Reconocido neurocirujano cubano. Nació en San Luis, en las provincias del oriente cubano. Comienza a estudiar medicina, costea sus estudios trabajando como analista de un Laboratorio ClÃnico y redactando conferencias de Matemáticas superiores.
En 1925 el eminente biólogo argentino Dr. JoaquÃn LlambÃas, rector de la Universidad de Buenos Aires, le ofrece el cargo de profesor del Instituto de AnatomÃa Patológica aún sin haber terminado la carrera y viaja hacia Buenos Aires. En 1924 es nombrado miembro fundador de la Sociedad Argentina de BiologÃa y presenta en la primera sesión cientÃfica de esta sociedad el trabajo «Las formaciones braunerianas gástricas», RamÃrez CorrÃa tenÃa entonces 24 años y aún no era médico graduado.
Regresa a Cuba y se termina la carrera en 1927, durante la tiranÃa de Machado militó en las filas revolucionarias, fue perseguido y tuvo que salir clandestinamente rumbo a Haità donde atiende a leprosos y hace profilaxis antituberculosa en zonas rurales apartadas.
A finales de esta década viaja a ParÃs para proseguir sus estudios, por su vinculación con la AnatomÃa Patológica se convierte en discÃpulo del Dr. Clovis Vincent del Hospital «La Pitie» de ParÃs, quien fuera posteriormente fundador de la neurocirugÃa en Francia. Esta relación decide su camino. Luego profundiza la especialidad en España con el histólogo Don PÃo del RÃo Ortega y el fisiólogo Santiago Ramón y Cajal, en el Instituto de AnatomÃa Patológica de la Universidad Central de Madrid; y en Buenos Aires, con el Dr. Bernardo Houssay, estos dos últimos Premios Nobel de Medicina.
De regreso a Cuba, en 1934 consigue trabajar en el Hospital Universitario «General Calixto GarcÃa» de la Habana. Entra a oposición por la Cátedra de AnatomÃa Patológica y en muy reñidas lides la gana. Allà trabajó en un sótano para las consultas y en un salón de operaciones. Creado un mÃnimo de condiciones comienza a formar especialistas en NeurocirugÃa, tan necesarios para un paÃs subdesarrollado. Desde entonces y hasta su muerte se dedicó a la asistencia, docencia e investigación en varias ramas de la medicina, especÃficamente en técnicas de la naciente especialidad que hizo crecer. DÃa por dÃa, después de su labor asistencial, docente e investigativa comenzaba la consulta que duraba hasta altas horas de la noche.
A lo largo de su vida fue Profesor consultante de la Universidad de La Habana e impartió numerosas conferencias en México, La Plata, Caracas y Los Andes.
Fue Ministro de Salud durante 1949, pero decide renunciar por no tener el apoyo del gobierno para solucionar los problemas de su Ministerio. Durante este año logra fundar el 1er Servicio de NeurocirugÃa en el Hospital Universitario «General Calixto GarcÃa» que dirigió por el resto de su vida.
Mientras realizaba sus labores neuroquirúrgicas, llevó a cabo estudios interdisciplinarios que lo llevó a publicar el libro «Documentos para el estudio del eritrocito», exhaustivo trabajo sobre estructura y patologÃa de los glóbulos rojos. Por otro lado, dedicó largas jornadas de trabajo a la investigación de la InmunologÃa y elaboró varias vacunas personalmente con el fin de tratar diferentes enfermedades.
Como parte de su labor asistencial e investigativa en la NeurocirugÃa, diseñó múltiples instrumentos y técnicas quirúrgicas novedosas para Cuba, y en ocasiones para el mundo. Desarrolló algunas ideas y maquetas que sirvieron para la docencia de la anatomÃa vascular encefálica.
Realizó operaciones neuroendoscópicas con cistoscopios propios de los años 45. Con estos equipos logró visualizar los ventrÃculos cerebrales y fulgurar el plexo coroides como parte del tratamiento de la hidrocefalia.
A principios de la década del 60 confeccionó un pequeño equipo que se atornillaba al cráneo para obtener coordenadas estereotáxicas mediante radiografÃas ortogonales.
Diseñó y construyó varios separadores automáticos para la cirugÃa de columna. Fue el descubridor del empleo del Poliuretano para realizar plastias de duramadre. También elaboró un producto gelatinoso que servÃa para hacer hemostasia transquirúrgica.
Por primera vez en Cuba comenzó a realizar la angiografÃa carotÃdea. Al principio la realizaba a «cielo abierto», pero posteriormente la desarrolló de forma percutánea.
Comenzó la cirugÃa aneurismática en la época en que el pobre desarrollo de la anestesia obligaba a realizar lobectomÃas frontales o temporales para poder disecar las arterias del PolÃgono de Willis. En aquellos tiempos se operaba sin el empleo de la microcirugÃa y con clips que después de cerrados no podÃan abrirse.
Como parte de su interés por la InmunologÃa trató de desarrollar vacunas a partir de células tumorales de los propios pacientes.
Postuló en 1971 teorÃas sobre el origen viral de la Esclerosis Múltiple. En este tema publica varios artÃculos donde propone esquemas de tratamiento.
A pesar de las numerosas ofertas de trabajo recibidas en el extranjero, al triunfo de la Revolución Cubana en 1959, prefirió permanecer en su paÃs en una época que se caracterizó por el éxodo masivo de médicos y otros profesionales.
Al prestigio adquirido en Latinoamérica por el Profesor RamÃrez-CorrÃa se debe que el Instituto Neuro-Psiquiátrico de Yucatán, México, creado en 1954, lleve su nombre desde su fundación.
Realizó operaciones neuroendoscópicas con cistoscopios propios de los años 45. Con estos equipos logró visualizar los ventrÃculos cerebrales y fulgurar el plexo coroides como parte del tratamiento de la hidrocefalia.
A principios de la década del 60 confeccionó un pequeño equipo que se atornillaba al cráneo para obtener coordenadas estereotáxicas mediante radiografÃas ortogonales.
Otros avances de la NeurocirugÃa en los que participo el Profesor RamÃrez, fueron el de la cirugÃa de acceso reducido, que realizaba con la ayuda de la magnificación e iluminación coaxial, antecedentes directos de las modernas técnicas de
mÃnimo acceso y microcirugÃa.
Fue un activo promotor del empleo de modelos para el entrenamiento en su escuela de neurocirujanos. Asà se hacÃa menos peligrosa para el paciente la curva de aprendizaje. Pues, como a menudo decÃa, en un salón de operaciones el personaje más importante no es el cirujano, sino el paciente; lo que constituye una interpretación ejemplar de nuestra actual bioética médica.
Implantó en Cuba un sistema de enseñanza de la cirugÃa que se basaba en dejar hacer lo que los aprendices del oficio neuroquirúrgico conocieran teóricamente y hubieran practicado en modelos de aprendizaje.
Todos los maestros buenos nos marcan con sus huellas, pero algunos nos marcan más. Son aquellos que no solo nos dejaron residuos de enseñanzas del oficio, sino que sembraron en
nosotros muchas inquietudes y senderos para desarrollar nuestros pensamientos más elevados. Más que lo que nos dijeron, nos dejaron lo que quedó pendiente por meditar. Porque enseñar a
pensar, es más valioso que sólo enseñar a hacer.
Hombre de vasta cultura literaria, conocedor de los clásicos, unÃa a su saber cientÃfico una formación humanista crecida en el apasionado ejercicio de su profesión. Un factor que incidió favorablemente en su desarrollo profesional fue el de enfrentar los problemas cientÃficos con imaginación creadora.
El 27 de marzo de 1977, a los 74 años de edad, como una de las grandes ironÃas del destino, el ilustre Padre de la NeurocirugÃa Cubana muere de una contusión cerebral severa como consecuencia de un trágico accidente automovilÃstico.
Fuente: BiografÃa del Profesor Carlos Manuel RamÃrez CorrÃa
Disponible en: http://neuroc99.sld.cu/biogra.htm