrieved from http://www.scielosp.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1020-49891999001000012&lng=pt&nrm=iso [Consultado: 22 de septiembre 2025].

George Papanicolaou, el hombre que inventó el Pap, «una de las armas más poderosas contra el cáncer»

George PapanicolauCuando George Papanicolaou llegó a Estados Unidos, procedente de Grecia, ya era un médico experimentado que había servido como cirujano militar en la primera guerra de los Balcanes. Tras durar solo un día vendiendo alfombras, volvió a su pasión de adolescente: tocar el violín, esta vez en restaurantes.

Nadie imaginaba que poco tiempo después él y su esposa trabajarían juntos en el desarrollo de una prueba sencilla querevolucionó la detección temprana del cáncer cervical y ha salvado la vida de millones de mujeres: el llamado test de Papanicolaou, también conocido como Pap o citología vaginal.

Nacido hace 142 años,el 13 de mayo de 1883, en la isla de Eubea como Georgios Papanikolaou, el padre del Pap se graduó en medicina con honores a los 21 años, luego de haber estudiado música y humanidades.  Tras un año en EE.UU. sin ejercer como médico, en 1914 fue contratado por el Departamento de Anatomía de la Universidad Cornell, en Nueva York, como investigador.

En 1928, durante una conferencia médica en Michigan, un joven científico griego subió al escenario con una idea revolucionaria. No traía bisturís, ni fármacos milagrosos. Solo un portaobjetos de vidrio y la firme convicción de que el cáncer podía detectarse antes de que fuera tarde.

Su propuesta era sencilla y radical para su época: recoger células del tracto vaginal, examinarlas al microscopio y descubrir allí los primeros signos del cáncer de cuello uterino. Se trataba de una técnica no invasiva, accesible y basada en la observación celular.

Pero aquella primera presentación fue un fracaso.

Las imágenes eran deficientes, el texto estaba lleno de errores, y la comunidad médica… no le creyó.

El científico era George Papanicolaou, y lo que proponía era la ahora famosa prueba de Papanicolaou o “Pap”. A pesar del escepticismo, él había notado algo que otros ignoraban: que los cambios en las células precedían al cáncer invasivo por años, y que eso podía aprovecharse para salvar vidas.

Pero el mundo aún no estaba listo.

Decepcionado, Papanicolaou guardó su investigación en un cajón. Hasta que, una década después, encontró el apoyo del ginecólogo Herbert Traut y retomó su trabajo con nuevos estudios que ahora sí captaron la atención del mundo médico.

El resultado fue una revolución.

La prueba de Papanicolaou se convirtió en un procedimiento de rutina. Permitió detectar lesiones precancerosas con años de anticipación. Desde entonces, millones de mujeres en todo el mundo han salvado la vida gracias a ese pequeño frotis de células.

Fuentes:

 

Santiago Ramón y Cajal a 125 años del Premio Moscú

Homenaje al Doctor Santiago Ramón y Cajal en el 125 aniversario de haber obtenido el Premio Moscú el 9 de agosto de 1900.

El español Santiago Felipe Ramón y Cajal nació el 1o de mayo de 1852 en Petilla de Aragón, localidad navarra dentro de tierra aragonesa. En junio de 1873, en los predios de la Universidad Literaria de Zaragoza, obtuvo el título de Licenciado en Medicina. Su primera labor como médico la realizó, como miembro de la Sanidad Militar, en el Regimiento de Burgos, luego fue designado a la guerra de Cuba. El miércoles 17 de junio de 1874, con 22 años de edad y grado de capitán, desembarcó en La Habana.

En la isla caribeña se desarrollaba la Guerra de los Diez Años y Cajal fue ubicado en el Hospital de Campaña de Vista Hermosa, Puerto Príncipe (actual Camagüey), luego fue trasladado por enfermedad al Hospital de Puerto Príncipe para regresarlo más tarde a San Isidro, en la trocha del este. El 15 de mayo de 1875, con diagnóstico de caquexia palúdica grave, le conceden la licencia absoluta del ejército.

De regreso a España desarrolló una ascendente carrera científica que fue reconocida con múltiples galardones. Entre el otoño y el invierno de 1899 el galeno se encontraba enfermo. Según sus propias palabras «invadióme la neurastenia, acompañada de palpitaciones, arritmias cardíacas, insomnios, etc., con el consiguiente abatimiento de ánimo». En consecuencia, decidió alejarse del constante ajetreo de Madrid e irse a vivir en un lugar más tranquilo en los alrededores de la ciudad. Compró una huerta en Cuatro caminos y mandó a construir una modesta quinta, circundada de un bello jardín, emparrado e invernadero liliputienses, escalonados en cuesta y expuestos al sol del mediodía.

En la tranquilidad de su jardín recibió Cajal la agradable noticia del Premio Moscú, información que le llegó en un telegrama enviado por el doctor Julián Calleja, colega español que estuvo presente en la capital francesa al emitirse el fallo del jurado. La reunión donde se decidió el ganador del reconocido galardón comenzó a las 9 y media de la mañana del 8 de agosto de 1900, en la Facultad de Medicina de París, presidida por el destacado cirujano francés Odilon Marc Lannelonge. Al día siguiente, 9 de agosto, la noticia se hizo pública en el XIII Congreso Internacional de Medicina reunido en la ciudad francesa; en la misma sesión se acordó celebrar en Madrid el siguiente Congreso de 1903.

Por testigos presenciales se conoce del entusiasmo de los delegados y congresistas de los países latinos, incluso se escucharon gritos de vivas a España. En nombre del país ibérico y de la ciencia española, el doctor Calleja, quien como señalamos fue el encargado de trasmitir la noticia a Cajal, pronunció, con marcada emoción, un elocuente y sentidísimo discurso de agradecimiento. Fue casi una fiesta de cordial hispanidad, porque del inesperado triunfo se congratularon, con noble y profunda emoción, todos los congresistas de España y de las Repúblicas hispanoamericanas.

La historia de este importante galardón comenzó años antes, en 1897, cuando en el XII Congreso Internacional de Medicina, en la ciudad moscovita se decidió crear un premio. Así las cosas, en sesión de trabajo del Ayuntamiento de Moscú se acordó que: «El premio de la ciudad de Moscú será otorgado al mejor trabajo científico en el campo de la medicina y de la higiene, o por los servicios excepcionales ofrecidos en la lucha por aliviar el sufrimiento de la humanidad». También quedó pautado entregarlo cada tres años.

Cajal, quien disfrutó inmensamente el reconocimiento, no pudo personarse a recibir el mencionado lauro, decidió quedarse en su recién estrenada casa de Cuatro caminos. Desde allí trasmitió un cálido agradecimiento donde expresó: «A mí, personalmente, las 6,000 pesetas, si llego a cobrarlas, que lo dudo, me vendrán como pedrada en ojo de boticario, pues cabalmente tengo atascado el segundo tomo de los Centros, el segundo número de la Revista y la tercera edición de la Histología, por falta de sebo; quiero decir, de recursos y de humor para escribir».

Si bien el galeno necesitaba el dinero, después de la inversión que había realizado para construir su nueva casa, es evidente que su mayor deseo iba encaminado en el orden académico, pues tenía múltiples publicaciones pendientes que precisamente no habían salido a la luz por falta de dinero y este premio le daba la posibilidad de darlos a conocer. Muchas fueron las felicitaciones y elogios recibidos. Destacan entre otros el telegrama de Su Majestad, la reina Cristina, la carta afectuosa del presidente del Consejo de Ministros, D. Francisco Silvela; y la no menos cariñosa del ministro de Fomento y el mensaje del Ayuntamiento de Zaragoza.

La prensa también se hizo eco de la noticia. El rotativo El Heraldo reseñó una elocuente biografía escrita por el doctor Amalio Gimeno; por su parte El Imparcial publicó sentidas palabras de Mariano Cávia. Otros artículos lauditorios aparecieron también en El LiberalLa Época y La Correspondencia. El doctor Márquez firmó una nota muy halagadora para un periódico médico que fue celebrada por el propio Cajal. La sociedad española disfrutó ampliamente el éxito de su hijo ilustre. Puede decirse que fue este el premio que dio a conocer al sabio entre sus coterráneos, anteriormente sus éxitos eran más conocidos en otros países.

Entre los reconocimientos oficiales recibió la Gran Cruz de Isabel la Católica, la condecoración de la Gran Cruz de Alfonso XII y fue nombrado consejero de Instrucción Pública. La elección del sabio al apetecido Premio Moscú hizo crecer la alegría de la ciudadanía hispana, extensiva a todos los países de habla castellana, considerándose tal distinción como un auténtico triunfo hispanoamericano.

Es interesante destacar que desde el pueblo cubano también le llegó al sabio español un cordial mensaje de felicitación firmado por el doctor Pedro Albarrán, quien un mes después, el 16 de septiembre de 1900, fue electo Presidente de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana. Su hermano, el ilustre científico cubano doctor Joaquín Albarrán, ya para esa fecha era reconocido por sus aportes a la Urología. El elogio fue publicado en el periódico El Fígaro de La Habana, en octubre de ese año 1900.

El doctor Pedro Albrarrán destaca del maestro español su humilde laboratorio, su entrega a la labor científica, así como sus procedimientos de investigación. Lo describe como un hombre superior por su inteligencia, y subraya su amor a la justicia y a la suprema ley. Termina escribiendo: «Reciba el sabio español, juntamente con los aplausos de los demás pueblos de la tierra, el aplauso del pueblo cubano ¡y ojalá que sea grato para sus notas distintas! Nuestro aplauso no expresa solamente la admiración que inspira el hombre aclamado por su ciencia: es también la expresión sincera de naturales inextinguibles afectos, de íntimas alegrías que sentimos porque algo bueno pasa en el viejo solar de nuestros padres». La alusión final hace clara referencia al padre de los hermanos Albarrán, Don Pedro Albarrán y de la Calle, quien era natural de Cádiz, en el país ibérico.

De todos los homenajes recibidos consideramos que el más importante fue realizado en el Paraninfo de la Universidad Central de Madrid. Allí el eminente histólogo pronunció un encendido discurso de alto contenido patriótico, donde dejó para la historia importantes consejos a los jóvenes. En esa histórica pieza de la oratoria exhortó a combatir al extranjero con ideas, con hechos nuevos, con invenciones originales y útiles. Ahí afirmó: «Mi fuerza fue el sentimiento patriótico; mi norte, el enaltecimiento de la toga universitaria; mi ideal, aumentar el caudal de ideas españolas circulantes por el mundo, granjeando respeto y simpatía para nuestra Ciencia, colaborando, en fin, en la grandiosa empresa de descubrir la Naturaleza, que es tanto como descubrirnos a nosotros mismos».

Como colofón se puede afirmar que el Premio Moscú significó para el doctor Cajal no solo el reconocimiento de su país, sino también la posibilidad de darse a conocer como el gran patriota que desde la ciencia defendía al país ibérico, así como la apertura de nuevos horizontes en favor de sus investigaciones científicas que lo llevarían en 1906 a obtener el Premio Nobel de Medicina y Fisiología. Este 9 de agosto de 2025 se conmemoran 125 años del Premio Moscú, rindamos tributo al doctor Santiago Ramón y Cajal, el más ilustre de los científicos españoles, quien se consideraba asimismo como un «obrero infatigable de voluntad indomable».

Por Dr. C. Ricardo Hodelín Tablada
Trabajadores

 

Oftalmoscopio

El oftalmoscopio es un instrumento optométrico cuya principal aplicación es observar una ampliación del fondo de ojo, lugar donde se encuentra la retina y, posiblemente, sea el instrumento de mayor uso en la historia de la Oftalmología.

El desarrollo del oftalmoscopio permitió el estudio clínico de las enfermedades del fondo de ojo. Hermann von Helmholtz, médico y físico alemán (1821-1894), anunció en el año 1850,  su invención en la Sociedad de Física de Berlín, y un año más tarde, en octubre de 1851, publicó la descripción de su invento en el artículo Beschreibung eines Augenspiegels zur Untersuchung der Netzhaut im lebenden Auge. Sus trabajos revolucionaron esta especialidad.

El eficaz instrumento, permitía observar el fondo de ojo mediante espejos planos combinados con lentes cóncavas: se miraba a través de uno de los lados de un cristal mientras que la luz se reflejaba en el ojo del paciente por el lado opuesto. Sus experimentos demostraron que la luz que entra a través de la pupila se refleja y retorna al origen usando el mismo camino.

Helmholtz denominó a su invento «Augenstegel». En las primeras publicaciones en lengua inglesa fue denominado speculum, por ser similar a un instrumento que en Inglaterra tenía ese nombre. En 1853, el término oftalmoscopi apareció por primera vez en la literatura inglesa, y tres años más tarde, este vocablo comenzó a ser empleado en la literatura americana.

En los años siguientes, se le hicieron importantes mejoras al oftalmoscopio de Helmholtz y en las técnicas de observación del fondo de ojo. El invento de Helmholtz revolucionó a la oftalmología, al permitir observar el interior del ojo de las personas y examinar las características de la retina, diagnosticar enfermedades oculares y prevenir la ceguera.

Referencias:
1. Hermann von Helmholtz. En Wikipedia. Disponible en: http://en.wikipedia.org/wiki/Hermann_von_Helmholtz [Consultado: 17 de julio de 2025]
2. Oftalmoscopio. En Wikipedia. Disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Oftalmoscopio [Consultado: 16 de julio de 2025]
3. Hermann von Helmholtz. The Foundation of the American Academy of Ophtalmology. Disponible en: Helmholtz, Hermann von – American Academy of Ophthalmology [Consultado: 16 de julio de 2025]
4. López Espinosa JA, Contribución a la historia de la bibliografía cubana sobre Oftalmología. Acimed 2007; 15(3). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/aci/vol15_3_07/aci06307.htm [Consultado: 14 de julio de 2025]

Cuba, primer país del mundo en desarrollar una vacuna obtenida por síntesis química contra el Haemophilus influenzae tipo b

Quimi HibLa vacuna conjugada para la inmunización activa contra enfermedades causadas por Haemophilus influenzae tipo b (Hib), diseñada para niños desde los 2 meses y hasta los 5 años de edad. Quimi-Hib® es segura, muy bien tolerada y poco reactogénica. Su producción cumple los requisitos de la Organización Mundial de la Salud.
Cuba fue el primer país del mundo en desarrollar una vacuna obtenida por síntesis química contra el Haemophilus influenzae tipo b.

La vacuna cubana #Quimi_Hib® contra Haemophilus influenzae tipo B, revolucionó la inmunización infantil, al ser la primera vacuna en el mundo lograda mediante síntesis química: un resultado en el que no se emplearon cultivos bacterianos.

Este hito científico fue fruto de la integración y colaboración científica del Laboratorio de Antígenos Sintéticos de la Facultad de Química de la Universidad de La Habana – UH, la Universidad de Ottawa, en Canadá; y más adelante, de instituciones como el CIGB, perteneciente al entonces llamado Polo Científico del Oeste de La Habana.

Representó un avance pionero en el diseño de vacunas conjugadas contra la Haemophilus influenzae tipo B: bacteria causante de varias enfermedades; sobre todo en los niños.

Se demostró que esta vacuna con antígeno sintético es tan segura e inmunogénica en niños pequeños como otras vacunas, con un 99,7 % de protección a largo plazo.

#Quimi_Hib fue registrada por el Centro Estatal de Control de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos de Cuba en noviembre del año 2003.

Con la obtención de este antígeno sintético, se logró, por vez primera, saltar la brecha entre la química, la tecnología y la medicina.

La patente de esta vacuna recibió la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual en el año 2005 y el premio en la categoría Salud del Museo para la Innovación de San José, California, EE.UU.

Actualmente forma parte de los componentes de la vacuna cubana pentavalente Heberpenta-L.

Hoy, la vacuna Quimi_Hib® integra el esquema de vacunación cubano. Está indicada en la inmunización activa de niños desde los 2 meses de nacido y hasta los 5 años de edad.

Esta innovación no solo demostró la capacidad científica de los cubanos, sino que resultó muy segura, eficaz y muy estable. Gracias a ella, Cuba eliminó complicaciones graves como la meningitis, neumonías y otras afecciones causadas por esta bacteria.

El objetivo principal de la vacuna es reducir la tasa de mortalidad infantil asociada con la infección por Haemophilus influenzae tipo B.

Este es un ejemplo de cómo la ciencia puede salvar vidas con soluciones únicas.

¡Un logro que enaltece a la química y la biotecnología cubanas!

Fuente: Facebook

Hallan, por estudios de ADN, a seis parientes vivos de Leonardo da Vinci

Leonardo da VinciUn equipo internacional ha logrado algo extraordinario: seguir el rastro genético de Leonardo da Vinci hasta el presente.

Leonardo da Vinci (1452-1519), el extraordinario genio del Renacimiento que revolucionó el arte y la ciencia hace más de 500 años, sigue sorprendiendo al mundo desde la tumba, ahora gracias a la genética.

Tras 30 años de intensa investigación genealógica, un equipo internacional conocido como «Proyecto ADN Leonardo» acaba de publicar un libro titulado Genìa da Vinci. Genealogía y genética del ADN de Leonardo con revelaciones fascinantes sobre el árbol genealógico del genio renacentista, que se remontaría hasta 1331, abarcando 21 generaciones y más de 400 individuos, según un comunicado de prensa del proyecto.

Aunque Leonardo nunca tuvo hijos, sus numerosos hermanastros –hasta 22, según reportan algunos medios– han permitido seguir el rastro de su linaje hasta nuestros días.

Descendientes de Leonardo da Vinci: cromosoma Y intacto

El hallazgo más sorprendente es la identificación de 15 descendientes por línea masculina de la familia Da Vinci, relacionados con su padre y su hermanastro Domenico Benedetto. Aunque el comunicado del proyecto no especifica si todos estos descendientes están vivos, sí aclara que seis de ellos, aún vivos, fueron sometidos a análisis genéticos. Lo verdaderamente revolucionario es que estos seis comparten segmentos idénticos del cromosoma Y, el que se transmite de padres a hijos.

Según David Caramelli, director del proyecto desde la Universidad de Florencia, esto sugiere que la línea masculina de los da Vinci ha permanecido genéticamente intacta durante al menos 15 generaciones.

Los investigadores confirmaron por otra parte la existencia de una tumba familiar en la iglesia de Santa Croce de Vinci, donde podrían estar enterrados el abuelo de Leonardo, Antonio, su tío Francesco y varios hermanastros. Los antropólogos de la Universidad de Florencia han recuperado fragmentos óseos que están siendo analizados. Según Caramelli, uno de los especímenes corresponde a un varón cuya edad coincide con la de los presuntos parientes del artista.

«Nuestro objetivo al reconstruir el linaje de la familia da Vinci hasta nuestros días es permitir la investigación científica de su ADN», explica Alessandro Vezzosi, coautor del libro, en el comunicado. «Esperamos comprender las raíces biológicas de su extraordinaria agudeza visual, creatividad y posiblemente incluso aspectos de su salud y causas de muerte», agrega.

Los investigadores analizaron fragmentos óseos recuperados de la tumba familiar en Santa Croce de Vinci para identificar el ADN de los parientes de Leonardo.
Los investigadores analizaron fragmentos óseos recuperados de la tumba familiar en Santa Croce de Vinci para identificar el ADN de los parientes de Leonardo.

El libro va mucho más allá de la genética, revelando aspectos desconocidos de la vida del genio florentino. Por ejemplo, mediante el análisis de antiguos registros catastrales, los autores identificaron siete casas de la familia Da Vinci en el pueblo y castillo de Vinci, así como dos propiedades del propio Leonardo, heredadas de su tío Francesco.

Entre los hallazgos más intrigantes destaca un misterioso dibujo al carboncillo descubierto en la repisa de una chimenea de un antiguo edificio de Vinci. La obra, bautizada como el «Dragón Unicornio», representa una criatura fantástica con un cuerno en espiral, hocico alargado, dientes ganchudos, lengua flamígera, escamas pronunciadas y una gran ala membranosa. Los expertos sugieren que la obra, de «rara intensidad expresiva», podría ser del propio Leonardo.

¿Leonardo, pionero de la epigenética?

Quizás uno de los aspectos más fascinantes del libro es la sugerencia de que Leonardo fue uno de los primeros pioneros de lo que hoy llamamos epigenética. Según explican, sus escritos sobre la herencia apuntan a la posible influencia de la dieta, la sangre y el comportamiento de los padres en la descendencia, anticipándose siglos a los descubrimientos modernos sobre cómo los factores externos pueden modificar la expresión de los genes.

«En sus estudios sobre la generación, la concepción se convierte en un acto complejo en el que se entrecruzan la naturaleza, la emoción y el destino», señala Agnese Sabato, coautora del trabajo.

Los investigadores sugirieron que Leonardo da Vinci anticipó conceptos de epigenética al estudiar cómo la dieta y el comportamiento de los padres influían en la descendencia.
Los investigadores sugirieron que Leonardo da Vinci anticipó conceptos de epigenética al estudiar cómo la dieta y el comportamiento de los padres influían en la descendencia.

Jesse H. Ausubel, director del proyecto desde la Universidad Rockefeller, es optimista sobre las posibilidades: «Incluso una diminuta huella dactilar en una página podría contener células para secuenciar. La biología del siglo XXI está moviendo la frontera entre lo incognoscible y lo desconocido».

Limitaciones y futuro de la investigación genética de Leonardo

Sin embargo, los investigadores se mantienen cautos. Caramelli recuerda que todavía deben hacerse más análisis detallados para verificar si el ADN recuperado de restos óseos familiares está lo suficientemente bien conservado para confirmar plenamente estos hallazgos.

Es importante señalar también que el trabajo no es una investigación revisada por pares, como indica IFL Science. Además, según la misma fuente, nunca se ha identificado el ADN confirmado del propio Leonardo da Vinci. En el caso del proyecto, además de la investigación genealógica, se analizaron fragmentos óseos recuperados de la tumba de la iglesia de Santa Croce de Vinci, donde se cree que se encontraban algunos familiares de Leonardo.

El proyecto, iniciado en 2016 y coordinado desde la Universidad Rockefeller con la participación del Instituto J. Craig Venter y la Universidad de Florencia, representa un hito en la intersección entre ciencia, historia y cultura. Si los investigadores logran secuenciar suficientes fragmentos de ADN, podríamos estar ante una nueva era en nuestra comprensión del hombre que pintó la Mona Lisa y diseñó máquinas voladoras siglos antes de su tiempo.

Fuente: Deutsche Welle.

Concepción Campa, creadora de la primera vacuna en el mundo contra el meningococo tipo B.

Concepción Campa Huergo. Fuente: TrabajadoresConcepción Campa Huergo (1951-) investigadora cubana, graduada en Ciencias Farmacéuticas en 1974, es la autora de la primera vacuna comercializable en el mundo, con eficacia comprobada contra el meningococo tipo B, VA-MENGOC-BC.

El trabajo de obtención de esta vacuna comenzó en 1982, pues por sus relevantes méritos en el campo del control de calidad de productos vacunales, fue seleccionada para formar parte del Grupo Especial para el Desarrollo de la vacuna antimeningocócica. Cinco años más tarde, se realizó la prueba de eficacia de terreno que comprobó que se había obtenido, por primera vez, este importante producto.

Durante esos cinco años muchos fueron los retos impuestos al equipo de investigación, la exposición directa a la temible bacteria, los cuidados para no contaminarse ellos, ni la familia, las largas jornadas de trabajo, la prueba, en sus propias personas de los primeros preparados vacunales; luego, en el momento de realizar el ensayo clínico en niños, fueron sus hijos los pioneros.

Como una historia de amor, define Conchita el nacimiento y la aplicación de ese fármaco, concebido, para disfrutar la sonrisa plena de los niños y las niñas y por el que se le otorgó la Medalla de Oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).

A partir de 1988, la VA MENGOC.BC, se aplica masivamente a niñas y niños de Cuba, durante los primeros seis meses de vida. Más de 55 millones de dosis de la vacuna, que revolucionó al mundo científico, han sido aplicadas con éxito en varios países del continente, especialmente en Brasil.

En el año 2001 se realizaron varios ensayos clínicos de la vacuna en Bélgica con resultados positivos lo que llevó a un acuerdo con la compañía norteamericano-británica SmithKline Beecham y así, la vacuna, en la actualidad está disponible en todo el mundo subdesarrollado. Este preparado vacunal cuenta con diferentes estudios de eficacia y de efectividad realizados tanto en Cuba, como en Brasil, Colombia y Argentina. Todos avalan su calidad.

Por los logros obtenidos es Doctora Honoris Causa de la Universidad de La Habana, Investigadora Titular del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y Profesora Invitada del Instituto Superior Politécnico José A. Echeverría. Miembro de varios Consejos Científicos y de Comités de Expertos en Cuba, así como de Organismos Internacionales. Se desempeña como Presidenta-Directora del Instituto Finlay  que es un Centro de Investigación y Producción de Vacunas y Sueros. En el año 2003 recibió el Premio Iberoamericano “José Martí”.

Conchita, como se le conoce en Cuba, es, además, una estudiosa de la medicina natural y de las técnicas de la medicina tradicional.

Referencias:
1. Concepción Campa Huergo. En Academia de Ciencias de Cuba. Concepción Campa Huergo | Academia de Ciencias de Cuba. Revisado 13-05-2025

2. Concepción Campa. En HERcal. Calendario de efemérides de mujeres. Concepción Campa – HERcal. Revisado 13-05-2025.

3. Conner Gorry. Concepción Campa Huergo, PhD (h.c.). Interview. MEDICC Review, Fall 2007, Vol 9, No 1. Revisado 13-05-2025.

4. Concepción Campa Huergo. Wikipedia. Concepción Campa Huergo – Wikipedia, la enciclopedia libre. Revisado 13-05-2025.

5. Concepción Campa Huergo. RedCiencia. Revisado 13-05-2025.

 

Dra. Liane Borbolla Vacher, primera mujer en recibir el Doctorado en Ciencias Médicas en Cuba

Dra. Liane BorbollaLa Dra. Liane Borbolla (1920-1993) realizó estudios primarios y secundarios en Francia, pero estudió medicina en La Habana y se graduó en 1949. Fue la primera mujer en obtener el primer expediente de su graduación en dicha carrera. Fue alumna externa, médico interno y residente del Hospital Universitario “General Calixto García».

Después, profesora adscrita y adjunta, en calidad de honoraria, de la cátedra de Pediatría del Hospital «Reina Mercedes» de La Habana. Allí ganó, por oposición, la plaza de jefe del Servicio de Pediatría, y comenzó a impartir clases a los estudiantes de Medicina y a atender también la formación de residentes. Fue nombrada profesora titular de Pediatría en el año 1961, y se convirtió en uno de los cuatro pediatras designados para desarrollar la docencia de la especialidad en la única facultad de Medicina que existía en el país.

En 1967, en el Hospital pediátrico «William Soler», fundó el primer laboratorio de Citogenética en Cuba. En ese centro, en el que laboró veinticinco años, realizó por vez primera en Cuba el diagnóstico prenatal del sexo de un feto por medio del estudio de la cromatina sexual en las células de líquido amniótico. En este servicio brindó más de 25,000 consultas, analizó más de 7 500 estudios de dermatoglifos y 6 000 exámenes de cariotipo, para identificación de cromosomas en niños.

En dos ocasiones diferentes realizó estudios de postgrado en París (1968 y 1980). Posteriormente, también en Montreal, Canadá.

Creó la primera consulta de Genética Médica en Cuba. Estuvo vinculada a la docencia hasta su muerte, acaecida en México el 5 de agosto de 1993 mientras participaba en el Congreso Mundial de Antropología donde se le rendía homenaje por su contribución al desarrollo del estudio de los dermatoglifos en humanos.

Participó en más de 50 congresos nacionales e internacionales, publicó más de 150 trabajos científicos en revistas nacionales y extranjeras y fue autora de varios textos de Pediatría y Genética Médica. Miembro activo de varias sociedades científicas: Sociedad Cubana de Pediatría, Sociedad Cubana de Genética, Sociedad Jaliscense de Genética Humana y la Asociación Latinoamericana de Pediatría.

La Dra. Borbolla fue la primera mujer en recibir el título de Doctora en Ciencias Médicas en Cuba. También fue la primera, y hasta ahora la única mujer, que ha ocupado la presidencia de la Junta de Gobierno de la Sociedad Cubana de Pediatría. Por todo ello, se le otorgó el título de Miembro de Honor de esta sociedad científica.

Estudiaba incansablemente, todos los días. Poseía una gran cultural general, fue excelente lectora de los clásicos y de los grandes de la literatura universal. Durante los fines de semana frecuentaba el cine, el teatro, asistía a conciertos, a funciones de ópera y de ballet; expresaba con elocuencia su entusiasmo ante la maestría artística que tanto solía disfrutar.

En cierta ocasión en que accedió a que la entrevistaran, algo difícil dada su gran modestia, dijo: «Nunca he ambicionado algo más que ser médico”. Los médicos cubanos recordaremos siempre a la Dra. Liane Borbolla, como una mujer físicamente pequeña, pero inmensa en espíritu. Fue maestra de maestros, de refinada cultura, sabia en conocimientos, llena de bondad y con una elevada ética, única en el ejercicio de la discusión diagnóstica y en el arte de impartir conferencias magistrales.

Referencias:
1. Síntesis biográfica de la Dra. Liane Borbolla Vacher. Disponible en: http://www.sld.cu/sitios/pediatria/temas.php?idl=83&idv=13965 [Consultado: 30 de abril de 2025]
2. GARCIA DELGADO G. La Cátedra de Patología y Clínica Infantiles de la Facultad de Medicina
de la Universidad de La Habana (1899-1962)*En Cuadernos de Historia de la Salud Pública. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/his/his93/hissu93.htm [Consultado: 30 de abril de 2025]
3. La salud pública en Cuba en el periodo revolucionario socialista. Cuaderno de Historia No. 81, 1996. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/his/vol_1_96/his14196.htm [Consultado: 30 de abril de 2025]
4. Síntesis biográfica de la Dra. Liane Borbolla Vacher. Genética Clínica, Especialidad, Infomed. sintesis_biografica_de_la_dra_borbolla.pdf [Consultado: 30 de abril de 2025]
5. Liane Borbolla – EcuRed [Consultado: 30 de abril de 2025]

Alice Ball, pionera afroamericana de la química y descubridora del primer tratamiento efectivo para la lepra

Alice Ball. Fuente Women Rock Science

Alice Ball vivió una vida breve pues falleció el 31 de diciembre de 1916 con solo 24 años. Mujer y afroamericana, tuvo que abrir a empellones algunas de las puertas que hasta entonces nadie como ella había abierto todavía. Por ejemplo, fue la primera mujer y la primera afroamericana en obtener un título de máster en la Universidad de Hawái. Y aun así, ese no fue su mayor logro: Ball desarrolló un tratamiento para la lepra que se convirtió en el más utilizado hasta que en la década del 40 se crearon los primeros antibióticos. Tuvieron que pasar nueve décadas luego de su muerte antes de que su trabajo fuese reconocido.

El 24 de julio de 1892, en Seattle, nació Alice Augusta Ball en una familia de clase media. Su padre, James Presley, era editor de periódico y abogado, y su madre, Laura Ball, era fotógrafa. Su abuelo materno había sido un famoso abolicionista y fotógrafo, cuya obra estuvo centrada en retratar a los grandes líderes negros de su época.

A principios de los 1900, Alice y su familia se mudaron a Hawái, donde ella fue al colegio, pero pocos años después, tras la muerte de su padre, volvieron a Seattle. Pasó allí sus años de instituto y se graduó en Química farmacéutica por la Universidad de Washington. Sin embargo, volvió a la Universidad de Hawái y allí se convirtió en la primera mujer y en la primera afroamericana en obtener un título de máster en 1915.

La Universidad de Hawái la contrató como profesora de Química, y de nuevo fue la primera mujer y la primera afroamericana que obtuvo ese puesto. Además, fue en este momento cuando comenzó el trabajo por el que sería recordada muchos años después.

Ball empezó a investigar una cura para la enfermedad de Hansen, más conocida como la lepra, enfermedad infecciosa que afecta a la piel, los nervios y las mucosas. Durante siglos, médicos chinos e indios habían estado aplicando aceite de chaulmoogra, una especie de árbol que crece en Asia, como principal tratamiento, pero con un éxito moderado: por un lado, podía aplicarse sobre la piel, de forma que proporcionaba cierto alivio pero no penetraba lo suficiente como para tener un efecto profundo; por otro, podía inyectarse, pero al no ser soluble en agua, era difícil hacerlo sin causar un importante sufrimiento a los pacientes, que en muchos casos terminaban prescindiendo del tratamiento.

El árbol de chaulmoogra y la placa a sus pies
en honor de Alice Ball. © Universidad de Hawái.

Así que Harry T. Hollman, ayudante de cirujano del Hospital Kalihi, conocedor de la habilidad de Ball como química y farmacéutica, le pidió ayuda para encontrar una solución. Y Ball lo hizo: logró extraer los principios activos del aceite de chaulmoogra, llamados ácido chaulmógrico y ácido hidnocárpico, y con ellos creó el primer remedio soluble en agua y, por tanto, fácilmente inyectable con el que aliviar y tratar a los pacientes de lepra. Solo tenía 24 años, y a causa de la inhalación de gases tóxicos durante su trabajo, enfermó gravemente. Moriría antes de cumplir los 25.

Por desgracia, Ball nunca llegaría a ver su método en aplicación. De hecho, estuvo cerca de sufrir la total usurpación de su trabajo. A causa de su muerte súbita y prematura, otro científico, Arthur L. Dean, continuó con sus investigaciones, publicó los resultados y trató de bautizar el descubrimiento como el método Dean. Fue su anterior jefe, el doctor Hollman, el que se encargó de que el reconocimiento fuese a quien se lo merecía: «Tras una considerable cantidad de trabajo experimental, fue la señorita Ball la que logró resolver el problema. El método es conocido como el método Ball«.

Aunque este método no era una cura, sí fue un gran alivio para los enfermos de lepra, y el único tratamiento efectivo hasta que se desarrollaron los primeros antibióticos para la enfermedad en los años 40. A pesar de ello, el nombre de Alice Ball pasó desapercibido durante décadas hasta que en los años 2000 la Universidad de Hawái lo rescató y le realizó el homenaje que merecía: desveló una placa en su honor junto al único árbol de chaulmoogra que existe en el campus.

Referencias

Fuente:

Rocío Pérez Benavente. Alice Ball, pionera afroamericana de la química y descubridora del primer tratamiento efectivo para la lepra. Mujeresconciencia.org. Disponible: 13 de abril 2025.

Manuel Elkin Patarroyo, soñó desde niño con hacer vacunas para ser útil a la humanidad

Manuel Patarroyo«Yo siempre, desde niño, quise hacer vacunas porque soñaba con ser útil a la humanidad. Este sentimiento de solidaridad me fue inculcado por mis padres»

«Mi proyecto de vida no es convertirme en un millonario, o ser poderoso o famoso, sino resolver lo que quiero resolver. Ese es mi proyecto de vida, el propósito de mi vida,»

Manuel Elkin Patarroyo (1946-2025) es uno de los más importantes investigadores en América Latina. El bioquímico colombiano desarrolló la primera vacuna sintética, segura y efectiva, contra la malaria, enfermedad endémica trasmitida por el mosquito Anopheles gambiae. Su vacuna ha sido probada en más de 40 000 personas en áreas que sufren esta enfermedad como epidemia (Colombia, Venezuela, Ecuador, Brasil y, más recientemente, en diversos países africanos).

Colombiano de nacimiento, nació en la ciudad de Ataco, Colima, hijo de comerciantes, tenía 11 hermanos, de ellos cinco son médicos, una enfermera y una psicóloga. Estudió Medicina en la Universidad Nacional de Bogotá y completó sus estudios al realizar varios viajes a la Universidad Rockefeller de Nueva York, allí se especializó en inmunología y virología. Obtuvo el PhD en la Universidad Rockefeller junto a dos ganadores de Premio Nobel, Bruce Merryfield, quien obtuvo en premio de química y Harry Kunkel el de medicina, ambos en 1984. Al terminar el ejercicio regresó a Bogotá, su interés por la investigación biomédica hizo que fundara un laboratorio que sería luego el Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios en Bogotá, lugar donde se  desarrolló su principal actividad, y que es hoy la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, FIDIC donde laboran más de 180 personas dedicadas a la investigación a tiempo completo.

A Patarroyo sólo le tomó cuatro años materializar su descubrimiento, pero tardó 6 años en convencer al mundo que su vacuna funcionaba. Manuel Patarroyo no fue un científico cualquiera. Puso la ciencia, su ciencia, al servicio del hombre asediado por enfermedades como la malaria, «una enfermedad de la pobreza». Manuel Patarroyo y su equipo lograron desarrollar la primera vacuna contra la malaria, producida por el Plasmodiun falciparum (SPF66). Cuando la creó, no dudó en donar la patente de su invento a la Organización Mundial de la Salud, tratando de asegurar su uso en beneficio de la humanidad y no de las casas farmacéuticas o el suyo propio.

Sus trabajos, su constancia, su empeño, su lucidez y su inteligencia han hecho de él uno de los grandes científicos del mundo. Luego de alcanzar este logro el investigador donó la patente a la Organización Mundial de la Salud y no obtuvo ganancia alguna por sus resultados. El propósito de su trabajo ha sido que la vacuna pueda ser utilizada por todos, independientemente de su posición económica. Los estudios realizados han demostrado que la vacuna posee una efectividad del 30 al 60 por ciento, y por tanto, podría salvar la vida a más de 100 millones de personas al año (cada año mueren 300 millones de personas por malaria). Muchas han sido las ofertas de firmas farmacéuticas o de importantes instituciones solicitando su trabajo, pero Patarroyo permanece en su modesto laboratorio colombiano.

El mundo científico le ha otorgado a diferentes reconocimientos nacionales e internacionales (más de 50 premios).  Entre los más importantes se puede mencionar el premio de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo en Ciencias Médicas Básicas de Venezuela, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica y el Premio Robert Kock en Alemania. Es doctor honoris causa de varias universidades, entre ellas la Complutense de Madrid, La Laguna de Tenerife y la Universidad Nacional de Atenas. Desde 1991 es Miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y desde 1996 Académico de Honor de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia. Las publicaciones realizadas en revistas científicas superan el centenar.

El equipo de trabajo de Patarroyo realizó investigaciones en otras muchas enfermedades como las enfermedades infectocontagiosas, la lepra, la tuberculosis y la fiebre reumática.

Aunque el trabajo realizado por Patarroyo y su equipo parece ser riguroso, y los escritos que publicaron fueron concluyentes y no han podido ser rebatidos científicamente, ha existido una controversia en la comunidad científica respecto a la utilidad de esta vacuna. Probablemente el hecho de haberse adelantado a científicos del mundo desarrollado, dotados de mayores recursos y patrocinados por grandes multinacionales, pueda ser la causa de estas enconadas polémicas que existieron en torno al investigador y a sus resultados científicos.

En julio de 2012, un juzgado de Cundinamarca ordenó a Patarroyo detener la captura de más animales de la especie Aotus nancymaae, decisión que fue ratificada temporalmente por el Consejo de Estado colombiano en noviembre de 2013. ​Las denuncias y acciones judiciales contra Patarroyo y Fidic empezaron en 2012 cuando Ángela Maldonado, una administradora de empresas con maestría y doctorado en conservación de primates, demandó a la (Fidic) y a Patarroyo porque, según ella, estaban usando en sus investigaciones no solo micos Aotus vociferans, sino también Aotus nancymaae que según ella eran traídos, de contrabando, desde Perú y Brasil en la otra orilla del Amazonas. En 2014, académicos europeos, emitieron un comunicado criticando el uso de micos no autorizados por parte de Fidic y apoyando la decisión del Consejo de Estado de revocar los permisos que les permitían usar primates en sus experimentos.​ Frente a estas acciones temerarias, mala prensa y acciones judiciales poco claras, Patarroyo y su equipo entablaron varias acciones para demostrar en los estrados judiciales y administrativos del estado colombiano que no han sido traficantes de micos, que no promueven el maltrato animal y que han realizado todos sus experimentos cumpliendo con la Ley y los parámetros internacionales.

A través de una tutela, en 2015 el propio Consejo de Estado autorizó nuevamente a Patarroyo y a Fidic a usar los primates Aotus vociferans y A. nancymae para sus investigaciones científicas. Según la revista Semana, «con ponencia de la magistrada Carmen Teresa Ortiz, quedó claro que, de acuerdo con numerosos estudios, en especial uno muy extenso que publicó en 2013 el Instituto de Genética de la Universidad Nacional en la Amazonia, los micos Aotus nancymaae viven en Colombia desde hace muchos siglos, precisamente en las mismas zonas en las que el Fidic tiene permiso para capturarlos», lo que desvirtuó las denuncias en contra de Fidic y Patarroyo.

Una parte de las investigaciones de Fidic y Patarroyo han sido financiadas con recursos de cooperación internacional, trabajos propios en la formación de profesionales y con recursos estatales de Colciencias. Cifras oficiales muestran que Patarroyo y el Fidic han recibido 21.750 millones de pesos​ durante 25 años de investigación y formación docente.

El científico falleció a los 78 años el 9 de enero del 2025 por un paro cardíaco.

Referencias.
1. A Colombian who created the first safe vaccine for malaria. En: The other look to Colombia. Disponible en: http://www.theotherlookofcolombia.com/patarroyo.html. Revisado: 1 de abril de 2024.
2. Manuel Elkin Patarroyo. En: Wikipedia. Disponible en:  http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Elkin_Patarroyo. Revisado: 1 de abril de 2025
3. Tomás Fernández y Elena Tamaro. «Biografia de Manuel Elkin Patarroyo» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/patarroyo.htm [página consultada el 1 de abril de 2025].