Archivos Mensuales julio 2016

Nurys Nirma Diéguez Andrés (1951-2016)

Nuris-dieguezLa doctora Nurys Nirma Diéguez Andrés es una de las personalidades destacadas de las últimas cuatro décadas de la medicina en la provincia cubana de Las Tunas.

Nació en la ciudad de Las Tunas el 15 de junio de 1951.

Inició sus estudios universitarios en 1969 en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba; allí fue alumna ayudante de Fisiología. Se trasladó al Hospital General Docente “Vladimir Ilich Lenin”, de la provincia de Holguín, en el año 1972 para cursar el ciclo clínico, y pasó a ser ayudante de Medicina Interna, iniciando así su indestructible vínculo con la clínica.

Titulada en 1975, cumplió con el servicio posgraduado en el policlínico de Buena Vista, en su ciudad natal; curiosamente, en esos dos primeros años de trabajo se desempeñó como pediatra, según dijo, por necesidades del sector.

Se vinculó definitivamente a la atención de la población adulta a partir de 1976, cuando pasó a laborar en el Policlínico “Manuel Piti Fajardo”. El 14 de junio de 1980 se inauguró el Hospital General Docente “Dr. Ernesto Guevara de la Serna” y al año siguiente comenzó allí la formación de especialistas que demandaba un sistema de salud totalmente renovado y ampliado.

Así que en 1981, como residente de Medicina Interna, entró en el que sería su centro de trabajo de toda la vida. En su examen final para obtener el título de especialista, realizado en 1983, obtuvo las máximas puntuaciones en los ejercicios práctico y teórico. A partir de entonces, nunca abandonaría la medicina interna, en la que obtuvo el II Grado de especialización en el año 1999, pero de inmediato iniciaría un nuevo capítulo en los servicios de salud del territorio: la medicina intensiva.

Las sólidas bases de conocimientos y prácticas que aportan la medicina interna fueron esenciales para su desempeño como intensivista; a partir de septiembre de 1984, y durante un año, recibió un entrenamiento en el capitalino Hospital “Hermanos Ameijeiras”. Ello se repetiría en 1986, pero en el Hospital “Saturnino Lora” de Santiago de Cuba. Fue miembro de la Comisión Provincial de atención al paciente grave, Jefa del Grupo Provincial de la especialidad e integrante de la Comisión Nacional de Cuidados Intensivos entre los años 1992 y 2000.

Venció los exámenes para el II Grado en Medicina Intensiva y Emergencias en 2000. Es en esas funciones es que su nombre se asocia a otro hecho fundacional de la salud pública tunera: la consolidación definitiva, en los finales de los años 90, de la extracción de órganos para enfermos que los necesitaban en todo el territorio nacional, para lo cual fue preparada en el Instituto de Nefrología, de La Habana.

También introdujo la utilización de las computadoras en la Unidad de Cuidados Intensivos, entre los años 2001 y 2002. A su polifacética actuación médica unió tempranamente sus deseos de participar en la
formación de nuevos profesionales de la salud.

Presentó su solicitud para obtener una plaza como docente a mediados de 1984 y fue nombrada Instructora el 4 de febrero de 1985; escalaría a Asistente en 1992 y llegó a Profesora Auxiliar en el 2001. Su extensa carrera pedagógica abarcó la formación de estudiantes de Medicina y Licenciatura en Enfermería; preparó a numerosos alumnos ayudantes, fue tutora de diversos trabajos científicos estudiantiles, elaboró varios materiales didácticos para las actividades docentes al tiempo que diseñó e impartió cursos electivos. Fue reiterada su presencia en los tribunales para los exámenes estatales, tanto en Las Tunas como en Camagüey.

Todas las generaciones de médicos intensivistas de Las Tunas fueron moldeadas por la Dra. Nurys. Ella participó en la reestructuración del plan de estudios de esa residencia, fue Profesora Principal del Diplomado Nacional de Cuidados Intensivos en la provincia, miembro permanente y presidenta de los tribunales de exámenes estatales de especialización, del tribunal para la obtención del II Grado y de la Maestría en Ciencias en Urgencias Médicas; asimismo, tutora de muchos de esos profesionales.

Impartió numerosos cursos y diplomados especializados en las emergencias, el control del medio interno, la ventilación, la respuesta inflamatoria sistémica, los estudios hemogasométricos, la utilización de antibióticos, entre otros. Se ocupó de la atención a los residentes de otras especialidades que rotaban por su servicio, como Medicina Interna, Anestesiología, Cirugía, Medicina General Integral y tantas más.

Su dedicación a la docencia fue reconocida muchas veces, y en su expediente docente se repiten las evaluaciones anuales con categoría de excelente. Las cifras pueden ser ilustrativas de la labor formativa
de la Profesora Nurys para el sistema de salud en Las Tunas: 107 másteres graduados en Urgencias Médicas, decenas de especialistas de I grado en Medicina Interna y Medicina Intensiva, 28 especialistas de II Grado en esa última rama y más de 200 enfermeros intensivistas examinados.

Su actividad científica fue amplia y precoz, pues desde enero de 1982 obtuvo la condición de miembro adjunto de la Sociedad Cubana de Medicina Interna, cuando aún era residente de la especialidad; dirigió el capítulo provincial de la Sociedad Cubana de Medicina Intensiva y Emergencias desde 1990 hasta el 2000.

Fue autora de un capítulo dedicado a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica en un libro de texto sobre la enfermería en los cuidados intensivos. Publicó artículos sobre variados temas de la medicina intensiva: las infecciones nosocomiales en los pacientes ventilados o con accidentes vasculares encefálicos; la monitorización de la presión intracraneal; las complejidades de la atención a las puérperas y a los enfermos críticos por causas quirúrgicas, ya fueran heridas, traumas u otra lesión. Implementó estudios de costos hospitalarios, tanto en el paciente quirúrgico crítico como en el infarto agudo del miocardio. Sobre este último tema versó el trabajo que presentó a la edición del concurso provincial del Premio Anual de la Salud en el año 1998.

Abordó igualmente los aspectos bioéticos vinculados a la muerte encefálica. Trabajó en la aplicación de la plasmaféresis en los pacientes con leptospirosis complicada, como línea de investigación para la obtención del grado científico de doctor en ciencias; en sus últimos años se interesó en las aplicaciones de las nuevas tecnologías imagenológicas en los trastornos vasculares encefálicos.

Obtuvo premios en el Fórum de Ciencia y Técnica. El 20 de noviembre de 2006 aprobó los exámenes para el grado de Máster en Ciencias en Urgencias Médicas. Asistió a eventos sobre emergencias, ventilación
artificial, muerte encefálica, alimentación parenteral y terapia intensiva, entre los que se destacan el I Congreso Cubano de Medicina Crítica y Cuidados Intensivos en 1989 y el II Congreso Internacional y I
Encuentro Virtual de Urgencias, Emergencias y Medicina Intensiva URGRAV 2002. Fue seleccionada para participar en septiembre de 1999 en el Seminario Internacional de Ventilación Mecánica celebrado en el Hospital Carlos Haya, de Málaga, España.

La Dra. Nurys se desempeñó como Presidenta del Consejo de la Calidad de su hospital. En el año 1995 recibió el reconocimiento del Programa de Atención Materno-Infantil de la provincia por sus resultados
en la atención a las gestantes admitidas en el servicio de cuidados intensivos. Fue varias veces designada como Mejor Jefe de Servicio de la Vice Dirección de Urgencias de la institución. Durante dos
años consecutivos, 1998 y 1999, obtuvo la condición de Vanguardia Nacional del Sindicato de los Trabajadores de la Salud de Cuba.

Su nombramiento como Profesora Consultante el 7 de diciembre de 2007 fue el clímax de su dedicación a la educación, que solo terminó cuando se apagó su existencia.

Recibió, en ceremonia solemne celebrada en su localidad natal, el Escudo de la Ciudad en el 2005. La doctora Nurys Nirma Diéguez Andrés falleció el miércoles 23 de marzo de 2016, en el hospital al que dedicó toda su vida profesional, atendida por los médicos a los que formó, premio mayor para los que se entregan a la preparación de otros. Su nombre está definitivamente ligado a la medicina intensiva en la provincia cubana de Las Tunas y es nuestro deber encontrar todas las vías para tornar su legado en esencia y expresión del ejercicio de excelencia de la práctica clínica.

Fuente: Serrano Barrera OR. Doctora Nurys Diéguez Andrés (1951-2016), pilar de la medicina intensiva en Las Tunas. Revista Electrónica Dr. Zoilo E. Marinello Vidaurreta. 2016;41(7). Disponible en: http://revzoilomarinello.sld.cu/index.php/zmv/article/view/833

Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología: 30 aniversario

cigb

Símbolo de un asombroso despegue

Inaugurado por el Comandante en Jefe Fidel Castro el primero de julio de 1986, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología devino en institución de referencia por sus notables aportes a la salud de la población y las crecientes exportaciones a más de 30 países

Con alrededor de 1 600 trabajadores, el CIGB es hoy un gran complejo científico productivo de primer nivel mundial.

En enero de 1981 dos investigadores cubanos fueron enviados a un reconocido centro científico de la ciudad de Texas, en Estados Unidos, con el propósito esencial de conocer los usos del interferón, una sustancia que dado sus potenciales efectos antivirales y antitumorales, abría pro­misorias perspectivas terapéuticas contra diversas enfermedades.

Semanas antes el Comandante en Jefe Fidel Castro había sostenido en La Habana una entrevista con el on­cólogo norteamericano Ran­dolph Lee Clark para interesarse sobre el empleo del mencionado producto, encuentro que propiciado por el congresista Mickey Leland posibilitó con­cebir la idea de aquel viaje.

Más allá del objetivo principal de conocer la forma en que se estaba usando el interferón, nuestros compatriotas trataron de adquirir algunas cantidades con la finalidad de traerlas a Cuba cuando regresaran. Sin em­bargo, ello no fue posible porque la institución estadounidense solo disponía de un limitado volumen destinado a los ensayos clínicos, recibido del laboratorio del profesor Kari Can­tell, en Helsinki, Finlandia.

Para aprender a hacer el interferón, en marzo de 1981 seis jóvenes científicos partieron hacia la nación europea, siendo entrenados por el eminente especialista finlandés. In­tegraron aquel grupo fundacional Manuel Limon­ta Vidal, Ángel Agui­lera Rodríguez, Eduardo Pentón Arias, Victoria Ra­mírez Albajes, Sil­vio Barcelona Her­nández, y el re­cientemente fallecido doctor Pedro López Saura.

Tan pronto volvieron comenzaron a trabajar intensamente junto a una colaboradora de Cantell en un pequeño laboratorio situado en la casa número 149 del capitalino re­parto Atabey, donde el 28 de mayo de 1981 lograron producir a partir de glóbulos blancos el primer interferón cubano en menos de 45 días, hecho considerado una verdadera proeza científica. En opinión de los estudiosos del tema el hecho marcó el punto de partida del desarrollo de la biotecnología nacional.

Ya en el mes de julio empezó a aplicarse en pacientes contagiados por el virus del dengue tipo 2, y me­ses más tarde en el enfrentamiento a la epidemia de conjuntivitis hemorrágica, registrándose resultados positivos en ambas dolencias.

Durante el acto de constitución del Destacamento de Ciencias Mé­dicas Carlos Juan Finlay el 6 de enero de 1982, Fidel expresaría que “entre el momento que oímos ha­blar del Interferón de glóbulos blancos y el momento en que se produjo el primer interferón en Cuba no pa­saron cuatro meses”.

Ese propio año y con la misión de asumir las incipientes producciones del citado medicamento, quedó inau­gurado el Centro de Investigaciones Biológicas, a cuya apertura asistieron el Comandante en Jefe y Kari Cantell. El paso dado puso de manifiesto la voluntad del Estado cubano por im­pulsar la biotecnología como una de las principales industrias del futuro progreso de la nación.

Dotado del más avanzado equipamiento tecnológico del mo­mento y de una revolucionaria forma de concepción del trabajo a ciclo completo de investigación-producción y comercialización, el primero de ju­lio de 1986 abrió sus puertas el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), obra completamente financiada por el Gobierno revolucionario.

Para un país bloqueado y de limitados recursos se trataba de un hecho insólito, pues en aquellos tiempos incursionar en esa disciplina científica era un privilegio casi exclusivo de determinadas naciones altamente desarrolladas.

Al hablar en el acto de apertura de la flamante instalación, Fidel expresó con optimismo visionario: “el centro es grande, pero yo espero que sean grandes también los resultados científicos que obtengan en este centro”.

Luego surgieron nuevas instituciones dirigidas a fomentar el naciente sector, como los centros biotecnológicos de Camagüey y Sancti Spíritus en 1989 y 1990, respectivamente, y el Centro de In­mu­nología Molecular en 1994. Incluso a pesar de la severa crisis económica sufrida en los comienzos de la década del 90 a causa de la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista europeo, junto al recrudecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno de los Estados Unidos, esta pujante in­dustria basada en el conocimiento científico creció rápidamente y multiplicó las exportaciones en apenas unos pocos años.

Hoy el CIGB es un gran complejo científico productivo en el cual laboran alrededor de 1 600 trabajadores con la misión de lograr vacunas humanas y veterinarias, medios diagnósticos, anticuerpos monoclonales y proteínas por vía recombinante para usos terapéuticos, además de impulsar otros renglones vinculados con la biotecnología de las plantas y la acuicultura.

Su colectivo de investigadores y técnicos dispone de una sólida preparación profesional, lo que unido al estricto cumplimiento de los indicadores internacionales de buenas prácticas, sustenta la confiabilidad, elevada calidad, seguridad y competitividad de los resultados.

El doctor Manuel Raíces Pérez Castañeda, del departamento de Productos Estratégicos de la entidad perteneciente al Grupo de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica, BioCubaFarma, dijo a Granma que más de una docena de productos desarrollados en el CIGB han tenido un impacto notable en el mejoramiento de la salud de la población cubana.

Figuran en la relación la estreptoquinasa recombinante que contribuye a restablecer el flujo sanguíneo en pacientes con infarto del miocardio y previene la necrosis isquémica del corazón (su uso se generalizó en 1993 y salva de 200 a 400 vidas cada año), y la vacuna contra la infección por el virus de la hepatitis B, capaz de reducir las consecuencias potenciales de esa enfermedad, entre ellas las hepatitis agudas y crónicas, la cirrosis hepática y el hepatocarcinoma primario. Vale resaltar que debido a la aplicación masiva de ese medicamento nuestro país no reporta casos de he­patitis B aguda en niños por debajo de cinco años desde 1999, condición que a partir del 2006 también se extendió a los menores de 15.

También sobresale la vacuna pen­tavalente líquida (Heberpenta) para la difteria, tétano, tosferina, he­patitis B y la Haemophilus influenzae tipo B, que en el 2009 pasó a formar parte del programa de vacunación infantil del Ministerio de Salud Pública y ha beneficiado a más de 600 000 niños.

Indispensable citar, además, al Heberprot-P liofilizado, único de su tipo en el mundo y actualmente el producto líder del centro, destinado a la terapia de la úlcera del pie diabético en estadios avanzados, que aplicado en más de 55 000 pacientes cubanos desde el 2007 evitó alrededor de 12 000 amputaciones de di­verso grado.

Sobresale, asimismo, la nueva va­cuna terapéutica HeberNasvac contra la hepatitis B crónica administrada por vía nasal, registrada en el 2015. Según los expertos podría convertirse en el mejor tratamiento disponible en el mundo para esa dolencia.

Dentro de las novedades más pro­metedoras, el doctor Manuel Raí­ces mencionó las investigaciones en ejecución con el CIGB-500, nuevo fármaco en desarrollo que muestra un significativo efecto cardioprotector, el péptido antitumoral CIGB-300 con buenos resultados a nivel de laboratorio y clínicos, y el Heber­ferón, una combinación del interferón-alfa 2b y gamma recombinante, para tratar cáncer de la piel no melanoma y otras enfermedades oncológicas, actualmente en estudio.

En el sector agropecuario y la acuicultura destacan el producto ecológico HerberNem, destinado al control de nematodos en varios cultivos, y el Acuabio 1, estimulador del crecimiento y el sistema inmune en organismos marinos, aplicado de manera experimental con resultados favorables en el cultivo del camarón y el salmón, principalmente.

Tres décadas de fecunda labor validan la estratégica decisión de fundar el CIGB. Los resultados creados aquí no solo salvan vidas y eliminan enfermedades, sino que con sus crecientes exportaciones contribuyen a la economía del país. El de­sa­fío inmediato radica en obtener nuevos productos innovadores de alto valor agregado en beneficio de la salud del pueblo y llegar a insertarlos en los mercados más exigentes del orbe.

Por: Orfilio Peláez
Fuente: Granma. Disponible en: http://www.granma.cu/ciencia/2016-07-01/simbolo-de-un-asombroso-despegue-01-07-2016-21-07-30