Alice Ball, pionera afroamericana de la química y descubridora del primer tratamiento efectivo para la lepra

Alice Ball. Fuente Women Rock Science

Alice Ball vivió una vida breve pues falleció el 31 de diciembre de 1916 con solo 24 años. Mujer y afroamericana, tuvo que abrir a empellones algunas de las puertas que hasta entonces nadie como ella había abierto todavía. Por ejemplo, fue la primera mujer y la primera afroamericana en obtener un título de máster en la Universidad de Hawái. Y aun así, ese no fue su mayor logro: Ball desarrolló un tratamiento para la lepra que se convirtió en el más utilizado hasta que en la década del 40 se crearon los primeros antibióticos. Tuvieron que pasar nueve décadas luego de su muerte antes de que su trabajo fuese reconocido.

El 24 de julio de 1892, en Seattle, nació Alice Augusta Ball en una familia de clase media. Su padre, James Presley, era editor de periódico y abogado, y su madre, Laura Ball, era fotógrafa. Su abuelo materno había sido un famoso abolicionista y fotógrafo, cuya obra estuvo centrada en retratar a los grandes líderes negros de su época.

A principios de los 1900, Alice y su familia se mudaron a Hawái, donde ella fue al colegio, pero pocos años después, tras la muerte de su padre, volvieron a Seattle. Pasó allí sus años de instituto y se graduó en Química farmacéutica por la Universidad de Washington. Sin embargo, volvió a la Universidad de Hawái y allí se convirtió en la primera mujer y en la primera afroamericana en obtener un título de máster en 1915.

La Universidad de Hawái la contrató como profesora de Química, y de nuevo fue la primera mujer y la primera afroamericana que obtuvo ese puesto. Además, fue en este momento cuando comenzó el trabajo por el que sería recordada muchos años después.

Ball empezó a investigar una cura para la enfermedad de Hansen, más conocida como la lepra, enfermedad infecciosa que afecta a la piel, los nervios y las mucosas. Durante siglos, médicos chinos e indios habían estado aplicando aceite de chaulmoogra, una especie de árbol que crece en Asia, como principal tratamiento, pero con un éxito moderado: por un lado, podía aplicarse sobre la piel, de forma que proporcionaba cierto alivio pero no penetraba lo suficiente como para tener un efecto profundo; por otro, podía inyectarse, pero al no ser soluble en agua, era difícil hacerlo sin causar un importante sufrimiento a los pacientes, que en muchos casos terminaban prescindiendo del tratamiento.

El árbol de chaulmoogra y la placa a sus pies
en honor de Alice Ball. © Universidad de Hawái.

Así que Harry T. Hollman, ayudante de cirujano del Hospital Kalihi, conocedor de la habilidad de Ball como química y farmacéutica, le pidió ayuda para encontrar una solución. Y Ball lo hizo: logró extraer los principios activos del aceite de chaulmoogra, llamados ácido chaulmógrico y ácido hidnocárpico, y con ellos creó el primer remedio soluble en agua y, por tanto, fácilmente inyectable con el que aliviar y tratar a los pacientes de lepra. Solo tenía 24 años, y a causa de la inhalación de gases tóxicos durante su trabajo, enfermó gravemente. Moriría antes de cumplir los 25.

Por desgracia, Ball nunca llegaría a ver su método en aplicación. De hecho, estuvo cerca de sufrir la total usurpación de su trabajo. A causa de su muerte súbita y prematura, otro científico, Arthur L. Dean, continuó con sus investigaciones, publicó los resultados y trató de bautizar el descubrimiento como el método Dean. Fue su anterior jefe, el doctor Hollman, el que se encargó de que el reconocimiento fuese a quien se lo merecía: «Tras una considerable cantidad de trabajo experimental, fue la señorita Ball la que logró resolver el problema. El método es conocido como el método Ball«.

Aunque este método no era una cura, sí fue un gran alivio para los enfermos de lepra, y el único tratamiento efectivo hasta que se desarrollaron los primeros antibióticos para la enfermedad en los años 40. A pesar de ello, el nombre de Alice Ball pasó desapercibido durante décadas hasta que en los años 2000 la Universidad de Hawái lo rescató y le realizó el homenaje que merecía: desveló una placa en su honor junto al único árbol de chaulmoogra que existe en el campus.

Referencias

Fuente:

Rocío Pérez Benavente. Alice Ball, pionera afroamericana de la química y descubridora del primer tratamiento efectivo para la lepra. Mujeresconciencia.org. Disponible: 13 de abril 2025.

Manuel Elkin Patarroyo, soñó desde niño con hacer vacunas para ser útil a la humanidad

Manuel Patarroyo«Yo siempre, desde niño, quise hacer vacunas porque soñaba con ser útil a la humanidad. Este sentimiento de solidaridad me fue inculcado por mis padres»

«Mi proyecto de vida no es convertirme en un millonario, o ser poderoso o famoso, sino resolver lo que quiero resolver. Ese es mi proyecto de vida, el propósito de mi vida,»

Manuel Elkin Patarroyo (1946-2025) es uno de los más importantes investigadores en América Latina. El bioquímico colombiano desarrolló la primera vacuna sintética, segura y efectiva, contra la malaria, enfermedad endémica trasmitida por el mosquito Anopheles gambiae. Su vacuna ha sido probada en más de 40 000 personas en áreas que sufren esta enfermedad como epidemia (Colombia, Venezuela, Ecuador, Brasil y, más recientemente, en diversos países africanos).

Colombiano de nacimiento, nació en la ciudad de Ataco, Colima, hijo de comerciantes, tenía 11 hermanos, de ellos cinco son médicos, una enfermera y una psicóloga. Estudió Medicina en la Universidad Nacional de Bogotá y completó sus estudios al realizar varios viajes a la Universidad Rockefeller de Nueva York, allí se especializó en inmunología y virología. Obtuvo el PhD en la Universidad Rockefeller junto a dos ganadores de Premio Nobel, Bruce Merryfield, quien obtuvo en premio de química y Harry Kunkel el de medicina, ambos en 1984. Al terminar el ejercicio regresó a Bogotá, su interés por la investigación biomédica hizo que fundara un laboratorio que sería luego el Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios en Bogotá, lugar donde se  desarrolló su principal actividad, y que es hoy la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia, FIDIC donde laboran más de 180 personas dedicadas a la investigación a tiempo completo.

A Patarroyo sólo le tomó cuatro años materializar su descubrimiento, pero tardó 6 años en convencer al mundo que su vacuna funcionaba. Manuel Patarroyo no fue un científico cualquiera. Puso la ciencia, su ciencia, al servicio del hombre asediado por enfermedades como la malaria, «una enfermedad de la pobreza». Manuel Patarroyo y su equipo lograron desarrollar la primera vacuna contra la malaria, producida por el Plasmodiun falciparum (SPF66). Cuando la creó, no dudó en donar la patente de su invento a la Organización Mundial de la Salud, tratando de asegurar su uso en beneficio de la humanidad y no de las casas farmacéuticas o el suyo propio.

Sus trabajos, su constancia, su empeño, su lucidez y su inteligencia han hecho de él uno de los grandes científicos del mundo. Luego de alcanzar este logro el investigador donó la patente a la Organización Mundial de la Salud y no obtuvo ganancia alguna por sus resultados. El propósito de su trabajo ha sido que la vacuna pueda ser utilizada por todos, independientemente de su posición económica. Los estudios realizados han demostrado que la vacuna posee una efectividad del 30 al 60 por ciento, y por tanto, podría salvar la vida a más de 100 millones de personas al año (cada año mueren 300 millones de personas por malaria). Muchas han sido las ofertas de firmas farmacéuticas o de importantes instituciones solicitando su trabajo, pero Patarroyo permanece en su modesto laboratorio colombiano.

El mundo científico le ha otorgado a diferentes reconocimientos nacionales e internacionales (más de 50 premios).  Entre los más importantes se puede mencionar el premio de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo en Ciencias Médicas Básicas de Venezuela, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica y el Premio Robert Kock en Alemania. Es doctor honoris causa de varias universidades, entre ellas la Complutense de Madrid, La Laguna de Tenerife y la Universidad Nacional de Atenas. Desde 1991 es Miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid y desde 1996 Académico de Honor de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Galicia. Las publicaciones realizadas en revistas científicas superan el centenar.

El equipo de trabajo de Patarroyo realizó investigaciones en otras muchas enfermedades como las enfermedades infectocontagiosas, la lepra, la tuberculosis y la fiebre reumática.

Aunque el trabajo realizado por Patarroyo y su equipo parece ser riguroso, y los escritos que publicaron fueron concluyentes y no han podido ser rebatidos científicamente, ha existido una controversia en la comunidad científica respecto a la utilidad de esta vacuna. Probablemente el hecho de haberse adelantado a científicos del mundo desarrollado, dotados de mayores recursos y patrocinados por grandes multinacionales, pueda ser la causa de estas enconadas polémicas que existieron en torno al investigador y a sus resultados científicos.

En julio de 2012, un juzgado de Cundinamarca ordenó a Patarroyo detener la captura de más animales de la especie Aotus nancymaae, decisión que fue ratificada temporalmente por el Consejo de Estado colombiano en noviembre de 2013. ​Las denuncias y acciones judiciales contra Patarroyo y Fidic empezaron en 2012 cuando Ángela Maldonado, una administradora de empresas con maestría y doctorado en conservación de primates, demandó a la (Fidic) y a Patarroyo porque, según ella, estaban usando en sus investigaciones no solo micos Aotus vociferans, sino también Aotus nancymaae que según ella eran traídos, de contrabando, desde Perú y Brasil en la otra orilla del Amazonas. En 2014, académicos europeos, emitieron un comunicado criticando el uso de micos no autorizados por parte de Fidic y apoyando la decisión del Consejo de Estado de revocar los permisos que les permitían usar primates en sus experimentos.​ Frente a estas acciones temerarias, mala prensa y acciones judiciales poco claras, Patarroyo y su equipo entablaron varias acciones para demostrar en los estrados judiciales y administrativos del estado colombiano que no han sido traficantes de micos, que no promueven el maltrato animal y que han realizado todos sus experimentos cumpliendo con la Ley y los parámetros internacionales.

A través de una tutela, en 2015 el propio Consejo de Estado autorizó nuevamente a Patarroyo y a Fidic a usar los primates Aotus vociferans y A. nancymae para sus investigaciones científicas. Según la revista Semana, «con ponencia de la magistrada Carmen Teresa Ortiz, quedó claro que, de acuerdo con numerosos estudios, en especial uno muy extenso que publicó en 2013 el Instituto de Genética de la Universidad Nacional en la Amazonia, los micos Aotus nancymaae viven en Colombia desde hace muchos siglos, precisamente en las mismas zonas en las que el Fidic tiene permiso para capturarlos», lo que desvirtuó las denuncias en contra de Fidic y Patarroyo.

Una parte de las investigaciones de Fidic y Patarroyo han sido financiadas con recursos de cooperación internacional, trabajos propios en la formación de profesionales y con recursos estatales de Colciencias. Cifras oficiales muestran que Patarroyo y el Fidic han recibido 21.750 millones de pesos​ durante 25 años de investigación y formación docente.

El científico falleció a los 78 años el 9 de enero del 2025 por un paro cardíaco.

Referencias.
1. A Colombian who created the first safe vaccine for malaria. En: The other look to Colombia. Disponible en: http://www.theotherlookofcolombia.com/patarroyo.html. Revisado: 1 de abril de 2024.
2. Manuel Elkin Patarroyo. En: Wikipedia. Disponible en:  http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Elkin_Patarroyo. Revisado: 1 de abril de 2025
3. Tomás Fernández y Elena Tamaro. «Biografia de Manuel Elkin Patarroyo» [Internet]. Barcelona, España: Editorial Biografías y Vidas, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/patarroyo.htm [página consultada el 1 de abril de 2025].

Profesor Francisco Lancís Sánchez fue un paladín de la ética médica

Resumir la vida del Profesor Francisco Lancís Sánchez en breves palabras se hace muy difícil si se tiene en cuenta su larga y fructífera trayectoria en la vida médica de Cuba y, sobre todo, en la docencia de la medicina legal y de la ética y deontología médica. Por tal razón este artículo sólo pretende esbozar los hechos más significativos de su vida profesional y académica con el objetivo de rendir tributo a su memoria en el centenario de su natalicio y propiciar la reflexión entre los jóvenes profesionales y estudiantes de las ciencias médicas acerca del valor de esta figura paradigmática en la formación de varias generaciones de médicos, entre quienes se encuentra el propio autor de este trabajo de agradecimiento a sus enseñanzas.

Nació el profesor en La Habana, el 13 de marzo de 1906, se graduó de doctor en medicina en la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de La Habana el 29 de junio de 1929 y comenzó su práctica en el terreno de la medicina legal el 1ro. de diciembre de 1933 al ser nombrado médico del Servicio Médico Forense Municipal de La Habana. Pero su gran formación como médico legista y como docente la va a recibir en la Cátedra de Medicina Legal y Toxicología donde ingresó como adscripto, mediante concurso, en el mes de octubre del año 1938.

ANTECEDENTES DE LA ENSEÑANZA DE LA MEDICINA LEGAL EN CUBA

En Cuba, los primeros cursos de pregrado sobre medicina legal los imparte el médico español José de Lletor y Castroverde en el Real Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio de La Habana, a partir del año 1839. Tres años después, en 1842, cuando se produce la gran reforma universitaria, que secularizó la antigua Real y Pontificia Universidad del Máximo Doctor San Jerónimo de La Habana, se creó la asignatura de Medicina Legal y Toxicología, formando cátedra con otras varias hasta 1866 en que se independizó.

No pocas destacadas figuras de la medicina cubana impartieron la asignatura durante los siglos XIX y XX ; pero en estos breves apuntes son de destacar el sucesor del citado doctor Lletor de Castroverde, el doctor Ramón Zambrana y Valdés, sabio médico y humanista, primer cubano que enseñó esta materia y al que se le considera como el precursor de la medicina legal como ciencia verdaderamente constituida; el doctor José Pulido y Pagés, que se destacó en el terreno de la psiquiatría legal; el doctor Tiburcio Pérez Castañeda Triana, que profundizó en el campo de la toxicología; el doctor Jorge Le-Roy y Cassá, quien inició la enseñanza práctica en los laboratorios.

FORMACIÓN DOCENTE DEL PROFESOR FRANCISCO LANCÍS

En el siglo XX, el doctor Raimundo de Castro y Bachiller, Profesor Auxiliar desde 1917, y Profesor Titular al frente de la Cátedra a partir de 1923, da inicio a la transformación de la enseñanza de la asignatura que de eminentemente teórica la convierte en teórico-práctica con la reorganización de los laboratorios de investigaciones, la fundación de una biblioteca especializada, la creación de un museo docente, que aún perdura y, sobre todo, llevar a los alumnos al Necrocomio de La Habana donde, con la colaboración de otra gran figura de la medicina legal cubana, el doctor Antonio Barreras y Fernández, su director, lograron el acceso de los educandos a las demostraciones prácticas de las necropsias médico-legales.1

Es en este medio donde trabajará y se formará como docente universitario el doctor Francisco Lancís, al lado de su maestro, el profesor Castro y Bachiller, con razón considerado como el creador de la Escuela Cubana de Medicina Legal. No obstante, su vocación como docente comenzó a manifestarse mucho antes de graduarse como médico, impartiendo la asignatura de Ciencias Naturales en el colegio Cuba, entre 1926 y 1928, y después de graduado, a partir del año 1930, cuando impartía Física y Química Aplicadas en la Escuela Técnica Industrial de Rancho Boyeros, y Obstetricia Legal y Legislación Sanitaria en la Escuela de Comadronas de la Universidad de La Habana, desde el año 1939 hasta 1957.

Paralelamente continúa el desarrollo de su carrera profesoral en la Cátedra donde es nombrado, como Instructor, también por concurso, en el mes de noviembre del año 1943 y como médico asociado con funciones docentes, en octubre de 1946, nombrado por el Decano de la Facultad de Medicina a propuesta de los tres profesores de la Cátedra.

En el año 1954 realiza sus famosas oposiciones para ingresar oficialmente en el profesorado universitario que trascendieron, entre otras cuestiones, al obtener 100 puntos en cada uno de los cinco ejercicios del concurso-oposición e incluir en el programa que presentó en forma de libro 6 lecciones de Moral o Ética Médica, convirtiéndose desde entonces en verdadero impulsor y símbolo viviente de la ética médica en Cuba.2

SU DECISIÓN AL TRIUNFO REVOLUCIONARIO

Al producirse el triunfo revolucionario del 1ro. de enero de 1959, se inicia un proceso de lucha ideológica en la Universidad de La Habana, que se traduce en la Escuela de Medicina en la renuncia masiva de profesores, excepto un pequeño grupo de patriotas, entre quienes se encuentra el Profesor Francisco Lancís Sánchez. A mediados del siguiente año, asciende a Profesor Titular, jefe de la Cátedra, denominada posteriormente Departamento de Medicina Legal y Toxicología.

Durante este último período se destaca su labor docente, al personalmente dirigir e inaugurar la extensión de la enseñanza de la Medicina Legal como asignatura del currículo de la carrera de medicina en las universidades de Oriente y de Las Villas, y en las sedes universitarias de Matanzas y Pinar del Río, así como en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana y en diversos cursos organizados por el Ministerio del Interior y la fiscalía general de la República.

También dirige la confección del primer programa para la formación de especialistas de Medicina Legal mediante el sistema de la residencia con la óptica, no sólo de formar los especialistas tan necesarios en esos momentos para la extensión de los servicios medicolegales a todo el país, sino de crear la cantera de nuevos docentes que pudieran dar respuesta al incremento de la matrícula en las facultades existentes y en las que se iban creando en las demás provincias del país.

LA TRASCENDENCIA DE SU MAGISTERIO Y SU OBRA CIENTÍFICA

Su trascendencia en la medicina cubana desborda el ámbito de la Medicina Legal. Sus aportes y experiencias de muchos años en materia de Ética Médica, Toxicología y Medicina del Trabajo lo convirtieron en consultor obligado en estas ciencias. Estos aportes se concretaron en distintas publicaciones, tales como el Tratado de Medicina Legal y Toxicología (1946) -en el que colaboró con su maestro el profesor Castro y Bachiller-, sus posteriores libros de texto Conferencias de Medicina Legal (1960); Lecciones de Medicina Legal (1962, 1964,1971 y varias reimpresiones), Lecciones de Toxicología (sin fecha), Nociones de Medicina Legal (1970, 1981 y 1983) y su obra póstuma, el libro Medicina Legal (1999) elaborado con un colectivo de sus alumnos como coautores, dedicó siempre un capítulo a deontología y diceología médicas.1-6

Además, destacadas fueron también sus colaboraciones sobre ética médica, como el libro Temas de Ética Médica (sin fecha), editado por el Departamento de Psicología Médica del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón”, y en otros, tales como, higiene y medicina del trabajo; terapéutica clínica e historia de la medicina.

También publicó varios folletos para la docencia de obstetricia legal y más de 100 artículos científicos sobre medicina legal, ética médica, toxicología, medicina del trabajo e historia de la medicina cubana, publicados en distintas revistas nacionales y de otros países. Entre los trabajos publicados referidos a la ética merecen destacarse: “La Ética dictado supremo de la medicina cubana”, “Importancia de la Ética Médica para el logro del objetivo de convertir a Cuba en una potencia médica mundial” y “La Ética Médica en la formación de los estudiantes de medicina”, los tres aparecidos en 1987.

Por su labor continuada en el campo de la ética médica y por el ejemplo de su limpia vida ciudadana, profesional y profesoral, ya desde el año anterior (1986), al crearse la Comisión Nacional de Ética Médica, había sido designado su presidente, con el pleno reconocimiento de todos los profesionales de la salud cubanos.

Por su meritoria y trascendente labor académica y científica alcanzó también las categorías de Doctor en Ciencias Médicas y Profesor de Mérito del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana, amén de numerosas condecoraciones, órdenes y medallas.

CONSIDERACIONES FINALES

La destacada labor del Profesor Francisco Lancís Sánchez en el terreno de la medicina legal, sobre todo después del triunfo revolucionario, hace que se le considere, con justeza, la figura más destacada de la especialidad en la segunda mitad del siglo XX y, además, como el salvador y engrandecedor de esta ciencia en nuestro medio.

Sencillez, modestia, sensibilidad, dedicación, ejemplo constante son características de la vida del Profesor que todos deberíamos imitar y que lo llevaron a desempeñar la Presidencia de la Comisión Nacional de Ética Médica, desde que fue creada hasta su fallecimiento, el 3 de marzo de 1993.

Fuente: Ponce Zerquera Francisco. El profesor Francisco Lancís Sánchez, en el centenario de su nacimiento. Rev Cubana Salud Pública  [Internet]. 2007  Dic [citado  2025  Mar  17] ;  33( 4 ): . Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-34662007000400015&lng=es.

Shakespeare, ¿falleció de un tumor canceroso en el ojo izquierdo?

William Shakespeare. Retrato de Chandon El fallecimiento de William Shakespeare (1564- 1616) , poco antes de cumplir los 52 años, ocurrió en Stratford Parishpero no fue el 23 de abril según el actual calendario gregoriano, sino en un 23 de abril correspondiente al calendario juliano que estaba vigente en el siglo XVII en Inglaterra y que representa varios días anteriores respecto al que utilizamos actualmente.

Existen diversas versiones acerca de su muerte. Unos dicen que ocurrió después que el poeta, actor y dramaturgo se fuera de juerga y cayera en una estrepitosa borrachera que le produjo altas fiebres, causantes de su deceso.

Otros, hablan de sífilis pues consideran que el autor alude a síntomas de enfermedades de transmisión sexual, y sus tratamientos, en varias de sus piezas teatrales y poemas. Las menciones de «sífilis», como:  «mal de Francia», «dolencia infinita», y otras en sus escritos, parecen indicar que el poeta conocía, quizás por experiencia personal, cómo se manifestaba esta dolorosa enfermedad venérea.

Otra versión de científicos alemanes afirma que, es muy posible que el escritor inglés padeciera de cáncer, específicamente en el ojo izquierdo, lo cual podría haber sido la causa de su muerte.

La última tesis, que se hizo pública por un grupo de científicos alemanes, demuestra que un tumor canceroso en el ojo izquierdo fue la causa de la muerte. A tal conclusión ha llegado Hildegard Hammerschmidt-Hummel, profesora en la Universidad alemana de Maguncia, tras comparar dos piezas, la mascarilla de un rostro y un busto, a fin de saber si realmente ambos correspondían al escritor.

La mascarilla, fechada en 1616, el mismo año de su muerte, se encuentra en la ciudad germana de Darmstadt. El busto, que se atribuye al escultor francés del siglo XVIII Louis Francois Roubiliace, fue donado, por el duque de Devonshire, en 1885, al famoso Garrick Club de Londres, donde aún permanece.

Patólogos, oftalmólogos, forenses y dermatólogos han realizado minuciosas pruebas, incluidos escáneres de las esculturas, utilizando imágenes tridimensionales computarizadas. Los análisis practicados detectaron la presencia de un gran tumor canceroso en el párpado izquierdo que, seguramente, habría sido la causa de la muerte del autor de Romeo y Julieta.

El aspecto real de Shakespeare constituye uno de los grandes enigmas de la historia de la literatura europea.  Sin embargo, la National Portrait Gallery (Galería Nacional del Retrato), de Londres cree haber resuelto este problema por medio de una meticulosa investigación de cuatro años, durante los que se han examinado con rayos X y otros instrumentos científicos seis retratos que aspiraban a representar al escritor. Los expertos de la galería consideran que el auténtico es el que le representa con barba y un pendiente dorado. Esa obra, conocido como el retrato de Chandos, (porque fue propiedad del duque de ese nombre), muestra a un Shakespeare de unos cuarenta años, lo que coincide con la fecha de la pintura, (entre 1600 y 1610).

Lo cierto es que la prueba definitiva, la exhumación del cadáver de la tumba ubicada en el presbiterio de la Iglesia de la Santísima Trinidad de Stratford, Inglaterra, tiene la traba, para algunos, de la leyenda que aparece en su epitafio: «Buen amigo, por Jesús, abstente de cavar el polvo aquí encerrado. Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito el que remueva mis huesos»

Referencias.
1. Un tumor en un ojo mató a William Shakespeare. Disponible en: https://www.elmundo.es/elmundo/2006/02/23/cultura/1140718664.html
Actualizado jueves 23/02/2006 19:18. Acceso 01 de marzo de 2025

2. How Did Shakespeare Die? What the Few Intriguing Clues Tell Us. Disponible en: https://www.biography.com/authors-writers/a60343606/how-did-shakespeare-die- Acceso 01 de marzo de 2025

3. Un nuevo estudio revela que Shakespeare murió de cáncer. Disponible en: https://www.elperiodicodearagon.com/cultura/2006/02/24/nuevo-estudio-revela-shakespeare-murio-48123571.html. Acceso 01 de marzo de 2025

4. Shakespeare’s eye betrays rare cancer. Disponible en: https://www.abc.net.au/science/articles/2006/03/02/1582326.htm. Acceso 01 de marzo de 2025

Primera investigación realizada en Cuba

Los primeros trabajos de investigación llevados a cabo en Cuba en el campo de las ciencias médicas fueron realizados para comprobar la efectividad de la vacunación antivariólica, por el doctor Tomás Romay Chacón, en los primeros años del siglo XIX. Estos experimentos, por voluntad propia del investigador, no se hicieron en el seno de ninguna institución, sino en su hogar o en el de las personas que participaron en los ensayos.

El doctor Tomás Romay Chacón, a partir de los granos de tres niños vacunados nueve días antes en Puerto Rico, comenzó a vacunar en La Habana el 10 de febrero de 1804. Sus primeros resultados los informó en una detallada memoria sobre la introducción y progreso de la vacuna en la Isla de Cuba que leyó en la junta general de la Real Sociedad Económica de La Habana el 12 de diciembre de 1804.

Su notable labor, sin embargo, no puede ser considerada como una verdadera investigación médica en sujetos humanos, pues Romay no estaba ensayando un método original cuyos resultados se ignoraban, sino que ya eran conocidos los beneficios de esta inoculación y él quería, con la aplicación de la vacuna, inmunizar a la población del país contra la viruela.  Pero el doctor Romay quiso además probar la efectividad de la vacuna, para lo cual sí realizó una verdadera investigación en humanos. La misma consistió en inocular pus virulento, proveniente de lesiones de pacientes afectados de viruelas naturales, a cuatro niños vacunados un mes y medio antes y así demostrar si habían alcanzado o no la inmunidad contra la enfermedad por el uso de la vacuna, dos de los cuales eran hijos suyos. Este experimento se realizó el 23 de marzo de 1804.

El resultado de esta demostración fue informado por el doctor Nicolás del Valle y de la Vega, Protomédico Regente de la ciudad de La Habana, al Gobernador General de la Isla, Marqués de Someruelos, y publicado en el Papel Periódico, Suplemento No. 34 del 26 de abril de 1804. En él se expresa que, “el doctor Romay, convencido de un modo incontestable que la vacuna preserva de las viruelas naturales, participa a V. S. que intenta inocular el pus varioloso a algunos niños vacunados y que ejecutó dicha operación en presencia de los siguientes facultativos: Roque Oyarvide, José Bohorques, Bernardo Cózar, Francisco Xavier Córdova y Marcos Sánchez Rubio. Que reunidos estos médicos, sin la presencia de Romay, concluyen que los resultados en nuestro país son idénticos a los obtenidos en Europa hasta el presente”. Estos resultados y otras observaciones de casos no provocados experimentalmente los informará el sabio médico cubano en su artículo “Refutación a los anti vacunadores”.

Este aporte como introductor y propagador de la vacuna fue el motivo justificante para que el Rey de España le concediera el honroso título de Médico de la Real Familia en 1985.

Referencias:
1.  DELGADO GARCIA, Gregorio.  Los Institutos de Investigaciones en Ciencias Médicas y el Tercer Nivel de Atención Médica en Cuba. Cuadernos de Historia de la Salud Pública. [Online]No.95.Ed.Cien.Med. La Habana. 2004. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0045-91782004000100008http://bvs.sld.cu/revistas/his/his%2095/hist0895.htm [Consultado: 22 de febrero 2025].
2.  DELGADO GARCÍA Gregorio. La investigación médica en sujetos humanos en Cuba (1804-1960). En: Delgado García G. Oficiando ante Higea. Cuaderno de Historia de la Salud Pública [online] No. 90. Ed. Cien.Med. La Habana.2001. Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/his/cua_90/his1790.htm [Consultado: 2 de junio de 2007].
3. LOPEZ ESPINOSA, José Antonio. Bio-bibliografía del doctor Tomás Romay Chacón. ACIMED. [Online]. Mayo-jun. 2004, vol.12, no.3 [citado 02 Junio 2007], p.1-1. Disponible en http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352004000300006&lng=es&nrm=iso&tlng=es. ISSN 1024-9435.