Jusvinza, medicamento clave contra la COVID-19 en Cuba

Jusvinza, inicialmente conocido con el código CIGB 258, entre otros fármacos cubanos ha resultado fundamental para el tratamiento del nuevo coronavirus en la mayor de las Antillas.

A decir de José Ángel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, es el primer medicamento innovador del país basado en síntesis de péptido, y la tasa global de recuperación tras su uso en pacientes graves y críticos de COVID-19 resulta superior al 85 por ciento, lo cual sobrepasa lo reportado internacionalmente.

No obstante, aunque Jusvinza alcanzó notable visibilidad durante la pandemia, su éxito no fue de la noche a la mañana pues desarrollarlo conllevó varios años de intensas investigaciones y ensayos.

La líder del proyecto cuenta su historia

En declaraciones a la Agencia Cubana de Noticias la Doctora en Ciencias María del Carmen Domínguez Horta, líder de ese proyecto del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), explicó que Jusvinza fue en un primer momento una molécula diseñada para el tratamiento de las enfermedades autoinmunes, principalmente de la artritis reumatoide, en un estudio que aprobó el consejo científico del centro a inicios del 2000.

Llevaron a cabo las investigaciones pre clínicas de forma rigurosa, en las cuales hicieron el diseño de la molécula mediante herramientas de bioinformática, un campo de las ciencias computacionales que analiza secuencias de moléculas biológicas, precisó.

Señaló que emplearon un concepto muy innovador, la inducción de tolerancia periférica para los pacientes con enfermedades autoinmunes, tratando de regular la respuesta inmunológica.

Esto se debe, comentó la experta, a que en tales padecimientos el sistema inmunológico pierde su control y reacciona contra moléculas propias causando daños al organismo, lo que desencadena procesos patológicos.

Añadió que en el caso de la artritis reumatoide el daño se dirige a proteínas de la matriz extra celular del cartílago y del hueso, y provoca dolores articulares de rigidez y otras afectaciones que generan un cuadro caracterizado por una inflamación crónica e irreversible.

Seleccionamos una molécula, específicamente un péptido, consiste en un fragmento de una proteína que clasifica como autoantígeno, indicó la también investigadora y profesora titular.

El portal digital de la Red de Salud de Cuba define a los autoantígenos como moléculas del propio organismo que, por diferentes mecanismos, son reconocidas como extrañas e inducen una respuesta inmunitaria.

Domínguez Horta refirió que evaluaron el concepto terapéutico en dos modelos animales (ratas y perros), y observaron que el péptido era capaz de reducir la inflamación crónica en ambos y, al mismo tiempo, lo analizaron usando células aisladas de pacientes con artritis reumatoide, donde resultó que coincidían las moléculas involucradas en la inflamación.

Los resultados fueron positivos y se completó la información pre clínica con la evaluación toxicología, en la cual se verificó en los animales que la molécula no induce efectos adversos, incluso al suministrar dosis superiores a las proyectadas para las personas, manifestó.

La doctora agregó que, paralelamente, el Grupo de Desarrollo Tecnológico de la institución estudió las formulaciones más viables para uso en humanos, y se realizaron pruebas de estabilidad de esas moléculas.

Al completar el dosier de investigaciones pre clínicas el siguiente paso fue presentarlo a la Autoridad Reguladora de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos de Cuba (CECMED).

Investigaciones clínicas

En el año 2014 recibimos la aprobación para iniciar las investigaciones clínicas, informó Domínguez Horta.
Empezamos por la Fase I, un estudio abierto con el objetivo fundamental de evaluar la seguridad de esta nueva molécula en pacientes con la enfermedad.

Se ejecutó en el Servicio Nacional de Reumatología, con sede en el Hospital Docente Clínico Quirúrgico 10 de Octubre, de La Habana, e involucró a 20 pacientes, quienes dieron su consentimiento, añadió.

Explicó que los involucrados presentaban artritis reumatoide moderada, es decir, inflamación notable en sus articulaciones y otras manifestaciones que hasta el momento la terapia estándar no lograba controlar.

Al finalizar esa etapa se comprobó que la molécula fue muy segura pues no produjo efectos adversos, y se precisó, además, el tiempo en que permanece en la sangre y cómo ocurre su aclaramiento, lo cual coincidió con lo obtenido en el experimento en animales, afirmó la entrevistada.

Presentaron otro dosier al CECMED con los resultados de la investigación Fase I y el diseño para la siguiente etapa y recibieron la aprobación.

Fase II

La Fase II se basó en un estudio controlado, comentó la fuente. En un grupo, asevero, se usó la terapia estándar y en otros tres grupos de enfermos se investigaron tres niveles de dosis de la molécula.

Domínguez Horta señaló que ese estudio fue a ciegas, pues ni los investigadores ni los pacientes podían discernir si tenían en su terapia el candidato terapéutico o una formulación sin la molécula.

Cuando se manifestaron los primeros casos del nuevo coronavirus en el país esa fase de investigación clínica se encontraba en marcha, pero existían profundos estudios pre clínicos que demostraban la efectividad del péptido para reducir moléculas inflamatorias.

Investigaciones científicas en torno a la pandemia

Desde el comienzo de la infección con el SARS-CoV-2 en el mundo aparecieron las primeras publicaciones científicas aportadas desde China, en las cuales se narraba que los infectados transitaban hacia las fases graves y críticas de la COVID-19 con una marcada hiperinflamación.

También mencionaban el término de tormenta de citocinas, descrito para varios padecimientos con causas virales y patologías en las cuales existe una alta concentración de citosinas pro inflamatorias y otros biomarcadores en el organismo humano.

Según explicó la investigadora, ello convergía con los procesos moleculares de los pacientes con artritis reumatoide y otras enfermedades autoinmunes.

A partir de ese conocimiento y de las evidencias moleculares, plantearon en el consejo científico del CIGB la posibilidad de emplear el péptido para controlar el proceso de hiperinflamación en los pacientes de COVID-19.

Jusvinza contra la COVID-19

Domínguez Horta comentó que como no había alternativa terapéutica para los enfermos de COVID-19 trabajaron en condiciones de emergencia, tras la aprobación del CIGB, del consejo científico del Grupo Empresarial BioCubaFarma y del equipo de expertos instituido con vistas a atender el tema en el país.

Comentó que la primera autorización fue para su uso en pacientes críticos ventilados, en el Hospital Militar Doctor Luis Díaz Soto y en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), ambos en la capital, y el 31 de marzo de 2020 empezó el tratamiento.

En abril, en el “Luis Díaz Soto”, se recuperaron 12 pacientes críticos ventilados en la Unidad de Cuidados Intensivos que recibieron la molécula, contó a la ACN.

Con esos resultados y los acumulados en cuatro pacientes tratados en el IPK, las autoridades correspondientes aprobaron la extensión del uso del péptido a todo el territorio cubano, lo cual ocurrió el 27 de abril.

De esa forma, se comenzaron a tratar mayor cantidad de pacientes, también con satisfactorios indicadores, y en junio el CECMED concedió la autorización de emergencia para la utilización de la molécula, ya con el nombre de Jusvinza, para el tratamiento de los infectados con el virus.

Actualidad

Actualmente Jusvinza integra el protocolo de actuación nacional del Ministerio de Salud Pública frente a la COVID-19, en la categoría de pacientes críticos, graves y aquellos de alto riesgo.

Para este último caso se aprobó en agosto y se trata de enfermos que, por el conocimiento clínico y molecular del padecimiento, tienen muchas posibilidades de presentar eventos de hiperinflamación y agravar su estado, señaló la líder del proyecto Jusvinza.

Añadió que la molécula continúa obteniendo resultados promisorios y contribuye en gran medida a la recuperación de los pacientes con el nuevo coronavirus en Cuba.

Mientras en el mundo un alto porcentaje de infectados con el SARS-CoV-2 van a la gravedad o a la fase crítica, en esta nación caribeña la cifra es significativamente menor debido a la eficacia del protocolo, pues desde que la persona se diagnostica comienza a ser tratada con los correspondientes medicamentos y otras opciones terapéuticas.

Además, se identifican por determinados factores de riesgo y biomarcadores moleculares quienes pueden convertirse en pacientes de alto riesgo y, por tanto, ser tributarios a tratarse con Jusvinza.

(ACN)