Micosis debida a hongos del orden Mucorales, incluyendo especies de Mucor, Absidia y, especialmente, Rhizopus.
Hay muchos tipos clÃnicos asociados a infección del SNC, pulmón, tracto gastrointestinal, piel, órbita y senos paranasales. En el ser humano aparece comúnmente como una infección oportunista en enfermos con enfermedades crónicas debilitantes, sobre todo diabetes no controlada, o que están recibiendo agentes inmunosupresores. (Dorland, 28a ed)
Fuente: DeCS/ MeSH
Información ampliada:
La mucormicosis es una infección causada por diversos microorganismos micóticos del orden Mucorales, que incluye a los géneros Rhizopus, Rhizomucor y Mucor. Los sÃntomas más frecuentes son secundarios a las lesiones necróticas invasoras en la nariz y el paladar, y provocan dolor, fiebre, celulitis orbitaria, proptosis y rinorrea purulenta. A continuación, pueden aparecer sÃntomas del sistema nervioso central. Los sÃntomas pulmonares son graves y consisten en tos productiva, fiebre elevada y disnea. La infección diseminada puede producirse en pacientes gravemente inmunocomprometidos. El diagnóstico se basa sobre todo en la evaluación clÃnica, en la cual el médico debe tener presente esta probabilidad, y se confirma con exámenes histológicos y cultivo. El tratamiento consiste en anfotericina B por vÃa intravenosa y cirugÃa para eliminar el tejido necrótico. Aun con tratamiento agresivo, las tasas de mortalidad son altas.
Muchas especies diferentes de hongos pueden causar mucormicosis. Cada especie causa sÃntomas similares.
La mucormicosis es más frecuente en pacientes inmunodeficientes, con diabetes mal controlada (especialmente si hay cetoacidosis) y en los que reciben el fármaco quelante del hierro desferroxamina.
La forma más frecuente de mucormicosis es:
·        Rinocerebral
No obstante, a veces aparecen lesiones cutáneas, pulmonares o gastrointestinales primarias y pueden identificarse casos de diseminación hematógena a otros sitios. Las infecciones cutáneas por Rhizopus se producen debajo de vendajes oclusivos, pero su aparición es más frecuente como resultado de traumatismos, en los cuales las áreas lesionadas se contaminan con tierra que contiene esporas fúngicas, como puede ocurrir en desastres naturales o en lesiones por estallido relacionadas con combates. Aunque la mucormicosis cutánea suele ser oportunista, pueden aparecer infecciones cutáneas en huéspedes inmunocompetentes si el traumatismo ocasiona contaminación con esporas de hongos.
Signos y sÃntomas
La mucormicosis rinocerebral suele ser grave y a menudo letal, salvo que se diagnostique en forma temprana y se traten de manera agresiva.
Las lesiones necróticas aparecen en la mucosa nasal o, en ocasiones, en el paladar. La invasión vascular por hifas promueve una necrosis tisular progresiva, que puede comprometer el tabique nasal, el paladar y los huesos que rodean la órbita o los senos. Las manifestaciones de la enfernedad pueden incluir dolor, fiebre, celulitis orbitaria, proptosis, oftalmoplejÃa, pérdida de la visión, rinorrea purulenta y necrosis de las mucosas.
La extensión progresiva de la necrosis al encéfalo puede ocasionar signos de trombosis del seno cavernoso, convulsiones, afasia o hemiplejia.
La mucormicosis pulmonar se asemeja a la aspergilosis invasora. Los sÃntomas pulmonares (p. ej., tos productiva, fiebre elevada, disnea) son graves.
Diagnóstico
- Examen de muestras de tejido en busca de hifas no tabicadas anchas, similares a cintas
- Cultivo
El diagnóstico de la mucormicosis requiere que el médico considere la posibilidad de esta enfermedad y que realice un examen minucioso de las muestras de tejido en busca de hifas no tabicadas grandes con diámetros irregulares y patrones de ramificaciones en ángulo recto; la evaluación debe ser exhaustiva, porque gran parte de los detritos necróticos no contienen microorganismos. Debido a razones inciertas, los cultivos pueden ser negativos, incluso aunque se observen claramente hifas en los tejidos.
A menudo, la tomografÃa computarizada (TC) y las radiografÃas subestiman o no advierten la grave destrucción ósea.
Tratamiento
- Control del trastorno subyacente
- Formulaciones lipÃdicas de anfotericina B
- Isavuconazol
- Desbridamiento quirúrgico
La terapia eficaz requiere el control de la diabetes o, si es posible, la corrección de la inmunosupresión o la suspensión del tratamiento con desferroxamina.
Se recomienda una formulación lipÃdica de anfotericina B en alta dosis (7,5 a 10 mg/kg por vÃa intravenosa 1 vez al dÃa) como terapia inicial. El isavuconazol se ha aprobado como terapia primaria. Sin embargo, la experiencia clÃnica con isavuconazol es relativamente limitada, y en pacientes gravemente enfermos, la anfotericina B sigue siendo el fármaco de elección. El posaconazol también puede ser efectivo, especialmente como terapia de consolidación. El posaconazol no se ha estudiado como terapia primaria.
El desbridamiento quirúrgico completo del tejido necrótico resulta fundamental.
Fuente MSDmanual
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