Archivos Mensuales agosto 2022

¿Realmente las sequías colapsaron a la civilización Maya?

Un nuevo estudio rebate esta hipótesis: la gran variedad de alimentos vegetales tolerantes a la sequía que disponía este pueblo hace que su inanición fuera poco probable.

No hay duda de que a finales del siglo IX una serie de sequías azotaron a la península de Yucatán, cuando las ciudades mayas comenzaron a despoblarse “misteriosamente”. Bajo la suposición de que esta civilización dependía principalmente del maíz, los frijoles y la calabaza, todos ellos cultivos sensibles a la escasez de agua, algunos estudios han teorizado que esas sequías provocaron hambrunas y que esa podría ser la causa del colapso de los mayas.

Sin embargo, un nuevo análisis realizado por el arqueólogo Scott Fedick y el fisiólogo de plantas Louis Santiago ha revelado que los mayas disponían de cerca de 500 plantas comestibles, muchas de ellas altamente resistentes a la sequía. Los resultados de este trabajo se han publicado en la revista PNAS.

«Incluso ante una situación de sequía extrema, y no tenemos evidencia clara de que eso haya ocurrido, 59 especies de plantas comestibles habrían sobrevivido», afirma Santiago. Algunas de las plantas más “duras” que los mayas habrían usado son la yuca o la chaya, un arbusto domesticado por este pueblo y consumido hoy por sus descendientes. Sus hojas son ricas en proteínas, hierro, potasio y calcio. “La chaya y la yuca juntas habrían proporcionado una gran cantidad de carbohidratos y proteínas”, apunta Santiago.

Incapaz de encontrar una lista “maestra” de plantas alimenticias indígenas mayas, Fedick compiló y publicó recientemente una que se basa en décadas de estudio. Para responder a las muchas especulaciones sobre la sequía como causa de los disturbios sociales mayas, él y Santiago decidieron examinar las 497 plantas de dicha lista para determinar su tolerancia a la sequía.
«Cuando los botánicos estudian la resistencia a la sequía, generalmente hablan de una planta específica o de un ecosistema en particular», explica Fedick. «Una de las razones por las que este proyecto fue tan desafiante es porque examinamos la flora dietética de toda una civilización: plantas anuales, perennes, hierbas, árboles, especies domesticadas y silvestres. Fue un esfuerzo único», recuerda.

Lecciones aprendidas

Aunque los investigadores no tienen una respuesta clara sobre por qué se descompuso la antigua sociedad maya, sospechan que la agitación social y económica desempeñó un importante papel. «Una cosa que sí sabemos es que la explicación demasiado simplista de la sequía que conduce al colapso agrícola probablemente no sea cierta», opina Fedick.

La investigación también demuestra la importancia de explotar una variedad de plantas para sobrevivir a la sequía y al cambio climático, según la información de la Universidad de California recogida por DiCYT.

«Incluso ante una serie de sequías, mantener una diversidad de cultivos resistentes permitiría a las personas, tanto antiguas como modernas, adaptarse y sobrevivir», concluye Santiago.

Fuente: Dicyt

Referencia:
Fedick, S. L., & Santiago, L. S. (2022). Large variation in availability of Maya food plant sources during ancient droughts. Proceedings of the National Academy of Sciences, 119(1), e2115657118.

A que no sabías que tenemos dos cinturas, como la mayoría de los tetrápodos

No es que usemos dos cinturones, tenemos dos cinturas, pero situadas en diferentes partes del cuerpo, una está en la parte superior y la otra en la inferior.

Cuando pensamos en cinturas nos viene a la mente solamente un tipo de cintura, esa que se encuentra por arriba de la cadera conectan las piernas con el resto del cuerpo.

Se nos hace más difícil pensar que una vaca o una lagartija en realidad desde el punto de vista anatómico tiene dos cinturas, difícil de observar si al parecer dista mucho de tener al menos una cintura.

Pero las cinturas son aquellas partes anatómicas del cuerpo de los vertebrados en las que se unen los miembros con el tronco del organismo. Bajo este concepto, los reptiles, aves y mamíferos tienen dos cinturas. Es importante mencionar que, en los mamíferos marinos, como son el gran grupo de los delfines y ballenas, una de las cinturas es vestigial, existe todavía dentro del cuerpo, pero carece de miembros.

Si decimos que tenemos dos cinturas, ¿cuáles son estas?

Se llaman cintura pélvica y cintura escapular. La cintura pélvica es en la que se conectan los miembros posteriores con el tronco. Está formado por los huesos de las extremidades, los fémures (articulación de la cadera o coxofemoral) y los de la cadera, en ella se encuentran los huesos de la pelvis que en los vertebrados son ilion, pubis e isquion, en el humano adulto estos huesos se fusionan y forman el hueso coxal. Se articula con el sacro, que a su vez es la fusión de varias vértebras.

La cintura pélvica es muy similar entre varios de los mamíferos, siendo el caso de los humanos donde tiende a ser más diferente, sobre todo en proporción. La diferencia se debe principalmente a que los humanos son bípedos y carecen de cola; la única familia de mamíferos que carece de ella son los Homínidos (gorila, chimpancé, orangutanes, bonobos y humanos).

Estas diferencias, hacen que el hueso coxal se haya modificado también, para convertirse en punto de sostén de la cavidad visceral y de las articulaciones de los miembros posteriores. A pesar de que en los homínidos se fusionen los huesos que conforman el coxal, estos tienen cierta movilidad, lo que en las hembras es de gran ayuda durante el trabajo de parto.

La cintura escapular articula los miembros anteriores con el tronco y se constituye por la escápula (en humanos es llamado omóplato) y la clavícula que a través de la articulación glenohumeral une el húmero con el tronco. La cintura escapular, a diferencia de la cintura pélvica, permite que la articulación entre el miembro anterior y la cintura tenga mucha más movilidad, por lo que la articulación glenohumeral es muy diferente de la coxofemoral. Las principales diferencias son que en la mayoría de los vertebrados, la glenohumeral tiene en general más músculos, lo que les da más maniobrabilidad; y la segunda es que la cabeza del húmero no tiene, como en el hueso coxal, una cavidad tan pronunciada como la cotiloidea.

Las cinturas se desarrollaron con los primeros vertebrados que salieron del agua a la tierra como las áreas en las que se articula el quiridio (nombre genérico y propio de la estructura de las extremidades de los tetrápodos para la locomoción en medio terrestre), evolucionando en alas en algunas especies de reptiles, aves y mamíferos. La presencia de las cinturas permitió el desplazamiento terrestre y posteriormente el aéreo, sin ellas no existirían los medios de locomoción que conocemos hoy para los tetrápodos.
Las cinturas, aunque se conservan muy similares entre diferentes grupos, han variado mucho en el tiempo y entre los grandes grupos de vertebrados. El cambio más notorio es entre los anfibios y reptiles contra las aves y los mamíferos. Si se observan la conexión de los miembros al cuerpo en los dos primeros grupos se puede ver que el fémur y el húmero se encuentran casi paralelos a la superficie del sustrato, mientras que, en aves, mamíferos y los reptiles Ornithischia (grupos de dinosaurios, hoy se considera a las aves como reptiles con plumas y los dinosaurios supervivientes al cataclismo) es casi perpendicular al sustrato. Este cambio evolutivo permitió varias adaptaciones reproductivas, entre las que destacan un desplazamiento más efectivo y con menos consumo de energía, separación del sustrato, lo que permite una preservación de la temperatura del cuerpo más constante y fácil, entre otras adaptaciones.

Las cinturas varían mucho entre grupos y especies. Esto se debe a que al ser la conexión entre los miembros y el tronco, no es la misma estructura anatómica para una especie con desplazamiento saltatorial (saltar) que cursorial (corriendo) o que soporte grandes pesos como en un elefante al de un ratón. La más notoria sería en el caso de los murciélagos, donde la cintura escapular se asocia a alas que permiten el vuelo, o en mamíferos marinos la natación o en orangutanes que se desplazan con los brazos por las ramas o el común de los mamíferos que se desplazan en cuatro patas. Las diferencias llegan a ser tantas que se pueden encontrar entre sexos de la misma especie.

En el caso de los humanos, en las hembras la cintura pélvica ha evolucionado para permitir el parto, por lo que es más ancha y profunda, los fémures están más separados al mismo tiempo que la forma del hueso ilíaco hace que los músculos asociados a la cadera, en especial los glúteos se retiren para que durante el parto no interfieran. En los machos la pelvis es más angosta y menos profunda, y los fémures y glúteos están más próximos.

En el caso de la cintura escapular, los machos tienen una musculatura mucho más desarrollada que la de las hembras, por lo que se ve más voluminosa.

La estructura de las cinturas de las especies son una de las varias estructuras que intervienen y se adaptan al modo de desplazamiento de los organismos.

Fuente: Dicyt

Autores: Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. Instituto Politécnico Nacional 195, CP. 23205, La Paz, Baja California Sur, México.
Email beu_ribetzin@hotmail.com (AGM-G), sticul@cibnor.mx (STA-C).