Médico pediatra, profesor, considerado el padre de la neuropediatrÃa cubana, realizó aportes cientÃficos vinculados al diagnóstico y tratamiento de la epilepsia, errores congénitos del metabolismo, retraso mental, defectologÃa y autismo.
Nació el 10 de abril de 1913 en Colón, Matanzas. Su padre fue médico y director del hospital de Colón por muchos años.
Pascual comenzó a estudiar Medicina en la década del 30 en la Universidad de La Habana. Tuvo que interrumpir sus estudios cuando la universidad fue cerrada por órdenes del tirano Machado. En ese perÃodo trabajó como técnico azucarero en su provincia natal. Posteriormente fue técnico de laboratorio clÃnico en la provincia de Camagüey.
Una vez reabierta la universidad regresó a la capital para continuar sus estudios, al mismo tiempo ocupó una plaza de técnico de laboratorio clÃnico en el hospital «Calixto GarcÃa» y posteriormente en el hospital municipal de la infancia, que después se llamó hospital «Pedro Borrás Astorga».
Desde su vida de estudiante comenzó a investigar y a hacer algunos aportes a la Ciencias. Publicó junto al eminente profesor Angel Arturo Aballà (1936) el estudio de un caso de una enfermedad genética no diagnosticada antes en Cuba y con muy pocos pacientes reportados en el mundo. A pesar de ser al mismo tiempo trabajador y estudiante fue el primer expediente de su curso, pero no pudo disfrutar de la beca que se le otorgarÃa para los Estados Unidos por turbias decisiones movidas por la corrupta polÃtica imperante en esa época.
Se graduó de médico en el año 1941. Alcanzó una plaza de residente en el hospital «Calixto GarcÃa». Tuvo que abandonar sus estudios de posgrado porque debió regresar a su natal Colón para ocuparse de la numerosa familia de su hermano, que habÃa sido hospitalizado fuera de Cuba por una dolencia pulmonar grave.
Se casó en esa época con MarÃa Teresa López, maestra normalista, permaneció por un año en Colón y posteriormente se traslada a la ciudad de Matanzas. Allà ejerció como médico pediatra. Ocupó una plaza en el hospital provincial hasta que por causa de sus luchas clandestinas contra la dictadura de Batista queda cesante y sólo pueden vivir del salario de su esposa y de los pacientes que podÃan pagarle la consulta o las visitas a domicilio. Antes de haber sido cesanteado tuvo una intensa actividad médica y cientÃfica en el hospital de Matanzas, introdujo los llamados «staff meeting» para la presentación y discusión colectiva de casos.
Al triunfo de la Revolución, en 1959, fue designado director del hospital provincial de Matanzas. Realizó grandes cambios en el orden médico y académico, mientras se mantenÃa como pediatra activo, y no dejó de publicar y de realizar diversas actividades cientÃficas en el mismo hospital.
Reabrió las puertas de la escuela de enfermerÃa de la provincia de Matanzas, que fue fundada en 1900, y habÃa sido cerrada en los últimos años de la dictadura batistiana. Durante la invasión por playa Girón fungió como director del hospital terminal durante los dÃas de la guerra.
Al producirse un éxodo masivo de profesores y médicos de la Universidad de La Habana se le solicitó su incorporación como profesor de PediatrÃa. Asà en 1961 se traslada nuevamente a la capital, donde además de las actividades docentes, asume el cargo de director en el hospital infantil «Pedro Borrás», un tiempo después fue nombrado director del hospital pediátrico «William Soler» de Altahabana. Allà creó un servicio de NeuropediatrÃa, desarrolló los medios diagnósticos necesarios para las enfermedades genéticas en coordinación con el Centro Nacional de Investigaciones CientÃficas. Impartió clases como profesor titular de PediatrÃa tanto en el pregrado como en el postgrado en diferentes facultades de medicina de la Universidad Médica de La Habana y fue fundador de las escuelas de Medicina de Santiago de Cuba y de Santa Clara.
Después de dejar el cargo de director pasó a trabajar como jefe del servicio de NeuropediatrÃa, especialidad de la PediatrÃa de la que se le considera el padre en nuestro paÃs. En los años ochenta ocupa la jefatura del servicio de NeurologÃa Pediátrica del Instituto Nacional de NeurologÃa y NeurocirugÃa. Al mismo tiempo realiza consultas en el hospital pediátrico de Centro Habana y asiste como neurólogo consultante al primer servicio de Neurodesarrollo de neonatos de alto riesgo que fue creado en el hospital ginecobstétrico «González Coro»
A finales de los años ochenta se le solicitó su traslado como profesor al recién inaugurado hospital pediátrico «Juan Manuel Márquez» de la capital, centro de referencia a nivel nacional para las enfermedades neurológicas de la infancia. Desde este centro contribuyó, a través del diplomado en NeuropediatrÃa, a la formación de una importante masa crÃtica de neuropediatras que han laborado en todo el paÃs. El diplomado fue impartido durante toda la década de los noventa hasta pocos dÃas antes de su muerte acaecida a los 92 años de edad.
Hizo aportes importantes en el diagnóstico de enfermedades raras, no descritas en el paÃs. Realizó más de 200 publicaciones en revistas y textos nacionales y extranjeros. Dentro de estas se encuentra la primera descripción del SÃndrome de West en Cuba, asà como diversos textos para la enseñanza de la NeuropediatrÃa. Durante los últimos años de su vida, aún habiendo sufrido una pérdida total de la visión, nunca dejó de estudiar, ni de asistir a pacientes en su calidad de profesor consultante. Esto fue posible dada su fuerza de voluntad, persistencia de superación e inmenso valor personal que le hicieron acreedor de reconocimientos, distinciones y premios que le fueron otorgados a lo largo de su fructÃfera vida cientÃfica. Entre los que se encuentran, la medalla «Carlos J. Finlay» y el tÃtulo de Profesor Emérito de la Universidad Médica de La Habana.
La obra de la vida del profesor Dr. JoaquÃn Pascual Gispert constituye un ejemplo digno a imitar para todos los pediatras cubanos del presente y los de las futuras generaciones.
Pascual Gispert fallece el 17 de marzo del 2005 a los 92 años de edad.